miércoles, 7 de octubre de 2015

El TEMOR del CIELO - de Fleur Jaeggy







"Después que su marido soñara con su enfermedad y se embriagara con ella", reflexiona la anciana Verena en el cuento La vieja vanidosa.  Yo creo que en esa morbosa embriaguez que produce en los personajes la enfermedad, el infortunio o el vacío de sus vidas está la clave de estos relatos.

Todos los personajes de estos cuentos tienen temor del cielo. Pero no es un temor que entrañe bondad. Muchos de ellos son mujeres y subalternas. Todos son ruines y se deslizan con fruición hacia la venganza por sus vidas infortunadas.

Todo el libro despide un aroma de profunda amargura. Para estos personajes la vida es una condena. El primer relato se titula Sin destino y este parece ser el fatum de todas las historias.

En algún lugar leemos, "La felicidad hería como un hierro candente"; porque siempre la encuentran al otro lado, en otros. Y también, "Esa enfermedad que es la felicidad". La felicidad ofende cuando se observa desde la desolación. Y clama venganza.

En Sin destino una mujer pobre tiene una niña. Un matrimonio rico pretende la adopción. Pero la madre opina que no. Por qué, si ella tiene un destino miserable, su hija va a tener uno brillante. Que se joda.
Still life with a figure -Balthus, 1942-

Los gemelos han nacido de una madre muerta. Se han criado en un orfelinato. Han desterrado de su corazón los sentimientos y las emociones. La radiografía de estas vidas es como un puñal de hielo.
"Su casa de origen, así la habían llamado. La casa en la que habían nacido de una mujer muerta. La han soñado. Sentían nostalgia de aquel lugar para ellos desconocido y hablaban de él continuamente. En el orfelinato se imponían el bien y la limosna. Esa limosna que no hace sino perpetuar la miseria. Se habían vuelto salvajes, no sentían afecto por nadie."
En La casa gratuita (subvencionada), todos sus habitantes se encuentran en el arrabal de sus vidas, en el límite con el vertedero vital. El matrimonio Heber son los benefactores: él se cita allí con una joven desahuciada, ella los espía. Todos hacen acopio de sus deseos de venganza.
"También el señor que tostaba almendras salió a la calle. "Están a punto de matarse", dijo con suavidad, y pensó en su hijo. una sonrisa de venganza satisfecha invadió su rostro apacible. Cada cual veía algo de su propio pasado, algo lejano, algo que había sucedido antes de ir a vivir a la casa gratuita. Y esperaban un final. La absolución. La muchacha abrió el bolso, agarró el martillo y golpeó a la señora Heber en medio de la frente. Las ofensas se lavan con sangre.".
Las apacibles pero tumultuosas vidas se vengan de su destino. Cada cual veía algo de su pasado y esperaban la absolución. Limosna económica o emocional que perpetúa la miseria. Todo ello me recuerda una escena de Viridiana*, la monumental película de Buñuel. El señor invita a los pordioseros y éstos se vengan. ¿De qué? De un destino cruel, de falta de oportunidades, de un castigo aleatorio e inmerecido.
Sísifo - de Pavel Miguel Jiménez


El mundo de Fleur Jaeggy es gélido y cruel, de una inteligencia pavorosa. Hay que ser muy valiente para asomarse al pozo oscuro del ser humano. 
Además lo hace con un estilo cortante, acerado. Sus frases son cortas y siempre van a lo esencial. Javier Rodríguez Marcos dijo que en Jaeggy, “desechado todo sentimentalismo, es justamente el frío del ambiente el que otorga valor a los sentimientos cuando estos aparecen: el mismo valor que cobra en una morgue cualquier señal de vida”.

Encuentro en el libro una mirada lúcida e incisiva en busca de lo embozado. Se asoma con valor a la gélida trastienda emocional de esos suizos "serios, educados y amables". En el relato Porzia leemos, "Está allí, inmóvil, como un escorpión durmiendo". Mientras que en Una esposa:

"Es invierno. La nieve cubre el campo e iguala la tierra bajo un sopor terrorífico. Tal vez sólo las verdades últimas pueden aportar felicidad a la campesina Ruegg. Como el paisaje invernal, barrido por una paz angelical y antigua, sus pensamientos están sepultados bajo el hielo. Pensamientos exentos de palabras. Inercia sacra".
Sepultada bajo el hielo anida la venganza por una vida  plena de frustraciones; acerba y esquinada. "Han hecho algunos sacrificios, pero los sacrificios que se hacen no tienen reciprocidad".

En el relato Porzia, la criada con este nombre rumia un sentimiento de culpa y venganza. De niña robó una cruz de madera del cadáver de su madre. 
"Ahora Porzia comprendía. La tenía en el bolsillo cuando la señora Bechtler la había contratado y había notado cómo le golpeaba la madera en el costado. Tenían ambas dieciocho años. Ahora la señora está muerta, y el señor también. Han tenido un accidente de coche. El objeto de madera colocado en las manos entrelazadas de su madre se había vengado. La fe, los objetos de culto siempre son vengativos, pensaba Porzia."
Siendo casi todas las protagonistas mujeres y viviendo la vida como una condena que ni entienden ni merecen; me parece ver este libro como un reverso de los relatos de Kjell Askildsen: éste retrata hombres rabiosos porque la vida les ha traicionado; Jaeggy, mujeres que claman venganza contra una vida acibarada. 




* Viridiana consiguió la Palma de Oro en Cannes, en 1961. El Vaticano tachó la película de "impía y blasfema". Es una sátira contra el idealismo cristiano de beneficiencia que de algún modo obliga a los necesitados a permanecer en su rol, quedando el statu quo justificado. Buñuel se basó en la novela novela Halma, de Benito Pérez Galdós.

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