miércoles, 12 de agosto de 2015

Balkan Blues - de Petros Márkaris










La literatura de género tiene eso, unas pautas fácilmente identificables en las que encajan historias y personajes. No confundir con vacua reiteración. El talento para mezclar los ingredientes suele identificar a un autor. La personalidad del protagonista, el retrato de la sociedad o el momento histórico, el raciocinio especulativo, el mensaje que lanza el criminal. Todo ello hace de un relato de fuste, algo nuevo y apetecible. 

Rebus en Edimburgo, Brunetti en Venecia o Charlie "Bird" Parker en Nueva York nos hacen explorar senderos que se bifurcan en un jardín siempre renovado.

Casi sin pensarlo cojo este libro de Petros Márkaris, seguramente influido por los artículosartículos y artículos leídos las últimas semanas sobre el convulso momento económico de Grecia. Después de tanta economía y tan poca política creo que busco pasear por las calles de Atenas, pulsar su ambiente, escuchar los insultos y los cláxones de su caótico tráfico. El creador del inspector Kostas Jaritos me parece un estupendo medium.
"¡Despierta tío, esto es la globalización! ¿Sabes qué significa globalización? Que todos los muertos de hambre de los Balcanes pueden venir aquí para trabajar por un mendrugo de pan. Y que yo puedo dar el trabajo al que come menos. ¡Esto es la globalización"
Márkaris me enseña que el insulto en Grecia cobra la forma de una mano levantada y con todos los dedos abiertos. También que el griego es un pueblo muy nacionalista y desprecia profundamente a sus vecinos albaneses, rumanos y búlgaros. El libro nos sumerge en otra época también convulsa para Grecia, aunque en contraposición a la actual, el dinero corría por las calles en forma de obras para los Juegos Olímpicos del 2004.
"-Parece que Dios atiende mis oraciones, a pesar de estar ocupado a jornada completa en ayudar a nuestro equipo a ganar el euro, como llamamos a la copa para abreviar, influidos por la moneda.
-¿A Ganar? El euro ha atropellado a Grecia."
Frente al clasicismo de historias criminales como Ingleses, franceses y portugueses..., o La emancipación de Tatiana, y también la de Sonia y Varia donde aparecen crímenes, bajos fondos y mafias; hay dos títulos tan atractivos como experimentales. En De Refilón el plano de la narración está ocupado exclusivamente por pies y manos, que son quienes conducen la acción. En Café batido un personaje nos va conduciendo hacia su autor. Este relato tiene una extraña cualidad abstracta. Un tipo acude a una pequeña y rocosa isla con el encargo de asesinar a una mujer. El entorno, una isla rocosa, y los circunloquios mentales me hacen recordar alguna obra de Patricia Highsmith, como Dos caras de enero.


Cada cuento guarda un atractivo propio. En el primero y más largo Ingleses, franceses y portugueses.... Jaritos investiga la sucesiva aparición de cadáveres en las obras de los Juegos Olímpicos mientras Grecia gana la Eurocopa de fútbol. En sus páginas nos asalta el bullicio de las calles y el hartazgo de los omnipresentes norteamericanos.
"Queríamos organizar unos Juegos Olímpicos y hemos vuelto a los tiempos de la dictadura. Y todo eso porque los americanos nos contagian el miedo al terrorismo como si fuera el sida."
Instalaciones de los JJOO de Atenas en ruinas
La emancipación de Tatiana es el que más me gusta. Están presentes las mafias rusas y la psicología del real socialismo de la extinta URSS introyectados por un pater muy particular.

Suite para flauta y violín es una mezquina historia sobre una pareja de músicos de calle que navegan entre el desprecio y el amor. El juego de prejuicios nacionalistas es tremendo. La vieja Europa de odios y nacionalismos se esconde hasta en los corazones más inocentes.
En uno de los relatos, un mercero griego le grita a un bosnio: "¡Aquí pagamos nuestras deudas. No como vosotros, que nos chupáis la sangre con la ayuda de Bruselas, todo préstamos a fondo perdido. ¡Sois basura!"
Leído hoy nos revela un amargo juego de ironía y sarcasmo.

Sonia y Varia es el más sórdido. Está contado desde el punto de vista de una prostituta rusa esclavizada en busca de redención. 

