viernes, 28 de abril de 2017

ALACK SINNER - de Muñoz/Sampayo


Salamandra es la culpable. -respondió el sujeto. 
Esta editorial ha sacado un tomazo con todas las aventuras de Alack Sinner y yo, que conocía sólo unas cuantas, he caído en ese pozo negro y criminal del que no he podido salir hasta concluirlas. Cinco días de vacaciones memorables. 

Alack Sinner es un expolicía de Nueva York que ejerce de detective privado, y en algunas temporadas hasta de taxista, en esa "ciudad oscura". Su primera aventura, El caso Webster, data de 1974 y la última, El caso USA, de 2006. El cine negro y la novela criminal son los códigos sobre los que se asienta este monumental cómic, pero Carlos Sampayo (guionista) y José Muñoz (dibujante) no se quedan ahí. En las primeras entregas se aprecia una clara influencia de Dashiell Hammett, Sinner es un Philip Marlowe que en El caso Fillmore o El caso Webster desenreda los crímenes de los ricos por cuestiones de herencia o de psicosis. 
Alack charlando con John Smith III en Viet-Blues

Pero según pasan los números, se inicia un viaje sin retorno hacia un drama urbano intimista, centrado en la profundización psicológica del personaje y en una feroz crítica social señalando al racismo, la corrupción política o la injusticia en todas sus vertientes. Ya en el volumen Viet-Blues, Alack se centra más en ayudar a sus amigos que en los típicos casos. Tan es así que aquí encontramos uno de los casos más breves de Sinner. Dura sólo dos viñetas:
   "Por la tarde recibí la visita de un grupo de compradores de cuadros que creían haber sido estafados.
-Pensamos que todos los cuadros son falsos.
Querían que investigara si cierto marchante tenía un laboratorio para falsificarlos. Antes investigué acerca de ellos: eran compradores (a sabiendas) de cuadros robados. Y el famoso marchante, a su vez un encubridor...¿quienes robaban las pinturas? No era asunto mío. Una llamada anónima a la policía y abandoné el caso."
No quiere el detective desviarse de ayudar a su nuevo amigo, el joven músico negro John Smith III.

A partir de Encuentros y reencuentros (1981) definitivamente Sinner ya no es un detective, sino una persona en busca de su propia identidad, que hurga en su pasado y reflexiona en su presente. Recordemos que Alack en sajón quiere decir "¡Ay de mí!" y Sinner en inglés se traduciría como "pecador".

En una entrevista con Eddy Devolder, Muñoz le declara: «Alack Sinner nació de nuestra fascinación por los personajes melancólicos, tiernos y nocturnos. Está moldeado con estereotipos y frases hechas, extraídos de recuerdos de novelas y películas policíacas.»

Las aventuras de Alack Sinner se desarrollaron durante más de treinta años (1974-2006). Inicialmente se publicaron por entregas, entre 1974 y 1977; hasta que los autores dieron un descanso al personaje, para afrontar nuevas series como Sophie e Historias del Bar, en realidad ramificaciones de la primera, con cameos del propio Sinner e incluso de alguno de sus personajes. Retornaron al detective en 1981 con un largo relato de 96 páginas, Encuentros y reencuentros. Y con varios paréntesis intermedios dieron a las prensas Nicaragua (1986), El final de un viaje (1989-1992), Historias privadas (2000) y El caso USA (2006).

Este recopilatorio presenta varias ventajas. La primera y mejor es apreciar la asombrosa evolución no sólo del carácter, sino de la fisonomía e incluso del impulso vital de Alack Sinner. Esto es posible porque los autores se saltaron una de las reglas no escritas de la novela negra: el personaje no envejece. Alack Sinner sí. Cumple años y envejece hasta llegar a ser abuelo y necesitar antiparras. También las historias evolucionan. Van liberándose, perdiendo el carácter narrativo convencional en favor de una narrativa que reproduce el caos de la mente de Sinner, volcado en unas viñetas de carácter onírico y grotesco, con unos habitantes muchas veces deformados hasta el surrealismo.

Otra regla no escrita que se saltaron los autores fue que sacaron a su antihéroe orinando y vomitando, motivo de escándalo en su época. Aunque lo que de verdad hace con asiduidad este detective es beber de lo lindo y recibir golpes, hasta conformar ese rostro entre Richard Burton y Charles Bronson, parecido a "un balón de fútbol magullado."

El tomo ordena las aventuras no por orden de aparición, sino según la cronología vital de Alack Sinner. Así comenzamos por ver sus últimos actos como un joven policía y sus primeros como detective privado: "Indagar significa siempre penetrar en mundos en los que no nos han invitado, y encontrar personas a quienes nuestro oficio ofende e irrita".

