viernes, 31 de julio de 2015

MAPS to the STARS - de David Cronenberg




















Regreso al ecosistema autófago de Beverly Hills.
Bruce Wagner es el guionista y alma de esta cinta, un despiadado entomólogo de la flora y fauna hollywoodiense. Creció en Hollywood. A los 25 años recibió el encargo de escribir un guión que entró de inmediato en producción. Un éxito para un escritor novel; pero la película se fue torciendo y todo acabó en pesadilla.

Años más tarde tradujo esa experiencia humillante y traumática en una novela Fuerza Mayor (esa cláusula que concede a las aseguradoras la decisión última para rentabilizar su inversión en cine). En ella el guionista Bud Wiggins, talentoso y desvergonzado, conduce limusinas para las estrellas mientras busca el camino para el estrellato. Cinco años más tarde, en 1996, publicó I´m losing You (la usual excusa teléfonica para cortar) que algunos tildan de obra maestra de la crueldad. Entre una y otra, Wagner escribió el guión de alguna película de Freddy Krueger hasta llegar al guión del cómic primero y luego la serie de Wild Palms: conspiración, neurosis, gurúsy celebrities desnortadas. Por el camino había dejado caer un guión delirante sobre el glamour más patológico, Escenas de la lucha de sexos en Beverly Hills (1989) de Paul Bartel. 

Este Mapa para visitar a las estrellas nos ofrece el retrato descarnado de una fauna disfuncional y neurótica. Los protagonistas viven en una antiutopía: son ricos y tienen éxito, pero a la vez tremendamente vulgares y vacuos. Y no nos engañemos, bajo el humor negro azabache se esconde el horror, el pánico existencial de unos personajes sometidos al vértigo constante de vivir en el vacío.

Havanna (Julianne Moore) quiere redimirse de los malos tratos que sufrió de niña. Agatha (Mia Wasikowska), quiere redimirse de haber inducido al suicidio a su hermano y de haber incendiado la casa familiar. Benjie (Evan Bird) es un niño actor  tumbado por el éxito. El padre de Agatha y Benjie es un gurú de la autoayuda que asiste a Havanna en caóticas sesiones de autoafirmación.  Él y su mujer sobrellevan con angustia haber descubierto tardíamente que viven en incesto. 

Todo es como un grotesco guiñol. Havanna llega a decir "todo es un casting publicitario". Que es como decir, vivimos hacia afuera, sin esencia. En otra escena se muestra exultante, bailando y cantando, ante la muerte de un niño que la lleva a triunfar en un casting. La mordacidad de Wagner es feroz; aunque él mismo ha reconocido que el vitriolo de sus obras escritas ha sido suavizado en la película.

La cinta ilustra un círculo cerrado y fatal que gira alrededor de dos celebrities. Havanna, una estrella madura con un trauma materno a cuestas, y Benjie, un niño actor-estrella que es un auténtico psicópata de 13 años. Ambos comparten agente, neurosis y un tipo de madres posesivas y despiadadas. El catalizador de sus locuras va a ser Agatha, una joven que al inicio de la película llega a Hollywood buscando un Mapa de las Estrellas, pero que en cambio nos conducirá al Backstage más sórdido. 

Agatha es la hermana de Benjie y ha estado ingresada en un psiquiátrico tras incendiar el feliz hogar familiar. En su nueva vida trabajará como asistenta personal de Havanna.

Julianne Moore se sale. Ajada, grosera, histérica. Fabulosa. La cámara no tiene piedad con Havanna. Como un bisturí penetra en la amargura de su vida sexual e incluso no teme ser escatológica asomándose a su wc.

Dos hechos parecen haber definido el mundo de Wagner. Crecer en Hollywood y conducir limusinas para celebrities. Wagner presenció la conversión de Juliette Lewis a la Cienciología y vio claro el efecto de estos cultos tan dudosos como artificiales en la volátiles mentes de las estrellas.

