miércoles, 12 de octubre de 2016

NOSTROMO - de Joseph Conrad














-El fracaso de un triunfador.-
Quizás es el propio Conrad quien mejor resume su novela cuando hace hablar al joven Decoud, ocioso y afrancesado, sobre la vida y circunstancias del ficticio país latinoamericano de Costaguana:
"-Imagínense un ambiente de ópera-buffe en la que todo lo cómico de políticos teatrales, bandoleros, etcétera, etcétera, todos sus ridículos robos, intrigas y asesinatos se llevan a cabo con absoluta seriedad. Es divertidísimo, la sangre corre sin parar y los actores creen que están influyendo en el destino del universo. Por supuesto, los gobiernos en general, todo gobierno sea de donde sea, es algo exquisitamente cómico para una mente perspicaz; pero verdaderamente nosotros, los hispanoamericanos, nos pasamos. Ningún hombre de mediana inteligencia es capaz de tomar parte en las intrigas de une farse macabre." pág 146
De este modo el marinero autor se enrola en la aventura de poner en pie todo un microcosmos perfectamente articulado en lo político, económico, social e incluso geográfico (esa montaña del Higuerota que aísla la región de Sulaco y representa el poder de la naturaleza): un país entero; con todos los tics de las jóvenes y revolucionarias repúblicas hispanoamericanas: constantes guerras de facciones, corrupción política generalizada, baños de sangre periódicos y pobreza supina. Todo ello sin olvidar al tío Sam, moviendo los hilos desde la distancia para controlar el negocio más lucrativo de la zona, la mina de plata de Santo Tomé. 
Holroyd, el socio capitalista de Gould, proclama el destino de los Estados Unidos: “Lo dominaremos todo: industria, comercio, derecho, periodismo, arte, política, religión, desde el Cabo de los Hornos hasta el estrecho de Smith, y más allá incluso, si algo merece la pena en el polo Norte. Y entonces tendremos la oportunidad de hacernos con las islas y los continentes más remotos de la tierra. Manejaremos los negocios del mundo, quiéralo o no el mundo. El mundo no puede evitarlo; ni nosotros tampoco, diría yo”.
Las 150 primeras páginas trazan con mano maestra las interrelaciones de este ecosistema. Cada personaje posee un carácter tallado a fuego que determinará su destino. Es el marchamo de Conrad como escritor. 
Charlie Gould, rey in pectore de Sulaco, costaguanero de origen inglés que administra la concesión familiar de la mina de plata y tiene el sueño de que esa riqueza, la principal del país, sirva también para civilizarlo. Doña Emilia Gould, primera dama de Sulaco y el doctor Monygham, su secreto admirador. Don José Avellanos, ilustre diplomático, y su hija Antonia, enamorada de Martín Decaud; periodista afrancesado, cuyos ideales juveniles se confundían con la vanidad hasta que la revuelta de los militares enciende su ardor patriota y lucha por la independencia. El italiano garibaldino Viola que regenta el hostal, el general rebelde Montero, el traidor Sotillo o el aterrorizado judío Hirsch que, buscando negocio, acaba vapuleado entre los dos bandos. Toda un ecosistema social que salta por los aires en la parte central de la novela, con la revuelta militar de los hermanos Montero y el asalto a Sulaco para aplastar el conato de independencia.
El puerto de Sulaco según John Box


















La novela se conforma como una extensa galería de caracteres intrépidos en un entorno político y social muy volátil... y, siempre, con Nostromo al fondo:  "el arrogante capataz de cargadores, el hombre indispensable, el probado y leal Nostromo, el marinero mediterráneo, desembarcado por casualidad en Costaguana para probar fortuna".  Un capataz mujeriego, tan envidiado como temido, pero con un inmenso carisma entre sus gobernados. Hombre de probada valía y lealtad sobre el que, en el momento culminante, recaerá la suerte de todo Sulaco. Nostromo es el Tom Doniphon de El hombre que mató a Liberty Valance, un secundario hecho de una pieza sobre el que, finalmente, gravitará todo. En él se cumple el carácter de los héroes conradianos: "todo aquel que establece un vínculo está perdido".