Esta evolución personal del detective corre pareja con la de los tiempos que le toca vivir. Las cambiantes épocas quedan reflejadas en las viñetas y no precisamente como un simple telón de fondo: la brutalidad policial de los 70 (Conversando con Joe), las consecuencias de la guerra de Vietnam (Viet-blues), el escándalo de Reagan y la contra nicaragüense (Nicaragua), la razzia de G.W. Bush contra Sadam o los atentados del 11-S (El caso USA), están engarzados en el meollo de las historias.

José Muñoz ha declarado: "Alack Sinner es una mezcla de recuerdos de Sampayo y mío, de cosas que hemos vivido y leído, pero también de nuestra pretensión sobre la dignidad del hombre, de nuestras ambiciones morales y económicas. Alack Sinner no está muy politizado, pero, a diferencia de muchas personas que sí lo están, es un tipo con moral, animado por el deseo de ser honesto, un defecto que se entiende en todos los países del mundo."

De modo que la personalidad de este detective dese
ngañado es uno de los grandes atractivos del cómic. Los otros dos son un dibujo personalísimo de Muñoz -con grandes dosis de expresionismo-  y una crítica social que transcurre por los temas de candente actualidad según la época.


Dos características muy propias del bagaje de un detective adornan a Sinner. Se apoya en un colega que tuvo en la policía -el teniente Martínez, a quien salvó la vida en Vietnam-, aunque se pasan la vida regañándose e incluso se llegan a pegar.
"-El idiota eres tú y estás borracho.
-¿Borracho yo? Hace tiempo que tenga ganas de sobarte la boca con los puños.
-Por fin estamos de acuerdo en algo, amigo ¡Toma!
-El combate apenas duró 15 segundos. Ambos nos dormimos. Me había costado, pero Nick iba a pedir una semana de permiso para ayudarme en el asunto."
Y por supuesto cualquier ocasión es buena para dejarse caer por el bar de Joe. Alack es un tipo lento, pesado y duro como un bulldog. Su lengua es afilada y sarcástica: "¿Cómo está Mr. Sinner? -Depende de la humedad." Es honesto pero cínico; misántropo y solitario pero defensor de los desvalidos. Ya en su segundo caso, El caso Webster, nos confiesa: "Todos tenemos en nosotros mismos a nuestro peor enemigo".

No faltan entre sus aventuras casos típicamente detectivescos. El caso Fillmore, El caso Webster, Él, que es todo bondad, Chispas y El caso USA lo son. Pero siempre atravesados por sus cuitas personales y el apunte sobre la sociedad que lo rodea. El episodio Constancio y Manolo comienza con un "Nunca me he fijado en mis vecinos", para dejar que éstos se apropien del relato. 

En esta aventura se manifiesta otra de las características de Sinner, la tristeza. Enfer es la prostituta negra con la que suele acostarse. Ambos coquetean con el amor, finalmente ella se declara enamorada y por lo tanto le deja. ¿Por qué? se resiste Alack. "Por tu tristeza", le espeta Enfer. 

Sinner deambula por la ciudad, siempre apesadumbrado. "No tenía un motivo claro para hacer algo, y menos aún ganas de trabajar. ¿Por qué se me ocurrió caminar por Harlem?". Así comienza Viet-blues. Ayuda a todo el que puede, a John Smith III, el joven músico que conoce en Harlem; a sus vecinos los Aguirre, vascos exiliados cuyo abuelo sobrevivió al bombardeo de Guernica; a Jorge, un sindicalista nicaragüense del puerto. Pero todo siempre sale mal. El mundo le puede. Sinner siempre es vapuleado. No encaja. Consciente de la corrupción y la injusticia que le rodea no se revuelve contra ellas, no es un revolucionario. Impotente ante la injusticia, se convierte en un estoico, un hombre común, solitario y amargado.
"Llegué cansado a casa. Nadie me esperaba.
Sentí un ingenuo deseo de ducharme. Pero los pensamientos no se iban con el agua. Todo lo sucedido quedaba en mí, amargándome"
Se mueve por una ciudad donde no encaja. Un blanco entre los negros, un anglosajón entre los latinos: un desplazado. 


Hacia la mitad del volumen de Salamandra Grafics aparece el relato "Ciudad oscura", una aventura donde ya la ciudad se apropia de la historia con un Alack Sinner convertido en taxista. Es en este relato donde se aprecia la poderosa y contradictoria trabazón que une al personaje con su ciudad. "Cuanto más violenta se pone la ciudad, más me gusta. Es un sentimiento contradictorio que me permite vivirla, respetar sus códigos, no esperar más respuestas que las que pueda darme. Acompañé a Enfer hasta su casa. Volví a la mía. Echaba de menos mi soledad."