A David Cronenberg le va como anillo al dedo este submundo alucinado de actrices neuróticas, estrellas infantiles en rehabilitación o hermanas esquizofrénicas.  El Dr. Extraño que Cronenberg guarda en su interior, desde aquellas desiguales pero apasionadas Razas de noche, eXistenZ o Inseparables, ha vuelto a salir pero mezclándose con la precisión de su actual reencarnación en cineasta clásico (Una historia de violencia, Promesas del Este). 

El director retuerce esta sátira inclemente, enredándola con drama y cuento de fantasmas hasta encontrar una nueva y grotesca parada de monstruos para exhibir. 

Según veo la película me parece que trata de la neurastenia en las gentes del cine; pero hacia la mitad concluyo que el cine es la excusa. No es una actualización de El juego de Hollywood o El crepúsculo de los dioses. Va un poco más allá, o se queda un poco más acá. Todos los personajes son neuróticos. Esconden una anomalía muy cercana al pánico existencial.
Wagner no desea fáciles paralelismos con héroes del escándalo como Lindsay Lohan. Él nació en Los Angeles. Escribe drama sobre un ecosistema muy concreto y muy real.



P.D. Hay un poema enroscado en toda la película, Libertad  de Paul Éluard. Wagner lo utiliza como un encantamiento, una letanía que repiten los dos hermanos hasta el desenlace fatal.

LIBERTAD y AMOR - de Paul Eluard

Edición clandestina  - Musée de la Résistance nationale)


















En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre y los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre 


En las páginas leídas
en las páginas aún blancas
piedra papel sangre o ascuas
escribo tu nombre


En las imágenes doradas
en las armas del guerrero
en la corona del rey
escribo tu nombre


En la jungla y el desierto
en los nidos de las cumbres
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre


En los prodigios de las noches
en el pan blanco del día
en las estaciones cortejadas
escribo tu nombre


En todos mis jirones de azul
en la charca de sol óxido
en el lago luna viva
escribo tu nombre


En los campos sobre el horizonte
en las alas de las aves
en el molino en sombras
escribo tu nombre


En el alba a bocanadas
en el mar en los navíos
en la montaña demente
escribo tu nombre


En la espuma de las nubes
en el sudor de tormenta
en la lluvia insulsa y gruesa
escribo tu nombre


En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física
escribo tu nombre 


En los senderos despiertos
en las rutas desplegadas
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre

En la lámpara encendida
en la lámpara apagada
en mis casas reunidas
escribo tu nombre


En el fruto en dos cortado
del espejo y de mi cuarto
en mi cama cáscara vacía
escribo tu nombre

En mi perro ávido y tierno
en sus orejas alzadas
en su pata desmañada
escribo tu nombre


En el trampolín de mi puerta
en las cosas familiares
en la llama del fuego bendito
escribo tu nombre

En toda carne otorgada
en la frente del amigo
en cada mano tendida
escribo tu nombre

En el cristal de los asombros
en los labios conmovidos
por encima del silencio
escribo tu nombre 


En mis refugios destruidos
en mis faros derrumbados
en los muros de mi hastío
escribo tu nombre

En la ausencia sin deseos
en la soledad desnuda
en los estribos de la muerte
escribo tu nombre 


En la salud recobrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdos
escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
vuelvo a empezar mi vida
nací para conocerte
y para nombrarte
libertad.


                                                 (Poésie et Vérité, 1942.)






En la estupenda y desesperanzada película Maps to the stars, dos hermanos suicidas leen constantemente este poema. Puede parecer un sinsentido que anhelen la libertad dos personas que lo tienen todo, éxito y dinero....pero también unos padres posesivos y desalmados.

En cambio la historia del poema posee la bravura y la belleza de una batalla librada con el simple armamento de la poesía. Sobre el París ocupado de 1942, fueron lanzadas miles de copias del poema por aviones ingleses.

Eugène Grindel (Paul Éluard) había nacido en 1895 en Saint Denis y tuvo una vida viajera e inquieta que se refleja en su poesía. En 1921 funda la revista "Proverbe", de donde surgen los primeros dadaístas. Desaparece de Paris y al volver aparecen sus primeros libros surrealistas. Comienza a publicar en la revista de Breton “Le surréalisme au service de la revolution”, uniéndose a este en sus planteamientos políticos revolucionarios.

