sábado, 5 de diciembre de 2015

El NADADOR en el MAR SECRETO - de William Kotzwinkle












Esta nouvelle de escasas cien páginas es el relato que hace un padre del arduo nacimiento de su hijo. Conocemos a Laski y a su mujer Diane en el momento en que empiezan las contracciones. Lo que sigue es la expresión sincera y profunda de la arrebatadora experiencia que van a vivir juntos.

El autor hace aflorar a la conciencia todo un cúmulo de impresiones, recuerdos y percepciones hasta completar el cuadro total de esa vivencia. El embarazo perseguido, la promesa de plenitud, los dolores, el camino entre los árboles, el hospital, la sala de partos. Un vibrante camino hasta la encrucijada donde confluyen el nacimiento y la muerte.
Como Rosa Regás decía en su artículo sobre esta obra, he leído el libro transportado de emoción:
“Y pienso entonces que William Kotzwinkle, el autor del libro, nos hace un espléndido regalo contándonos cómo entra en el interior de sí mismo; y al tiempo que vive su propia y genuina conmoción es capaz, sin el menor esfuerzo, de penetrar en el interior de la mujer, como en un arrebato primigenio que va siguiendo su curso y poco a poco va conformando la historia de lo que les ocurrió a ambos.”
Dos aspectos me llaman la atención. El narrador es un hombre, pero consigue trasladarnos los pensamientos y emociones de la pareja con inusitada pericia. Sin miedo, nos expone su intimidad con absoluta lucidez. Los pensamientos más fugaces, las imágenes más cotidianas cobrarán una elocuencia siempre emocionante. 
Paradójicamente el autor consigue que una escritura sobre las más íntimas emociones sea de una precisión casi dolorosa. En sus páginas se agolpan dudas, miedos, esperanzas e incertidumbres hasta iluminar un completo cuadro de su conmoción. 

Lenguaje poético, nunca afectado, y contenida emoción se funden en un texto, por momentos, tan doloroso como embriagador. 

El libro fue el comienzo de una colección que la Editorial Navona inició ya hace un año, Los Ineludibles, que a día de hoy cuenta con obras tan señeras como "Golowin" de Jakob Wassermann, "Salvar a Mozart" de Raphaël Jerusalmy o "Una saga moscovita" de Vasili Aksiónov
A la recuperación de esta pequeña joya de la literatura, hay que unir una hermosa edición.

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