jueves, 9 de febrero de 2017

PAISAJES después de la BATALLA - de Juan Goytisolo








Paisajes después de la batalla es una novela fragmentaria con un protagonista tan patético como errático. Un hombre en medio del caos; un don nadie perdido en una sociedad de masas que le ignora.

Mientras todo a su alrededor bulle, en el parisino barrio de El Sentier, sus actividades más habituales son callejeos maniáticos, coleccionar recortes de prensa, practicar el onanismo con perros, acudir a extravagantes asambleas semiclandestinas, sumar intentos para seducir jovencitas, redactar perversas fantasías epistolares, escuchar indiscretamente las conversaciones de su mujer y leer con fruición poesía sufí.
¡QUÉ VERGUENZA!
Mientras la proclamación de la ley marcial en Varsovia barre brutalmente, de un plumazo, la noble aspiración popular a un socialismo justo y humano, nuestro héroe se lima egoístamente las uñas. Mientras la policía y fuerzas represivas guatemaltecas eliminan metódicamente a los democratacristianos de izquierda, nuestro héroe bebe un sorbo de agua mineral, se fuma un porro y descarga la vejiga en el lavabo. Mientras cincuenta millones de chinos se reponen penosamente en los hospitales del enorme batacazo sufrido al emprender el gran salto adelante, nuestro héroe planea imaginariamente en un parque atestado de niñas retozonas. Mientras las multinacionales gringas extienden sus tentáculos por Latinoamérica y chupan ávidamente la sangre de sus venas abiertas, nuestro héroe redacta una nueva y aún más indecente carta a las gemelitas." pag 198
Pero ya nos había avisado el autor, en una entrevista, cuando presentó el libro allá por 1982:
"Con los años me he vuelto más escéptico y sin duda mucho más irónico. Así que veo un poco en broma las ideologías, los discursos de todo tipo con que nos bombardean los medios de comunicación, y, también y sobre todo, el propio pasado político."
Esperanza y Desesperanza, 1977 -Eduardo Arroyo-
La novela se conforma sobre la base de tres rompecabezas. 
       Por una lado el autor utiliza la técnica del collage. El esquema narrativo de la obra consta de 78 piezas o episodios donde igual aparecen recortes de prensa, como anuncios eróticos, cartas pornográficas, notas manuscritas a su mujer, un manual del perfecto terrorista e incluso una de las profecías de Nostradamus. 

      Un verdadero palimpsesto, tan paradójico y contradictorio como su protagonista, otro rompecabezas. Un tipo que parece flotar como un detritus indiferente en la corriente de los tiempos. Ermitaño, anacoreta, recopilador-amanuense de fantasías erótico-apocalípticas, pedófilo, grafómano, terrorista extraviado. Se trata de un ser doblemente exiliado, tanto de su país como de su tiempo, al que no le gusta el París de prestigio y culto; sino que "le atrae -y responde a sus gustos lamentablemente groseros- el París alógeno, poscolonial y barbarizado de Belleville o Barbés. Un París que no tiene nada de cosmopolita ni culto, sino iletrado y meteco." p.150

En la entrevista referida, Juan Goytisolo ya señalaba: "Tú no puedes contradecir Paisajes después de la batalla porque en él están todas las ideas y al mismo tiempo la negación de estas ideas. Es la duda total. Es enseñar al lector a dudar”.
 "Camino por un paisaje de ruinas ideológicas: bustos destrozados, estatuas caídas, columnas rotas, resto de arquitrabes y frisos devastados por algún cataclismo, quizás una súbita y feroz invasión. Eruditos y arqueólogos excavan minuciosamente el terreno, calan la histórica superposición de estratos, ahoyan al pie de monumentos enterrados, exhuman las bases del materialismo dialéctico, recuperan profecías y dogmas de inapreciable valor. " pág 212
En el episodio titulado REFLEXIONES YA INÚTILES DE UN CONDENADO leemos una especie de resumen: "lances y aventuras de una autobiografía deliberadamente grotesca, de la minuciosa exposición de las ideas cliché de la época que configuran poco a poco el mapa universal de la idiotez".
Cine Rex, en El Sentier -París-