Jaritos sólo es protagonista en Alemanes, franceses y portugueses... mientras aparece de refilón en Sonia y Varia. Desencantado, intransigente y cabal; sumergido en la realidad más actual y doliente de su querida Grecia, le conocemos de otras novelas, como Defensa cerrada, El accionista mayoritario o Muerte en Estambul

"En Grecia todo va al revés. Nada más permanente que lo provisional y nada más provisional que lo permanente."

MISIÓN IMPOSIBLE: Nación SECRETA - Christopher McQuarrie


Una partida de ajedrez.-
La combinación de un Tom Cruise maduro, conocedor de sus aptitudes y del guionista y director Christopher McQuarrie da como resultado un puro entretenimiento. Buenas dosis de acción, mejor intriga y una dirección competente para que el ritmo no decaiga hacen el resto. 

Tras la potente secuencia de entrada marca de la franquicia llegan momentos duros para la Fuerza Misión Imposible (FMI). El director de la CIA (Alec Baldwin) se encarga de cerrar el chiringuito y dejar al agente Ethan Hunt abandonado a su suerte. Enfrente va a encontrarse al Sindicato, una organización secreta de ex-agentes de todas las agencias del mundo, que quieren subvertir el orden mundial en beneficio propio. Una nación secreta dispuesta a recoger los beneficios de sus acciones terroristas.

McQuarrie es el guionista de Sospechosos Habituales y de Al filo del mañana, así que no me extraña que me hallan llamado menos la atención escenas de acción que el duelo de inteligencia que mantienen Ethan Hunt y el jefe de El Sindicato: dos superespías, entrenados en inteligencia, contrainteligencia, desinformación, etc. Ése es el juego que vindica la película y por eso mismo la escena cumbre no es un asalto o una persecución espectacular, sino una más bien teatral donde los dramatis personae son el jefe de la CIA, el del MI6 y el compañero de Ethan Hunt (Jeremy Renner) como cebo, encerrados todos en una habitación: un juego de inteligencia e ironía, una partida de ajedrez entre viejos colegas del gremio.


El juego de sospecha y traición se acrecienta con la intervención de Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), una agente inglesa que nunca se sabe si está infiltrada en El Sindicato o le sirve. Simon Pegg con su vis cómica completa una función más que notable. 

Parece que es el signo de los tiempos porque Hunt, en esta cinta, se humaniza y el malvado de turno no es un superpoderoso villano sino un espía rebotado con los gobiernos del mundo. Este hecho nos remite a la primera Misión Imposible (la mejor de la saga, ahora junto a esta) y también nos hace recordar al malvado interpretado por Javier Bardem en el Skyfall del último James Bond.
Kasbah de los Udayas en Rabat, faltan las motos bajando por las escaleras

Apreciando la intriga, no despreciaré las escenas de acción: la inicial con Tom Cruise colgando (sin doble) de un avión mientras despega es espectacular, como las persecuciones en coche por las calles de Marrakesh o Casablanca donde se puede admirar la enorme Mezquita Hassan II (la más grande de África) junto al mar o la vieja ciudad fortificada de la Kasbah. Pero vuelvo a quedarme con la secuencia que transcurre en la deslumbrante Opera de Viena, donde Ethan Hunt tiene que resolver un mortal acertijo: cómo desbaratar un asesinato si tienes una sola bala y hay dos sicarios, uno en cada esquina del teatro apuntando al canciller de Austria.
Opera de Viena

domingo, 9 de agosto de 2015

El MONSTRUO de las GALLETAS - de Vernor Vinge











Creo que fue Bioy Casares quien apuntó que los temas en la literatura no pasan de un puñado. La primera de las dos nouvelles que incluye este libro es un ejemplo. Podemos remitirnos a Calderón y su Vida es Sueño para encontrar ese germen que preocupa al ser humano, si es real mi vida o no es más que conjetura.

En la narración "Relato del soñado", Borges lo afrontaba con las armas de la más desnuda fantasía, un hombre que quería soñar un hombre. El propio Bioy en La invención de Morel dejaba traslucir ciertos mecanismos tendentes a crear una realidad totalmente ficticia. Y no quiero olvidar al maestro Philip K. Dick, navegante titánico de esa frontera donde el narrador se enfrenta al resquebrajamiento de su realidad más cotidiana, véase Tiempo desarticulado, Ojo en el cielo o Ubik.

"El monstruo de las galletas" abunda en el tema abstrayéndolo hasta el mero bit. Tan científico como imaginativo. Una de las mejores cosas que tiene esta novela corta es la gradación de la intriga.