En 1927, invitado por Salvador Dalí, viajó a Cadaqués junto a su esposa Helena Diakonova (Gala), quien posteriormente lo abandonó para unirse al pintor. Por su parte Éluard inició una relación con Maria Benz, llamada Nusch por el poeta. Ambos contrajeron matrimonio en 1934.

Durante la ocupación alemana de Francia, alejado del surrealismo y militando ya en el comunismo, se convirtió en uno de los escritores más relevantes de la resistencia. En esta época sus textos se orientan hacia la justicia social, el dolor y la esperanza. En 1942 se incorpora al Partido Comunista. Durante la 2ª Guerra Mundial forma parte de la Resistencia y es perseguido por la Gestapo. Tras la sublevación franquista en España, había alentado a su amigo Pablo Picasso: “coge el fuego con los dedos y pinta con la llama”.
Nusch Éluard por Man Ray

Éluard es el poeta del amor, de la vida y la muerte, de los sueños...  De hecho, inicialmente, el poema Libertad era un poema de amor a su querida Nusch. Éluard explicó así el cambio: “Pensé revelar para concluir el nombre de la mujer que amaba, a la que estaba dedicado el poema. Pero me di cuenta de que la única palabra que tenía en mente era la palabra libertad. Por lo tanto, la mujer que amaba, que encarnaba un mayor deseo, se estaba confundiendo con mi aspiración más sublime”. Amor y Libertad.
En el Blog TrasDós nos acercan la historia del poema y su primera destinataria, Nusch Éluard, compañera del poeta.

Entre sus libros destacan "Capital del dolor" (1926), "La Inmaculada Concepción", en colaboración con Breton (1930), "Curso natural" (1938), "Poesía y verdad" (1942), "Lección de moral" (1950) y "Los senderos y los caminos de la poesía" (1952).

Acerquémonos a un segundo poema de este poeta del amor. Cualquiera que lo lea podrá analizar su composición mediante anáforas, hipérboles y metáforas... pero al final, lo que quedará es ese aliento embriagador de un poeta indiscutible.




    JE T´AIME

    Je t'aime pour toutes les femmes que je n'ai pas connues
    Je t'aime pour tous les temps où je n'ai pas vécu
    Pour l'odeur du grand large et l'odeur du pain chaud
    Pour la neige qui fond pour les premières fleurs
    Pour les animaux purs que l'homme n'effraie pas
    Je t'aime pour aimer
    Je t'aime pour toutes les femmes que je n'aime pas  

    Qui me reflète sinon toi moi-même je me vois si peu
    Sans toi je ne vois rien qu'une étendue déserte
    Entre autrefois et aujourd'hui
    Il y a eu toutes ces morts que j'ai franchies sur la paille
    Je n'ai pas pu percer le mur de mon miroir
    Il m'a fallu apprendre mot par mot la vie
    Comme on oublie 

    Je t'aime pour ta sagesse qui n'est pas la mienne
    Pour la santé
    Je t'aime contre tout ce qui n'est qu'illusion
 
    Pour ce coeur immortel que je ne détiens pas
    Tu crois être le doute et tu n'es que raison
    Tu es le grand soleil qui me monte à la tête
    Quand je suis sûr de mot




      TE AMO

    Te amo por todas las mujeres que no he conocido
    Te amo por todos los momentos que no he vivido
    Por el olor de alta mar y por el olor a tibio pan
    Por la nieve que se funde ante las primeras flores
    Por los animales puros que el hombre no teme
    Te amo por amar
    Te amo por todas las mujeres que no amo.