Conrad es un autor que desarrolla como nadie el temperamento de sus personajes. La vida azarosa que suelen transitar la afrontan con un puñado de convicciones irrenunciables. Así lo podemos ver en Kutz, Gaspar Ruiz, Charles Gould o en este Nostromo que el propio Conrad define en el Prólogo.

"En la firmeza con que se agarra a la tierra que hereda, en su imprevisión y generosidad, en la prodigalidad de sus regalos, en su vanidad varonil, en la oscura conciencia de su grandeza y en su entrega leal como algo desesperante y desesperado en sus impulsos, es un Hombre del Pueblo, la propia fuerza del pueblo, sin envidia; que desdeña dirigir, pero gobierna desde dentro" 
En el mismo Prólogo donde el autor nos refiere el origen de la novela:
"De hecho en 1875 o 1876, siendo muy joven, en las Antillas, o más bien en el Golfo de México, pues mis contactos con tierra eran breves, escasos y momentáneos, oí la historia de un hombre del que decían que había robado él solo un cargamento de plata en algún lugar del litoral de tierra firme durante los disturbios de una revolución". 
"Un granuja roba gran cantidad de una mercancía valiosa, eso dice la gente. Es verdadero o falso, pero en cualquier caso no tiene ningún valor en sí mismo. Inventar un relato pormenorizado del robo no me atraía, porque al no ir mis talentos por ese camino no creí que el esfuerzo valiera la pena. Fue sólo cuando se me ocurrió que el ladrón del tesoro no tenía por qué ser necesariamente un consumado sinvergüenza, que hasta podía ser un hombre de carácter, actor y posiblemente víctima de las cambiantes escenas de una revolución, fue sólo entonces cuando tuve la primera visión de un borroso país que iba a convertirse en la provincia de Sulaco con su elevada y sombría sierra y su neblinoso campo como mudos testigos de los acontecimientos provocados por las pasiones de hombres miopes para el bien y el mal." 
Veremos a Nostromo triunfar en cualquier empeño social y profesional, para finalmente fracasar en el más íntimo y personal. Él mismo se considerará un traidor a sus ideales, al convertirse en prisionero de un etéreo tesoro.

Para subyugarnos con una personalidad como la de Nostromo, Conrad ha tenido que crear todo un mundo a su alrededor, Sulaco, la provincia Occidental de Costaguana. Lugar donde se ubica la mina de plata Santo Tomé, la primera riqueza del país, y que propicia los sentimientos independentistas de su población.
Diseño de John Box para la adaptación de Nostromo que preparaba David Lean antes de morir



Toda la vida de Sulaco gira alrededor de la mina gobernada por Charles Gould y justo cuando los Montero se rebelan, uno de sus más grandes cargamentos de plata se convertirá en la moneda que decida la contienda: Si los Montero se hacen con él aplastarán la independencia.

En tiempos de aflicción, Nostromo será el único hombre capaz de concitar la resolución y la lealtad necesarias para salvar la plata de Santo Tomé y proteger el futuro de Sulaco. Pero ¿Será su integridad tan incuestionable como todos creen? Nostromo es un seductor y se embarca en la aventura no por lealtad, sino para acrecentar su propia reputación. El viaje por mar que realiza en plena noche, en una gabarra, con el cargamento de plata, es una de las escenas más absorbentes e imborrables de la novelística conradiana.