Dixie Mae va a estrenar su nuevo trabajo en el departamento de Atención al Cliente de una gran compañía; pero en su primera mañana recibe un obsceno e-mail con pistas e insinuaciones sobre su vida más íntima. Nada conformista con esta circunstancia inicia una investigación por los diversos departamentos de la empresa. Los indicios le obligan a recorrer otros edificios del campus empresarial mientras el misterio se va ahondando. Como la semana de su vida que ha desaparecido de su consciencia. También que en todos los departamentos con los que habla se trasluce la mano del famoso programador jefe, "Mister Hombre del Renacimiento Gerry Reich", todo un demiurgo de la digitalización y la realidad virtual.

Vinge siembra por las páginas varias referencias al Mago de Oz, pero no son las únicas. Cuando los protagonistas elucubran sobre la posibilidad de digitalizar la personalidad, citan algunos de los relatos clásicos. 

-Está el "Dios Microscópico" de Sturgeon.
-Ese estaría bien... ¡que Gerry tenga cuidado, entonces! Pero también  está el "El túnel debajo del Mundo" de Pohl.
-Diablos. Si ese es el escenario, estamos fritos.
-De acuerdo, ¿pero qué te parece el de "Perdido en el Banco de Memoria" de Varley?
-¿Y Darwinia de Wilson?
-¿O "Cerdos en el ciberespacio" de Moravec?
-¿O Mundo simulado de Galouye?
-¿O los cubos de la muerte de Vinge?"

Ahora que se ha generalizado el mensaje preventivo de "este sitio utiliza cookies", seguro que después de leer este relato lo verás de otra manera. 






La segunda nouvelle incluida en el volumen es "Acelerados en el Instituto Fairmont", una aventura en el mundo educativo con un entorno hipertecnológico. La habilidad de Vinge en este caso es fotografiar una realidad muy cotidiana con estudiantes, bicicletas, madres con problemas en el trabajo o ricos y pobres, entreverada con enormes avances tecnológicos: relaciones personales soportadas exclusivamente por realidad virtual, interconexión de todo con todo incluida la ropa o la disposición de medicamentos para expandir la mente y acelerar el aprendizaje.

El conflicto surge  a la hora en que los alumnos han de enfrentarse a un examen sin ningún tipo de ayuda cibernética. La publicidad viral de una superproducción cinematográfica llevará al joven protagonista a un parque totalmente desconectado del exterior.
A este imaginativo planteamiento añade el autor una herramienta tan innovadora como plausible, nodos de red orgánicos biodegradables. 



"El Monstruo de las Galletas" obtuvo los premios Hugo y Locus de 2004; mientras que "Acelerados en el Instituto Fairmont", fue premiado con el Hugo de 2002.

A Vernor Vinge se le puede catalogar dentro de lo que se conoce como ciencia ficción dura. Posee una vasta formación científica, fue profesor de Matemáticas en la Universidad de California y los entornos que recrea su fértil imaginación suelen ser profundos y complejos.
Vinge es famoso por su idea sobre la singularidad tecnológica según la cual llegará un momento en que la inteligencia artificial superará a la humana, hecho cuyas consecuencias no podemos ni imaginar. 
Su última novela es Rainbows End (2006) donde especula con las posibilidades de la informática en el futuro cercano.

sábado, 8 de agosto de 2015

El DECADENTISMO - de Brian Stableford

Goddes on the rocks - Gustave Moreau

























En la semblanza que Bian Stableford hace del Príncipe Zaleski como introducción a los relatos que escribió M.P. Shiel, se incluye  esta somera historia y certera definición del Decadentismo.