    Quién es mi reflejo sino tú yo me veo tan poco
    Sin ti sólo veo un inmenso desierto
    Entre el ayer y el hoy
    Hubo todas esas muertes vencidas
    No he podido traspasar el muro de mi espejo
    Tuve que aprender palabra por palabra la vida
    Cómo se olvida

    Te amo por tu sabiduría que no es la mía
    Por la salud
    Te amo contra todo lo que no es más que ilusión

    Por ese corazón inmortal que yo no sostengo
    Crees ser duda y sólo eres razón
    Eres el gran sol que me embriaga
    Cuando estoy seguro de mí mismo.

domingo, 26 de julio de 2015

Del REVÉS - de Pete Docter

Inside/Out
EEUU, 2015












Pete Docter fue capaz de mirar más allá de nuestros miedos infantiles y mostrarnos el fascinante mundo de Monstruos S.A. Del mismo modo ha querido ver más allá del desorden emocional de una niña de doce años y mostrarnos sus procesos mentales de una forma muy viva y dinámica.

La película sigue las peripecias de Riley desde su nacimiento; pero más que centrarse en sus carreras y juegos, la pantalla nos muestra el interior de sus vivencias. Dentro de su cabecita está la sala de mandos donde habitan unos personajes cautivadores: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco. Ellos son los protagonistas. 

La mente de Riley alberga un mundo de islas (la de los juegos, la de la familia, etc.) que resguardan lo más valioso de su personalidad; pero también un gigantesco laberinto donde se almacena la memoria a largo plazo, un tenebroso subterráneo donde se embosca el inconsciente y el pozo sin fondo de los recuerdos olvidados.



















Al cumplir 12 años Riley va a tener que afrontar varios cambios. El primero, la mudanza de su familia desde Minnesota a San Francisco. El segundo, y no menor, la reorganización de su vida: colegio y amigos nuevos y, sobre todo, el paso a la pubertad.

La cinta es maravillosa porque es capaz de ilustrar con personajes y escenarios muy vívidos y minuciosos, algo tan abstracto como la memoria, las emociones y el subconsciente o la evolución psicológica que va desde la infancia a la adolescencia. 

Pete Docter encontró en su propia hija la inspiración de Riley; pero tiene razón en que, si algo define a su película, es la originalidad de su punto de vista. No está basada en nada que hayamos antes y nos acerca de forma dramatizada al complejo mundo del cerebro y los resortes de la personalidad. No en balde está en el ADN de Pixar un concepto de historias alejadas del lugar común, imaginativas, con agudos puntos de vista y atravesadas de humor. 

La cinta reúne momentos de humor espléndidos (cuando la madre intenta implicar a un despistado marido, ¡Ay, hombres!), también de un gran dramatismo (el sacrificio del amigo imaginario en el pozo de los recuerdos desechados) y sobre todo claves del comportamiento de una gran profundidad. 

Uno de los grandes logros es la personalidad con que han plasmado cada emoción, tanto en el guión como en el apartado visual. Sobretodo Alegría, un personaje rebosante de energía que inunda de luz todo a su alrededor (tanto física como anímicamente). La textura de su piel parece compuesta de corpúsculos de luz o doradas burbujas de champán.

Aunque siendo Alegría la protagonista, quien permanecerá en nuestro corazón es Tristeza. En ese sentido la película es muy adulta pues afronta con valentía las paradojas y conflictos que atraviesan nuestras vidas. Del mismo modo recordaremos al amigo invisible de Riley, un entrañable delfínelefantenubedealgodón, a punto ya de perderse en las estanterías de los recuerdos infantiles.

Seguramente esta película figurará en los archivos de todos los colegios del mundo, tal es su capacidad de mostrar de forma gráfica y amena la complejidad de las emociones. El neurólogo Javier de Felipe analiza en ElMundo.es el acierto de representar antropomórficamente el funcionamiento de nuestro cerebro y ensaya una definición de emoción: "una emoción es una manera de percibir el entorno. Una emoción es una interpretación del mundo externo." En el mismo artículo, María Jesús Sancho, psicóloga, nos confiesa que en algún momento le recordó a Alicia en el país de las maravillas

Es en este punto donde coloco una salvedad. Comparada con ese clásico de Disney u otros de Pixar como Monstruos S.A. o Up! echo en falta una historia de ficción más densa. 