       Finalmente, el tercer rompecabezas es sociológico. El omnipresente barrio de El Sentier es tan protagonista como ese Reverendo que, ataviado con gabardina y sombrero, acecha a las tiernas niñas en los parques. Uno de los episodios se titula EL SENTIER y está curiosamente redactado como una descripción de sucesivas capas geológicas que allí se han ido depositando: portugueses, españoles, árabes, bereberes, paquistaneses, afganos.
"Si se cansa de hacer el turista, va a alguno de los cafés del bulevar donde suelen darse cita los numerosos grupos exiliados, revolucionarios o contrarrevolucionarios, acogidos a la amalgama y anonimato de la barriada." pág. 129
El Sentier es una fotografía de la época que, en su clarividencia, revela también la nuestra: emigración, multiculturalismo, resistencia nacionalista al extranjero, crisis económica y medioambiental, manifestaciones sociales del descontento. Uno de los episodios se titula precisamente Paisajes después de la batalla:
"El barrio ofrece un aire desolado: la huelga general indefinida de los obreros clandestinos de la confección, sus manifestaciones violentas para obtener la regularización de sus documentos de trabajo, los conatos de incendio de los grupos autónomos anticapitalistas, los choques cada vez más frecuentes entre comandos de protesta contra el genocidio del pueblo oteka y brigadas de autodefensa de las milicias patrióticas de Charles Martel han provocado el cierre masivo de los comercios y la supresión casi completa del tráfico." pág 257
El barrio es la metáfora. "El microcosmos del Sentier, el microcosmos de su propia vida se prolongan sin saberlo en un estado de angustiosa precariedad: el de una sentencia capital provisionalmente suspendida."(p.111)  El protagonista callejea peri-patéticamente por una ciudad irreal. Uno de los episodios se titula EN EL PARÍS DE TRAYECTOS QUE SE BIFUCAN, donde se lee: "Examinar el plano del metro es ceder al recuerdo, evasión, desvarío; abrirse a la utopía, la ficción y la fábula."
Rue du Faubourg Pissonnière -París-








A un lector poco atento el mensaje le sonará confuso. El protagonista es un ser innoble y hasta perverso: "El sufrido lector de esta narración confusa y alambicada tiene perfecta razón en plantearse una serie de preguntas sobre sus silencios, ambigüedades y escamoteos." (p. 221). Goytisolo practica un humor extravagante y desengañado; es capaz de defender todo y atacar todo, de forma que no es baladí la cita de Bouvard et Pecuchet que elige para abrir el libro:
"Pusieron en duda la probidad de los hombres, la castidad de las mujeres, la inteligencia del gobierno, el buen sentido del pueblo, finalmente minaron los cimientos."
¿Y cuál es la batalla?
Publicada en 1982, el autor recoge todavía los vientos de la reciente muerte del dictador Franco; pero de forma inaudita relata una sociedad que llega hasta nuestros días. "Ruinas vestigios escombros de una próspera civilización arrasada", leemos en el episodio LA CIUDAD DE LOS MUERTOS. Una sociedad con las ideologías gastadas y las expectativas cercenadas por una permanente crisis económica y el ensimismamiento de los nacionalismos; que se dedica a acumular capas y capas de desahuciados y excluidos. La novela es como una parca grotesca que te da a elegir la batalla que quieras, la ficticia del exterminio del pueblo oteka, la crisis de los refugiados, los desastres naturales, el rearme nacionalista o el holocausto nuclear. Al final lo que queda de esta sociedad occidental es un hombre incomunicado, estúpido, apático e insolidario, dedicado a sus pequeñas ruindades. De forma harto burlesca Goytisolo llega a hablar del ideal de una sociedad disneyniana.
Páginas del libro


El anhelo del autor de "ponerme en tela de juicio a mí, al personaje y al lector", le lleva a utilizar las herramientas de la metaliteratura. Ya hemos visto más arriba como apela al "sufrido lector"; pero en la parodia de estos tiempos que el autor imagina, no se olvida de sí mismo; incluyéndose en su obra, como Velázquez en Las Meninas. Todo el mundo está invitado a esta feria abominable y ese requerimiento hacia el autor, el personaje y el lector, se vislumbra con claridad en el episodio titulado SU VIDA ES SUEÑO. Allí se nos relata cómo el grafómano-amanuense es secuestrado en su apartamento por un  banda de ¡maricas rojos!, que le obligan a escribir sobre sus actos y pulsiones más secretos: las cartas a las niñas, las pintadas en defensa del pueblo oteka, los artículos científico-apocalípticos, el espionaje sobre su esposa... el libro entero del que el protagonista se sale justo cuando lo está acabando para verlo/verse desde fuera.