"Incluso en Estados Unidos -la nación menos hospitalaria de la tierra para las ideas y los ideales decadentistas-, esa noción tenía algo profundamente atractivo para unos pocos lectores de Poe: algo que tocaba su propia perversión calculada y su íntima falta de moderación. Sus descendientes literarios inmediatos fueron, no obstante, todos europeos, y casi todos franceses, cosa atribuible en parte a que Poe tuvo un genio por traductor al francés, pero sobre todo debida a que Francia estaba situada en un polo cultural precisamente opuesto al de Estados Unidos; era la nación más hospitalaria de la tierra para las ideas y los ideales decadentistas. Francia era el destino de los exiliados decadentistas de la Inglaterra victoriana, desde el pionero del dandismo George Brummell a Algernon Swinburne y las desdichadas amistadas de Shiel, Oscar Wilde y Ernest Dowson. Shiel también les seguiría, durante un tiempo, pero no lograría establecerse allí -los auténticos decadentistas no pueden establecerse en ninguna parte, porque su carácter paradójico esencial les hace encontrar las circunstancias hospitalarias casi tan insoportables como las inhospitalarias- y continuó regresando hasta que la necesidad le obligó a quedarse.
Es significativo que la"combinación de efluvios" que mostró a Shiel el camino hacia la nube Cucolandia a principios de la década de 1880 no diera fruto literario durante una decena de años. Aunque Baudelaire se convirtió en espíritu dominante de un movimiento decadentista parisino casi para cuando Shiel cumplió los dieciocho años, el movimiento no sería importa a Inglaterra hasta que en 1893 Arthur Symons se convirtió en us portaestandarte inglés. Symons no llevó mucho tiempo la enseña; se desprendió de ella el día de la condena de Oscar Wilde y proclamó su movimiento y a sí mismo simbolistas, manteniendo de este modo el estilo al tiempo que, por absurdo que fuera, repudiaba la sustancia. No fue el único en hacerlo; Théophile Gautier, en su presentación de una edición póstuma de Las flores del mal, había tenido buen cuidado de hacer hincapié en que el triunfo de Baudelaire era principalmente y ante todo, cuando no exclusivamente, una cuestión de estilo. 
John William Waterhouse - The Lady of Shalott
De hecho, fue Gautier el primer en describir y definir "el estilo decadentista" como "ingenioso, complicado, astuto, lleno de delicadas insinuacionesy sutilezas, compendio de todos los refinamientos del habla, con préstamos de los vocabularios técnicos, tomando colores de todas las paletas, tonos de todos los instrumentos musicales, sus contornos imprecisos y elusivos, con el oído presto para traducir las sutiles confidencias, las confesiones de pasiones depravadas y extrañas alucinaciones de una idea fija que se convierte en locura"; reconoció, no obstante, que un estilo semejante, como no podía ser de otro modo, "se utiliza para expresarlo todo y aventurarse hasta los extremos", y citó en tono elogioso la fascinación confesa de Baudelaire, con "la fosforescencia de la podredumbre".

Acosado por tanto desde sus comienzos por una cierta medida de cauta traición intelectual, el movimiento decadentista estaba conformado por escritores abocados a una actitud astuta y furtiva. Aseguraban que la civilización moderna había entrada en un declive irreversible, su vitalidad esencial mermada por el lujo y el confort que había debilitado a las clases dirigentes. A diferencia de sus predecesores y ancestros, los partidarios del romanticismo, los autores decadentistas no veían futuro ni vurtidu en la revelación contra la situación; se propusieron convertirse en entendidos de la perversidad, ensalzando el uso de sustancias psicotrópicas en su búsqueda de "paraísos artificiales" y elogiando los excesos de los estilos de vida exóticos. Mientras tanto, aceptaron, con un suspiro, que el destino inevitable del genio neurótico -sobre todo de uno cuyo linaje lo convertía en víctima de la neurastenia hereditaria- era bregar a la desesperada bajo la tiple opresión de tedio, spleen e impuissance.
Lucien-Lévy-Dhurmer - Le  silence

Ningún escritor decadentista podía alcanzar de veras el grado de genio decadentista según su propia estimación, ya que el mero acto de escribir -sobre todo si lleva consigo unos ingresos y un medio de vida- es una manera de evitar la opresión. Incluso es probable que un personaje en una obra de ficción decadentista tenga problemas para jugarse el todo por el todo, puesto que las exigencias de la tensión dramática imponen unas ciertas obligaciones de acción. un héroe decadentistas no debería hacer gran cosas, pero, por desgracia, tiene  que hacer algo, o su existencia literaria resultaría injustificable. En cualquier caso, el tedio le hará levantarse de vez en cuando de su sofá llevado por la desesperación, exactamente del mismo modo que su autor se siente empujado a tomar la pluma ¿Qué mejor papel puede desempeñar, en ese caso, que el de un detective al que se consulta en su estudio? Alguien que resuelve enigmas de vez en cuando, enigmas que sólo cabe desentrañar por medio de un genuino poder intelectual complementado con un talento único para el pensamiento lateral, constituye sin lugar a dudas un héroe decadentista más admirable que cualquier mero libertino. El único miembro  destacado del movimiento decadentista francés que escribió un relato de detectives fue Catulle Mendès; los demás consideraban indigno chapotear en uno de los géneros preferidos de los feuille-tonistes. Fueron ellos quienes salieron perdienddo, Zaleski es un retrato tan perfecto del genio decadentista como el Jean Des Esseintes de Joris-Karl Huysmans o el monsieur de Phocas de Jean Lorrain."