Creo que una idea y un desarrollo brillantísimo se han encontrado dos lastres insalvables: Ser excesivamente discursiva (los personajes hablan y hablan como si estuviesen en la sesión de un terapeuta); y transcurrir en un espacio acotado.

Sé que puede parecer una perogrullada decir que una película basada en algo tan abstracto como las emociones, peca de ser excesivamente intelectual o abstracta; pero si la comparamos con la trilogía Toy Story, Wall-e o Up!, podremos apreciar la diferencia. En todas ellas hay ideas sobre la vida y la muerte, sobre la infancia, el valor o la solidaridad; pero situadas en el interior de un caudal denso, donde la peripecia, el conflicto y las relaciones siempre iban más allá de las puras ideas que contenían.

Eso mismo es lo que echo en falta en esta Inside/Out, donde se ve excesivamente la arquitectura de la trama y las ideas están más desnudas de lo deseable en una obra de ficción. 

Lo cual no quita para que la considere una obra maravillosa e imaginativa.

domingo, 19 de julio de 2015

La LOTERÍA - de Shirley Jackson
















La mañana del 27 de junio amaneció clara y soleada con el calor lozano de un día de pleno estío; las plantas mostraban profusión de flores y la hierba tenía un verdor intenso. La gente del pueblo empezó a congregarse en la plaza, entre la oficina de correos y el banco, alrededor de las diez; en algunos pueblos había tanta gente que la lotería duraba dos días y tenía que iniciarse el día 26, pero en aquel pueblecito, donde apenas había trescientas personas, todo el asunto ocupaba apenas un par de horas, de modo que podía iniciarse a las diez de la mañana y dar tiempo todavía a que los vecinos volvieran a sus casas a comer.
Los niños fueron los primeros en acercarse, por supuesto. La escuela acababa de cerrar para las vacaciones de verano y la sensación de libertad producía inquietud en la mayoría de los pequeños; tendían a formar grupos pacíficos durante un rato antes de romper a jugar con su habitual bullicio, y sus conversaciones seguían girando en torno a la clase y los profesores, los libros y las reprimendas. Bobby Martin ya se había llenado los bolsillos de piedras y los demás chicos no tardaron en seguir su ejemplo, seleccionando las piedras más lisas y redondeadas; Bobby, Harry Jones y Dickie Delacroix acumularon finalmente un gran montón de piedras en un rincón de la plaza y lo protegieron de las incursiones de los otros chicos. Las niñas se quedaron aparte, charlando entre ellas y volviendo la cabeza hacia los chicos, mientras los niños más pequeños jugaban con la tierra o se agarraban de la mano de sus hermanos o hermanas mayores.
Pronto empezaron a reunirse los hombres, que se dedicaron a hablar de sembrados y lluvias, de tractores e impuestos, mientras vigilaban a sus hijos. Formaron un grupo, lejos del montón de piedras de la esquina, y se contaron chistes sin alzar la voz, provocando sonrisas más que carcajadas. Las mujeres, con descoloridos vestidos de andar por casa y jerséis finos, llegaron poco después de sus hombres. Se saludaron entre ellas e intercambiaron apresurados chismes mientras acudían a reunirse con sus maridos. Pronto, las mujeres, ya al lado de sus maridos, empezaron a llamar a sus hijos y los pequeños acudieron a regañadientes, después de la cuarta o la quinta llamada. Bobby Martin esquivó, agachándose, la mano de su madre cuando pretendía agarrarle y volvió corriendo, entre risas, hasta el montón de piedras. Su padre le llamó entonces con voz severa y Bobby regresó enseguida, ocupando su lugar entre su padre y su hermano mayor. La lotería —igual que los bailes en la plaza, el club juvenil y el programa de la fiesta de Halloween— era dirigida por el señor Summers, que tenía tiempo y energía para dedicarse a las actividades cívicas.

