sábado, 16 de julio de 2016

El CANDOR del PADRE BROWN - de G. K. Chesterton










Chesterton pertenece a esa estirpe narradores proteicos que todo lo que tocan lo convierten en literatura. En muchos de sus libros y sobretodo en los relatos del Padre Brown su gusto se decanta por el misterio. El padre Brown es un curita bajo e insignificante en el que pocos reparan; como los pequeños detalles que él recoge con pulcritud para resolver los misterios con lógica implacable.

Chesterton se sintió atraído por el catolicismo desde muy joven y en 1922 abandonó el protestantismo, siendo bautizado en su nueva religión por su amigo, el padre O´Connor, modelo de su detective. 
Las historias del cura esconden un puñado de paradojas a las que tan aficionado era Chesterton: siendo el protagonista, el autor no se preocupó de hacerlo simpático a los lectores. Es resabiado y está lejos del porte aristocrático de un Sherlock Holmes. Por otro lado siendo inglés lo concibió católico y papista. Y finalmente, siendo sacerdote de fe inquebrantable, se convierte en la voz de la razón y la lógica ante misterios que suelen imponer de inicio razones sobrenaturales y hasta demoníacas. Ésta es la ironía de Chesterton. Según Borges, "su obra más famosa la constituyen los cuentos del Padre Brown. Cada uno de ellos sugiere un hecho fantástico, que luego se resuelve racionalmente."

Este volumen es el que da a conocer al Padre Brown y consta de doce relatos. En ellos lo más interesante no está en la mera trama, sino en las reflexiones y el comportamiento del cura. A lo largo de las distintas tramas, él mismo tiene la oportunidad de definirse ante el rico, el ateo, el traidor o el criminal.

Más que el misterio le interesa al cura la redención del delincuente. Tal cosa ocurre con su compañero Flambeau. Si este personaje lo contraponemos a Valentin, jefe de la policía de París, podremos apreciar una de las constantes del padre Brown: La idea de que la línea que separa al criminal de su perseguidor puede ser débil y franqueable.

El volumen contiene media doce de relatos magistrales. El que da comienzo al libro es "La cruz azul" y en él Brown perseguirá al gigantón Flambeau, un ladrón de guante blanco que tras poner en jaque a la policía de media Europa termina siendo el mejor amigo y colaborador del Padre Brown. Su paso definitivo a las huestes de Brown será en la cuarta historia, "Las estrellas errantes". En este relato Flambeau aprovecha una representación de una obra de teatro de la Comedia del Arte para robar los diamantes conocidos como "Estrellas Errantes". El relato ofrece un interesante juego entre vida y teatro.

Otro cuento extraordinario es "La honradez de Israel Gow”, donde se conjuga un ambiente de misterio y casi de terror con la historia de un hombre extremadamente honrado. 
En la aventura titulada "El ojo de Apolo", el sacerdote visita las oficinas que Flambeau posee en Westminster. La joven Pauline Stacey aparece muerta en el hueco del ascensor. El Padre Brown acaba descubriendo que ha sido un doble crimen. Dos personas han preparado las cosas para que Pauline Stacey se encamine por sus propios pasos hacia su muerte:
"Entonces, Pauline estaba sola cuando cayó, ¿y se trata de un suicidio?
-Estaba sola cuando cayó -dijo el Padre Brown-, pero no se trata de un suicidio.
-Entonces ¿cómo murió?
-Asesinada.
-¡Pero si estaba sola! -objetó el detective.
-¡Fue asesinada cuando estaba sola! -contestó el sacerdote."
Chesteron era un agudo observador de la psicología humana. "Soy un hombre y, por lo tanto, tengo todos los demonios en mi corazón" declara el Padre Brown. Esto se demuestra en el relato noveno, "El martillo de Dios" y, sobretodo el undécimo, una obra maestra titulada "La muestra de ´la espada rota´"; relato que inspiró a Borges en su narración "Tema del traidor del héroe". Chesterton refiere la historia de St. Clare, sometido a juicio en mitad del desierto y ejecutado para limpiar el honor de Inglaterra y el de la hija de un general. Sus verdugos se conjuran para callar por siempre aunque las estatuas del traidor "entusiasmen por siglos y siglos".

El broche de oro de esta colección es "Los tres instrumentos de la muerte" y plantea un singular enigma. Nadie se explica cómo o por qué alguien ha podido asesinar a un viejecito tan adorable, a un hombre tan alegre y encantador. Nadie se lo explica, excepto el Padre Brown, que descubre la verdad sobre Sir Aaron y sobre su familia. Sus investigaciones le revelan que, en ciertas ocasiones, quienes más parecen afanarse en el bien común ocultan una doble personalidad.

Estilo notoriamente preciso, punzante ironía y dominio de la paradoja. Literatura de quilates.

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