viernes, 13 de mayo de 2016

JULIETA - de Almodóvar

Almodóvar ha conseguido emocionarme con esta película que rezuma emoción y vida.  Una historia que bascula entre Julieta, siempre presente, y su hija Antía, ausente desde hace años. Pero un día Julieta se encuentra con una amiga de su hija que le da noticias. Esto reaviva el profundo dolor por su ausencia y es entonces cuando Julieta quiere sacarlo escribiendo su historia, como si fuese una carta que le escribe a ella. La historia de amor que tuvo con su padre, cómo la tuvieron, cómo vivieron junto al mar y las circunstancias que determinaron una tragedia.

Quizás sea le película menos almodovariana de Almodóvar.  El director deja a un lado el mórbido deseo y la pasión desaforada de muchos de sus personajes para dar paso a un contenido dolor, a un sentimiento de derrota que, sin aspavientos ni exaltaciones, se derrama por toda la cinta. El sentimiento de culpa y los silencios atronan en esta película pausada y conmovedora.


Julieta está presente en cada plano, primero en su juventud (interpretada por Adriana Ugarte) y luego en la madurez (por Emma Suárez). Toda la película se construye alrededor de sus recuerdos, sus alegrías y llantos. Por eso su presencia constante no hace más que aumentar la sensación de vacío; el gran hueco que gravita alrededor de la ausencia de su hija. "Tu ausencia llena mi vida y la destruye" escribe Julieta. Un personaje redondo y de nuevo femenino, como los más emblemáticos de Almodóvar, siempre diestro en perfilar mujeres vitalmente perdidas y rotas por el dolor.



La película tiene ese dulce aroma melancólico de quien escribe para intentar capturar sus recuerdos, reconstruir su memoria y asumir las culpas. El director deja respirar la historia y todo va fluyendo con un palpitante ritmo, íntimo y vital. Las idas y venidas de la vida, la muerte y la depresión cocinadas a fuego lento. Maceradas en un sentimiento de culpa. Desde Volver, no veía al director hurgar de forma tan brillante en el desgarro.

Almodóvar vuelve con esta película al melodrama, pero de forma más contenida que nunca. Escarbando en el dolor y la infelicidad de sus personajes es cuando Almodóvar resulta más seductor y reconocible. Sin duda al éxito de la empresa ha ayudado que el guión se base en tres cuentos de Alice Munro, narradora canadiense, excelsa retratista de la complejidad del alma femenina. "Destino", "Pronto" y "Silencio" se titulan las narraciones en cuestión, siendo este último título el que en principio iba a tener la película. Con ellos Almodóvar logra hilar una historia con gran sensibilidad y buen ritmo que, sin sensacionalismos, nos ofrece un testimonio de culpa y redención.

He de destacar el gran trabajo del director puliendo con mimo cada plano en su gama característica de colores (rojo, azul, amarillo). Los apartamentos donde vive Julieta aparecen atestados de objetos que son verdaderos homenajes a sus referentes culturales (libros, cuadros, posters). La secuencia del tren, en la que Julieta conoce a su futuro marido, está rodada magistralmente y en ella conviven la felicidad de los amantes y el presagio de la tragedia. La casa junto al mar o de nuevo las calles de Madrid que Almodóvar retrata como nadie.

No puedo dejar de subrayar tres detalles magníficos que por sí solos compendian esta cautivadora película. El primero, por supuesto, esa elipsis aguda y poderosa que marca el paso de la joven Julieta a la adulta, con el simple aditamento de una toalla. El segundo es el plano de una foto hecha pedazos y reconstruida con cinta adhesiva; una elocuente metáfora sobre la fragilidad y el sentimiento de culpa. El tercero es el crescendo final donde se descubren las motivaciones ocultas que han dado forma al drama mientras escuchamos la única canción de la película: Chavela Vargas con Si no te vas

Tildado como director de mujeres, el director abunda en ello con unos personajes dolientes que cuentan con unas intérpretes (Emma Suárez, Inma Cuesta y Adriana Ugarte) en estado de gracia. Me ha gustado especialmente Emma Suárez por su capacidad para transmitir emoción en medio del silencio.  

Dolor, pérdida, culpa y rechazo podrían ser las estaciones de tránsito. La redención vendrá por la aceptación y la sinceridad. De nuevo Almodóvar erige una conflictiva relación materno filial. A lo largo de su filmografía nos ha mostrado madres dominantes, castradoras, luchadoras y protectoras. En Julieta nos invita a la intimidad de una relación compleja y dolorosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.