El señor Summers era un hombre jovial, de cara redonda, que llevaba el negocio del carbón, y la gente se compadecía de él porque no había tenido hijos y su mujer era una gruñona. Cuando llegó a la plaza portando la caja negra de madera, se levantó un murmullo entre los vecinos y el señor Summers dijo: «Hoy llego un poco tarde, amigos». El administrador de correos, el señor Graves, venía tras él cargando con un taburete de tres patas, que colocó en el centro de la plaza y sobre el cual instaló la caja negra el señor Summers. Los vecinos se mantuvieron a distancia, dejando un espacio entre ellos y el taburete, y cuando el señor Summers preguntó: «¿Alguno de vosotros quiere echarme una mano?», se produjo un instante de vacilación hasta que dos de los hombres, el señor Martin y su hijo mayor, Baxter, se acercaron para sostener la caja sobre el taburete mientras él revolvía los papeles del interior.

Los objetos originales para el juego de la lotería se habían perdido hacía mucho tiempo y la caja negra que descansaba ahora sobre el taburete llevaba utilizándose desde antes incluso de que naciera el viejo Warner, el hombre de más edad del pueblo. El señor Summers hablaba con frecuencia a sus vecinos de hacer una caja nueva, pero a nadie le gustaba modificar la tradición que representaba aquella caja negra. Corría la historia de que la caja actual se había realizado con algunas piezas de la caja que la había precedido, la que habían construido las primeras familias cuando se instalaron allí y fundaron el pueblo. Cada año, después de la lotería, el señor Summers empezaba a hablar otra vez de hacer una caja nueva, pero cada año el asunto acababa difuminándose sin que se hiciera nada al respecto. La caja negra estaba cada vez más gastada y ya ni siquiera era completamente negra, sino que le había saltado una gran astilla en uno de los lados, dejando a la vista el color original de la madera, y en algunas partes estaba descolorida o manchada. El señor Martin y su hijo mayor, Baxter, sujetaron con fuerza la caja sobre el taburete hasta que el señor Summers hubo revuelto a conciencia los papeles con sus manos. Dado que la mayor parte del ritual se había eliminado u olvidado, el señor Summers había conseguido que se sustituyeran por hojas de papel las fichas de madera que se habían utilizado durante generaciones.

Según había argumentado el señor Summers, las fichas de madera habían sido muy útiles cuando el pueblo era pequeño, pero ahora que la población había superado los tres centenares de vecinos y parecía en trance de seguir creciendo, era necesario utilizar algo que cupiera mejor en la caja negra. La noche antes de la lotería, el señor Summers y el señor Graves preparaban las hojas de papel y las introducían en la caja, que trasladaban entonces a la caja fuerte de la compañía de carbones del señor Summers para guardarla hasta el momento de llevarla a la plaza, la mañana siguiente. El resto del año, la caja se guardaba a veces en un sitio, a veces en otro; un año había permanecido en el granero del señor Graves y otro año había estado en un rincón de la oficina de correos y, a veces, se guardaba en un estante de la tienda de los Martin y se dejaba allí el resto del año.


Había muchos detalles a cumplimentar antes de que el señor Summers declarara abierta la lotería. Por ejemplo, había que confeccionar las listas de cabezas de familia, de cabezas de las casas que constituían cada familia, y de los miembros de cada casa. También debía tomarse el oportuno juramento al señor Summers como encargado de dirigir el sorteo, por parte del administrador de correos. Algunos vecinos recordaban que, en otro tiempo, el director del sorteo hacía una especie de exposición, una salmodia rutinaria y discordante que se venía recitando año tras año, como mandaban los cánones. Había quien creía que el director del sorteo debía limitarse a permanecer en el estrado mientras la recitaba o cantaba, mientras otros opinaban que tenía que mezclarse entre la gente, pero hacía muchos años que esa parte de la ceremonia se había eliminado. También se decía que había existido una salutación ritual que el director del sorteo debía utilizar para dirigirse a cada una de las personas que se acercaban para extraer la papeleta de la caja, pero también esto se había modificado con el tiempo y ahora sólo se consideraba necesario que el director dirigiera algunas palabras a cada participante cuando acudía a probar su suerte. El señor Summers tenía mucho talento para todo ello; luciendo su camisa blanca impoluta y sus pantalones tejanos, con una mano apoyada tranquilamente sobre la caja negra, tenía un aire de gran dignidad e importancia mientras conversaba interminablemente con el señor Graves y los Martin.