El Simbolismo de Odilon Redon en "Reflection"



Las corrientes artísticas y filosóficas que afloraron durante el fin de siglo (XIX) me resultan fascinantes.  En el blog ElCastilloDeKafka, se encuentra una entrada, completa y sintética, sobre la crisis de Fin de siécle y la llamada Época de la Modernidad.  En ellas se analizan tanto las bases histórico-filosóficas que la conforman, como las buyentes tendencias estéticas que alumbró: Prerrafaelismo, Parnasianismo, Decadentismo, Simbolismo, Impresionismo y Expresionismo. 

Si todos estos movimientos se pueden colocar bajo el epígrafe del Modernismo, estas serían sus características.



a) Vitalismo. Hedonismo, epicureísmo. Cultura del placer. Relación

  con la secularización y las filosofías irracionalistas.
  Paradójicamente se busca evadirse de la realidad mediante los
 “paraísos artificiales”.
b) Neoespiritualismo. Como efecto del proceso de secularización se
  rinde culto a la belleza y surgen corrientes de religiosidad y
 espiritualidad heterodoxas: la religiosidad modernista.
c) Esteticismo y Culturalismo.
  • Arte por el arte. Culto a la Belleza. Formalismo. Arte para
  minorías. Anti-utilitarismo. Hermetismo. Opacidad. Lector activo.
  Artista como artesano (superación de la inspiración romántica).
  Esmero formal. Conciencia del trabajo (metapoema y
  metarrelato).
  Hacer de la vida una obra de arte. El arte como forma de vida y de
  aprendizaje (y autocomprensión).
 • Gusto por lo suntuoso, el lujo, la decoración, lo exquisito.
  Afición a la Mitología. Decadentismo.
 • Fenómeno de la bohemia y el dandysmo. Artista-maldito
  (refugiado en su torre de marfil).
d) Exotismo-indigenismo. Evasionismo en el espacio y el tiempo.
   Relación con el Romanticismo. Alejamiento del Realismo.
e) Fusión de las artes: se rompen las fronteras entre los géneros y
   surgen géneros nuevos. Intertextualidad. La lírica es el género
   que impregna todas las producciones y contagia otros géneros
   (narrativa y drama). Elaboración formal. Importancia del Ritmo.
  Abundancia de Figuras retóricas. Innovaciones métricas.
  Polimetría.

miércoles, 5 de agosto de 2015

JAUJA - de Lisandro Alonso

La pantalla se abre con este texto: "Los antiguos decían que Jauja era una tierra mitológica de abundancia y felicidad. Muchas expediciones buscaron el lugar para corroborarlo. Con el tiempo, la leyenda creció de manera desproporcionada. Sin duda la gente, exageraba, como siempre. Lo único que se sabe con certeza es que todos los que intentaron encontrar ese paraíso terrenal se perdieron en el camino."

Búsqueda y extravío. Alrededor de estos dos polos gravita esta película hipnótica. La anécdota es sencilla. Un oficial danés, Gunnar Dinesen (Viggo Mortensen), se enrola en el ejército argentino en plena campaña (1879) contra los indios de la Patagonia para anexionar sus territorios. Le acompaña su joven hija. Una noche la hija escapa con un soldado. Gunnar sale a buscarla y se adentra decidido en tierra ignota. Desconoce que ese territorio sideral (que diría Neruda) es una frontera donde se confunden la realidad y el sueño. Antes, ya un soldado ha relatado la leyenda del comandante Zuloaga, perdido en el desierto. El oficial danés acabará convertido en una sombra de Zuloaga.

Gunnar Dinesen afrontará, incansable, un periplo de profunda soledad. Las hierbas, las rocas y el viento lo irán sumiendo en el olvido de dónde estaba o qué estaba haciendo. 

Según avanza, la película se vuelve más contemplativa y abstracta. A ello contribuye la composición que practica Lisandro Alonso. Se dice que es un director de películas con no más de 60 planos. Efectivamente aquí son largos, pausados y, sobretodo, con la cualidad pictórica que suele imprimir a sus fotogramas Timo Salminen, director de fotografía habitual de Aki Kaurismäki en películas como Ariel o Le Havre.
Dicha cualidad pictórica se acentúa por el formato de imagen elegido, un anacrónico 1:1,37 que se corresponde con el de las diapositivas o Instagram.