"...saludando alborozadamente al público: reír reírte de ellos: escribir escribirme: tú yo mi texto el libro
yo: el escritor
yo: lo escrito
      Lección sobre cosas territorios e Historia
      fábula sin ninguna moralidad
      simple geografía del exilio"    (p. 265)
Cerrando de este modo esa especie de cinta de Moebius donde el protagonista de la novela emerge de entre sus páginas para coger el libro y releer lo escrito.
SU VIDA ES SUEÑO
"Nuestro desdichado héroe relee lo escrito y escucha indiferente los latidos de su corazón revelador. El texto que acaba de redactar no le satisface en absoluto; como advertirán sin duda sus celadores, se trata de una nueva y ociosa tergiversación. A medida que expone sus pensamientos y obsesiones se siente acuciado por la ineludible pregunta: ¿será él o yo quien se expresa? Su vocación de amanuense le ha llevado a asumir la paternida de la copia e, insidiosamente, confundirse con el autor: las elucubraciones cientifíco-grotescas sobre la humanidad futura, ¿son obra de su musa o de ese escritor huraño y a todas luces antipático que las divulgó en El País?; la dificultad de vivir, comunicar con los demás, adaptarse a las normas y actuar conforme al llamado sentido común, ¿es propia del narrador o corresponde simplemente al personaje? Víctima de este incesante acoso, nuestro héroe contempla la panorámica de tejados grises a través de la ventana de su estudio con expresión de perplejidad. Un repaso a las ciento setenta páginas de su manuscrito descubre la existencia de un ser fragmentado: ideas, sentimiento, libido tiran por diferentes caminos, el desdichado cronista de su vida ha sido incapaz de aglutinarlos. Hojear su relato acuciado por la premura del tiempo es un lancinante ejercicio de irrealidad: al final, ya no sabe si es el remoto individuo que usurpa su nombre o ese goytisolo lo está creando a él." pág 250
La fête du livre -Eduardo Arroyo-





























_P. D. ___________________________________________________________
TRES FLASHES BURLESCOS

1.- El Reverendo (que es como firma sus anuncios) intenta atraer a las niñas. Lleva como cebo un ratón blanco que le sale por la manga y que él aprovecha para incitarlas a acariciarlo. No es difícil relacionarlo con el Reverendo Hodgson y el ratón que imaginó corriendo delante de la pequeña Alicia. Pero en su epílogo, Julián Rios lo relaciona también con la acepción de raton en el argot francés: un término injurioso para designar a los árabes norteafricanos. 

2.- No me resisto a subrayar una escena que resume todos los aspectos bufos de la obra. La podría haber filmado el mismísimo Fellini. En una de sus fantasías logra el contacto con una jovencita; pero ésta adopta el papel de dominatrix y le obliga a colocarse desnudo a cuatro patas, con una zanahoria metida en el culo. En el momento en que la golfilla le hace besarla los pies, sale por sorpresa todo un conjunto de derviches danzando, con las faldas al vuelo, mientras un maestro sufí le recita el sentido de Unidad entre cada cosa y el Universo. ¡!

3.- REFLEXIONES YA INÚTILES DE UN CONDENADO
"Mi ideal literario: el derviche errante sufí.
Un hombre que rehuye la vanidad, desprecia las reglas y formas exteriores de conveniencia, no busca discípulos, no tolera alabanzas. Sus cualidades son recatadas y ocultas y, para velarlas y volverlas aún más secretas, se refocila en la práctica de lo despreciable e indigno: así, no sólo concita la reprobación de los suyos, sino que provoca su ostracismo y condena. Tras las máscaras y celajes de la escritura, la meta es el desdén: el rechazo orgulloso de la simpatía o admiración ajenas será el requisito indispensable a la alquimia interior operada bajo el disfraz de una crónica burlona y sarcástica, de los lances y aventuras de una autobiografía deliberadamente grotesca, de la minuciosa exposición de las ideas cliché de la época que configuran poco a poco el mapa universal de la idiotez." pág 252

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