La estructura de la novela es muy compleja. Mientras que la primera parte se recrea la historia y personalidad de cada personaje (sobre todo la de Charles Gould), la parte central se extiende sobre los dramáticos acontecimientos en que las fuerzas rebeldes asaltan la ciudad y el cargamento de plata es evacuado en secreto hasta unas islas cercanas. Esta parte es la más dinámica y extensa de la novela, siendo así que los hechos que relata sólo ocupan tres días y sus noches. Me ha llamado poderosamente la atención la tremenda elipsis que se produce para llegar a la parte final. Estamos en plena Revolución de los Montero, el partido negro contra el partido blanco, cuando de pronto el capitán Mitchell se pone a contar a una visita todo el desenlace y el triunfo de la Independencia. Es en ése momento cuando todas las acciones previas se convierten en leyenda y a partir de ahí ya Nostromo es un fracaso.
Diseño de producción de Jim Box

















En la narración se combina la tercera persona de un narrador omnisciente con el relato en primera persona de alguno de sus personajes. Otra forma de dar a conocer ciertos acontecimientos es a través de las cartas que escriben sus personajes.

Novela a la vez psicológica y sociopolítica, en ella encontramos tanto la lucha política enconada, el imperialismo de los Estados Unidos y la ceguera de la tiranía; como diversas formas de heroísmo y sacrificio personal en aras de un ideal o incluso del honor. Sin olvidar el coraje y la traición. Una novela pesimista que habla del progreso como explotación de pueblos y territorios. Una constante en la novelística de Conrad.
















En la novela funciona mejor Sulaco como metáfora de la sociedad, que Costaguana como metáfora de la república. Mientras que la primera es sutil y compleja, pletórica de juegos y vaivenes políticos, económicos y sociales; la segunda es más esquemática, ciñéndose a sus consecutivos dictadores: Guzmán Bento antes y el actual Gobernador-Dictador Ribiera, al que se han concedido poderes especiales para que organice la paz y el progreso de Costaguana.

Destacaré a cuatro personajes, porque en Sulaco no sólo brilla Nostromo. Allí gobierna Charles Gould que de joven fue un joven disipado en Europa mientras su padre se arruinaba enfrentado a los políticos de Costaguana. Es muy loable el destino que se impone de utilizar la riqueza como agente civilizador.

"A Charles Gould le dolía pensar que nunca más, por mucho que forzara la voluntad, podría pensar en su padre de la misma manera que solía hacerlo cuando el pobre hombre estaba vivo. La imagen viva de su padre ya no estaba en su poder. Esta consideración, que afectaba íntimamente a su propia identidad, le llenaba el pecho de un deseo, triste y airado, de acción. En esto su instinto no le engañaba. La acción era consoladora. Es enemiga del pensamiento y amiga de las ilusiones halagüeñas. Sólo en el ejercicio de nuestra actividad podemos encontrar la sensación de dominar a las Parcas. El único campo para la acción era evidentemente la mina. A veces era imperativo saber cómo desobedecer los solmenes deseos de los muertos. Tomó la firme decisión de que su desobediencia (a modo de expiación) fuera lo más completa posible. La mina había sido la causa de un absurdo desastre moral; había que convertir su explotación en un serio triunfo moral. Se lo debía a la memoria del muerto." pág. 74-75
También Martin Decoud posee el fulgor de un personaje memorable. Asistimos a la transformación de un diletante en un notorio conspirador. No dudará en acompañar a Nostromo en su travesía más desesperada hacia las islas Isabelas. Del mismo modo el asesor José Avellanos, un prohombre de la patria que sufrió cárcel y tortura en los años de la dictadura de Guzmán Bento y que es autor del libro Historia de Cincuenta Años de Desgobierno, libro inédito porque sus galeradas terminaron “disparadas por trabucos cargados con puñados de tipos de imprenta”. Era un federal que odiaba a los liberales: “Las palabras, para uno tan familiares, tienen una acepción de pesadilla en este país. Libertad, democracia, patriotismo, gobierno: todas ellas tienen un regusto de locura y crimen. ¿No es verdad doctor?” le pregunta a su amigo Charles Gould.
Un clásico.





Nave Sulaco, en Aliens

P.D.
Los ecos de la novela, escrita en 1.904, llegan hasta nuestros días. Nostromo es el nombre de la nave donde transcurre Alien, el 8º pasajero. En la secuela, Aliens  (James Cameron), también aparece una nave llamada Sulaco.

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