Los planos largos y estáticos acentúan el protagonismo del paisaje que se vuelve imponente y acaba tragándose al protagonista. El paisaje también se vuelve irreal, se presenta a la vez como una promesa (para la joven) y como un castigo (para el oficial). 
“No es una película ideológica, pero con una pincelada, te hace pensar en la historia de Argentina, y de las Américas, o también de Australia y Norteamérica. En lo que hicieron los europeos y sus descendientes contra los pueblos originarios. También hay un punto de vista sobre lo que son esos paisajes: para el capitán Dinesen, es un mundo extraño y peligroso, y para su hija, es un mundo extraño y maravilloso”, explica Viggo Mortensen.
En su deambular, Gunnar se encontrará con un perro que le guía hasta una gruta. Allí mora una anciana hospitalaria. Su conversación induce a pensar que se trata de la hija desaparecida. La anciana le habla en danés y enigmáticamente le entrega una cajita que contiene un brújula.

       "-¿Cómo era mi mamá?
        -Su...mamá?
        -¿Cómo era la mamá de la niña?
        -¿Por qué?
        -Siempre he querido saberlo."

La anciana le despide preguntándose, "¿qué es lo que hace que la vida funcione y siga adelante?". 


«Cuando empezamos a hablar del proyecto hace dos años, pensamos que sería una película experimental. El guión apenas tiene 20 páginas." Ha contado el propio Lisardo en alguna entrevista. El guionista es el poeta Fabián Casas. Ha construido un personaje que se pierde en los meandros de su mente. La escenografía inhóspita de la Patagonia aparece como un reflejo. La anciana que vive en la cueva juega a ser la hija desaparecida que de pronto aparece en un pliegue del tiempo. Ese pliegue que traspasa misteriosamente un soldadito de madera: desde la Dinamarca actual, hasta la Patagonia del XIX, donde Gunnar y su hija lo van encontrando y perdiendo consecutivamente. 


Jauja recoge todo ese espacio mítico, a la vez legendario y engañoso. Jauja era la capital del Virreinato español en Perú. La propaganda imperial del siglo XVI hablaba de un lugar paradisíaco, un paraíso terrenal. En realidad se trataba de una simple estratagema para atraer a nuevos colonos y soldados. 

Hay que resalta la poderosa actuación de Viggo Mortensen que ha tenido la oportunidad de dialogar en el idioma de sus ancestros. Voy a interpretar con el habla que recuerdo de mi abuelo, le dijo en los preparativos al director. En él vemos hacer mella, paulatinamente, la pesadumbre y el agotamiento. Espléndido.

Horacio Muñoz Hernández, en el blog ACuartaParede, analiza con profundidad el uso del tiempo en esta película y la importancia simbólica del soldadito de madera que aparece en la misma. También nos informa de la filmografía de Lisandro Alonso:
"Alonso es un cineasta posnarrativo porque su cine se sitúa más allá de las historias: ante la ausencia de narración, lo importante son los paisajes, el tiempo y los cuerpos de sus protagonistas. En La libertad (2001), Alonso observa la jornada de trabajo de Misael Saavedra, un hachero que vive en La Pampa, haciendo realidad el sueño de Cesare Zavattini: “filmar noventa minutos de un hombre al que no le sucede absolutamente nada”. En Los muertos (2004) nos muestra la salida de la cárcel de Argentino Vargas y su viaje de regreso en barca al interior de la selva para reencontrarse con su hija. En Fantasma (2006), Alonso traslada de hábitat a Misael y a Vargas, y los hace deambular por los espectrales pasillos y espacios del Cine Lugones de Buenos Aires durante un estreno vacío de Los muertos. Son cuerpos extraviados en un entorno completamente desconocido y nuevo con excusa metaficcional que sirve para confrontar a Vargas con su doble fílmico en la pantalla. En Liverpool (2008), Farrel, un marinero errante, realiza un viaje hasta su aislado y frío hogar en Ushuaia para rencontrase con su madre y su hija, y desaparecer de nuevo. Películas minimalistas, sin trama y desprovistas de cualquier sentido que no sea la observación distanciada de los movimientos y las acciones de los cuerpos en el paisaje."