viernes, 2 de octubre de 2015

IRRATIONAL Man - de Woody Allen









La fábrica "Disquisiciones filosóficas y existenciales en medio del tráfago", nos presenta un nuevo capítulo de su particular entomología sobre esos bichitos, tan caprichosos como sorprendentes, conocidos como humanos.

Abe Lucas (Joaquin Phoenix) es un profesor de Filosofía que llega a una pequeña Universidad en Rhode Island. Después de una vida de rebeldía, esfuerzos humanitarios y contestación, está extenuado. No cree en nada. Está desencantado con esta "sucia y fea vida", inundada de codicia, mentira y corrupción. Desespera bajo la advocación de Kant y Kierkegaard; pero el ecosistema de esa pequeña Universidad le ofrecerá la oportunidad de reiniciarse.

La película se basa en una paradoja, aunque Allen no hurgue en su oscuridad: cómo un asesinato puede revitalizar una vida.

Después de perderse en los laberintos de la filosofía y la moral, Abe sólo ha conseguido llegar hasta el gollete de su inseparable petaca de whisky. Un callejón sin salida. Ni las sábanas de una profesora casquivana, ni la inocencia de una alumna deslumbrada (Enma Stone) logran rescatarlo. Hasta que, de pronto, una acción, una intuición, un crimen. Su empeño por conseguir un mundo mejor le hará encontrar el motor que le active de nuevo. Asesinar a un juez señalado por prevaricación.

La película se divide en dos partes. Por un lado los escarceos amorosos y charlas (un buen puñado) filosóficas que no hacen más que afirmar la desesperación de Abe. Por otro, la acción revitalizadora de emprender un acto criminal. 

Próximo a cumplir 80 años en el próximo mes de diciembre, el maestro vuelve a escribir con levedad y profundidad, con humor y amargura para mostrarnos sus preocupaciones de siempre: el sinsentido de la vida, la ruina inexorable, las relaciones humanas y la mentira. 

No es una gran película, pero es muy disfrutable. De estilo ligero y casual, se conforma con ser una leve brisa. Lo que nos muestra ya lo hemos visto otras veces y de mejor manera. Teniendo como referentes a Crimen y Castigo y a Heidegger (Abe prepara un libro sobre la relación del filósofo con el nazismo); la película sigue la estela de otras obras mejores y más acabadas, como Delitos y faltas, Match Point o Cassandra´s dream. Películas abonadas a la inquietud existencialista, al crimen y a la culpa.

Me recuerda también a Misterioso asesinato en Manhattan por la pareja de dilettantes, que multiplican sus charlas por las callejuelas de Nueva York, hasta que se tropiezan con un crimen que hace explotar el globo de intelectualidad en que viajan y los golpea contra el suelo. 

Un aspecto en que se nota la distancia entre esta película y las citadas es el desarrollo de personajes. Joaquin Phoenix se embarca en un papel complejo y agradecido, que conjuga consecutivamente lo atormentado y lo vitalista; mientras que el resto de papeles -incluido el de la pizpireta Enma Stone- resultan esquemáticos.

No en balde Allen opina que Phoenix posee una "complejidad intrínseca", que encaja como un guante en el papel. Según el director, cualquier texto o situación que interpreta resulta interesante, gracias a esa complejidad que proyecta de forma tan natural.

Por otro lado, Allen nos vuelve a regalar unas localizaciones maravillosas. En este caso, los hermosos y aristocráticos parajes de Rhode Island, fotografiados por el brillante Darius Khondji.

En esos paisajes amenos y frondosos es donde el director muestra un nuevo contraste, al situar allí una reflexión bastante taciturna sobre la condición humana.
Será durante un paseo por esas espléndidas costas cuando Abe Lucas llega a decir: "Ahora entiendo a Emily Dickinson cuando escribía, ´ebria de aire estoy´"; en contraste con escenas anteriores donde suplicaba agobiado, "tengo que salir a respirar"

No me parece aleatoria la presencia de este verso y de su autora. De hecho la poetisa vivió muy cerca, en Amherst, cruzando la línea entre Rhode Island y Massachusetts.

Quizás por la levedad con que Allen nos plantea cuestiones bien profundas, la película nos invita a centrar su asunto en el azar -sucesos fortuitos con consecuencias de vida o muerte-, la libertad -el profesor cita a Kirkegaard para subrayar el pavor que la libertad produce en el invididuo-, o la mentira -como algo que no tiene cabida en un mundo realmente moral, según Kant-. 
Por mi parte elegiré la poesía como velero sobre el que navegar en lo que Woody Allen llama "la completa aleatoriedad y el sinsentido de la existencia". Del mismo modo que Abe Lucas abandona sus laberintos mentales para encontrar la vitalidad en la acción; así Emily Dickinson anhelaba ir más allá de su intensa vida intelectual y emocional. Dejó escrito,

        "This is my letter to the World                              "Esta es mi carta al mundo
                    That never wrote to Me –"                             que jamás me escribió -"


No hay hora que no merezca un poema. Reproduzco a continuación el que incluye el verso que cita Abe Lucas. Creo verlos, a él y a Emily bebiéndose la vida a borbotones reclinados contra el sol. 


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               Degusto un licor nunca destilado -
               en cálices tallados en perlas -
               ¡ni aun todas las cubas del Rin
               producen semejante alcohol!

               Ebria de aire -estoy-
               pervertida de rocío -
               tambaleándome -  por interminables días de verano -
               desde las posadas del Incandescente Azul.

               Cuando los taberneros echen a la abeja ebria
               de las puertas del Foxglove -
               cuando las mariposas - renuncien a su licor -
               ¡no haré sino beber aún más!

               Hasta que los serafines agiten sus sombreros de nieve -
               y los santos - corran a las ventanas -
               para ver a la pequeña bebedora
               reclinada contra el sol.
                                                                   (c. 1860)



               214
I taste a liquor never brewed -
Fron Tankards scooped in Pearl -
Not all the Vats upon the Rhine
Yield such an Alcohol!

Inebriate of Air - am I -
And Debauchee of Dew -
Reeling - thro endless summer days -
Fron inns of Molten Blue -

When "Landlords" turn the drunken Bee
Out of the Foxglove´s door -
when Butterflies  - renounce their "drams" -
I shall but drink the more!

Till Seraphs swing their snowy Hats - 
And Saints - to windows run -
To see the little Tippler
Leaning against the - Sun -

                                                   (c. 1860)

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