Una soledad sitiada por una ciudad abigarrada, convulsa y violenta, -"¡Qué ciudad! para vivirla habría que eliminar la capacidad de sorpresa!". Del mismo modo abundan las viñetas donde los transeúntes, las noticias de la radio, TV y periódicos nos sumergen en el momento histórico o político de la aventura. Como esta fantástica página que antecede a la viñeta donde Sinner se despierta con la noticia de la muerte de Lennon pegada en la ventana.

Alack Sinner conforma a su alrededor todo un ecosistema vital -los mismos personajes aparecen y desaparecen a lo largo de su vida- cruzado por mil vectores. Puedes analizarlo siguiendo 
las guerras, 
en Constancio y Manolo se evoca la 2ª Guerra Mundial y sobre todo el bombardeo de Guernica. En Viet-Blues, la guerra de Vietnam, en Rehenes el ataque a Pearl Harbour, en Nicaragua, la contra sandinista, en Historias Privadas la guerra de los Balcanes y en El caso USA, la guerra del Golfo y los atentados del 11-S.

o las músicas 
(no olvidemos que Sampayo es crítico de jazz), su comienzo como detective Conversando con Joe está amenizado con Cheryl blues, de Charlie Parker que Alack pincha reiteradamente en la gramola. En Encuentros y reencuentros suena "United" de Wayne Shorter, mientras que John Smith III llega a tocar con Gato Barbieri...casi cada episodio tiene su banda sonora.










Wayne Shorter suena en Encuentros y Reencuentros


Dory Previn cantando "Brando" en Constancio y Manolo










En Chispas suena Bye, bye Blackbird, de Charlie Parker


Muchas son las cosas admirables que tiene Alack Sinner. 
La densidad que cobran sus relatos. 
Item 1.- En "Constancio y Manolo" está el joven vasco con el negocio del boxeo y sus mafias, las calles con los carteles de las elecciones Carter-Reagan, el vecino dominicano que siempre está borracho y aporreando la puerta que no quiere abrir su mujer, los recuerdos del abuelo de Manolo sobre el bombardeo de Guernica....
Item 2.- En La vida no es una historieta, baby...”, Alack es contratado por el dueño de un diario para investigar una fuga de información política en la que terminan implicados los servicios secretos de EEUU. Pero el episodio cobra un nuevo y magnífico significado cuando los propios autores aparecen como personajes en esa Nueva York de Alack Sinner, para documentarse. El círculo se cierra cuando allí conocen a Alack Sinner y le confiesan que tiene el mismo nombre y profesión que un personaje suyo y por supuesto le acompañan en el caso. Lo mejor es la paradoja que se produce al actuar los autores como unos verdaderos pardillos y ser el propio Alack quien les oriente en esa nueva realidad.

Item 3.- En "El caso USA" se enredan el pasado de Alack, en la figura de una antigua amiga que le pide ayuda, su propia familia, varios mafiosos enfrentados y varias agencias de seguridad nacional. Casi ná.
Su esplendor oscuro y turbador




























Su sostenido compromiso político e ideológico.
Ya aparece en el primer episodio, Conversaciones con Joe, cuando Alack refiere su época de policía y recibió la visita del superintendente, para recalcarle la importancia de plegarse a "la realidad" de la corrupción:
"...me hace preguntarme: ¿Se trata de un ingenuo mongoloide o de un simple hijo de puta?... Es sólo curiosidad, yo no soy quién para juzgarle...Únicamente le pido que abandone su actitud. Le parecerá ridículo que se lo pida yo personalmente. Llevo 40 años en la policía y tengo un limpio expediente ¿sabe por qué? Porque siempre he aceptado la realidad."
Y llega hasta el último episodio, El caso USA, cuando Sinner expone una conversación entre Altos Representantes de la Seguridad Nacional.
"Interesante lo de los suicidas. Una nueva tipología de terrorismo. Debemos empañar esta información, simplemente...Al menos por ahora. Hay 15 agencias en este país, todas de un patriotismo indiscutible. Unas opinamos que la estabilización es el camino justo. Otras piensan que el caos crea movilidad ¿cómo explicarlo? Social y económica." 
"A propósito, ¿Como están tus acciones de petróleo? -A la espera. Puedes comprar. Subirán como la espuma."

Imposible comentar todo lo que nos ofrece Alack Sinner.
Mejor es leerlo y disfrutarlo.

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