En el preciso instante en que el señor Summers terminaba de hablar y se volvía hacia los vecinos congregados, la señora Hutchinson apareció a toda prisa por el camino que conducía a la plaza, con un suéter sobre los hombros, y se añadió al grupo que ocupaba las últimas filas de asistentes.

—Me había olvidado por completo de qué día era —le comentó a la señora Delacroix cuando llegó a su lado, y las dos mujeres se echaron a reír por lo bajo—. Pensaba que mi marido estaba en la parte de atrás de la casa, apilando leña —prosiguió la señora Hutchinson—, y entonces he mirado por la ventana y he visto que los niños habían desaparecido de la vista; entonces he recordado que estábamos a veintisiete y he venido corriendo.
Se secó las manos en el delantal y la señora Delacroix respondió:
—De todos modos, has llegado a tiempo. Todavía están con los preparativos.

La señora Hutchinson estiró el cuello para observar a la multitud y localizó a su marido y a sus hijos casi en las primeras filas. Se despidió de la señora Delacroix con unas palmaditas en el brazo y empezó a abrirse paso entre la multitud. La gente se apartó con aire festivo para dejarla avanzar; dos o tres de los presentes murmuraron, en voz lo bastante alta como para que les oyera todo el mundo: «Ahí viene tu mujer, Hutchinson», y, «Finalmente se ha presentado, Bill». La señora Hutchinson llegó hasta su marido y el señor Summers, que había estado esperando a que lo hiciera, comentó en tono jovial:
—Pensaba que íbamos a tener que empezar sin ti, Tessie.
—No querría que dejara los platos sin lavar en el fregadero, ¿verdad, Joe? —respondió la señora Hutchinson con una sonrisa, provocando una ligera carcajada entre los presentes, que volvieron a ocupar sus anteriores posiciones tras la llegada de la mujer.
—Muy bien —anunció sobriamente el señor Summers—, supongo que será mejor empezar de una vez para acabar lo antes posible y volver pronto al trabajo. ¿Falta alguien?
—Dunbar —dijeron varias voces—. Dunbar, Dunbar.
El señor Summers consultó la lista.
—Clyde Dunbar —comentó—. Es cierto. Tiene una pierna rota, ¿no es eso? ¿Quién sacará la papeleta por él?
—Yo, supongo —respondió una mujer, y el señor Summers se volvió hacia ella.
—La esposa saca la papeleta por el marido —anunció el señor Summers, y añadió—: ¿No tienes ningún hijo mayor que lo haga por ti, Janey?
Aunque el señor Summers y todo el resto del pueblo conocían perfectamente la respuesta, era obligación del director del sorteo formular tales preguntas oficialmente. El señor Summers aguardó con expresión atenta la contestación de la señora Dunbar.
—Horace no ha cumplido aún los dieciséis —explicó la mujer con tristeza—. Me parece que este año tendré que participar yo por mi esposo.
—De acuerdo —asintió el señor Summers. Efectuó una anotación en la lista que sostenía en las manos y, luego, preguntó—: ¿El chico de los Watson sacará papeleta este año?
Un muchacho de elevada estatura alzó la mano entre la multitud.
—Aquí estoy —dijo--. Voy a jugar por mi madre y por mí.
El chico parpadeó, nervioso, y escondió la cara mientras varias voces de la muchedumbre comentaban en voz alta: «Buen chico, Jack», y, «Me alegro de ver que tu madre ya tiene un hombre que se ocupe de hacerlo».
—Bien —dijo el señor Summers—, creo que ya estamos todos. ¿Ha venido el viejo Warner?
—Aquí estoy —dijo una voz, y el señor Summers asintió.
Un súbito silencio cayó sobre los reunidos mientras el señor Summers carraspeaba y contemplaba la lista.

—¿Todos preparados? —preguntó—. Bien, voy a leer los nombres (los cabezas de familia, primero) y los hombres se adelantarán para sacar una papeleta de la caja. Guardad la papeleta cerrada en la mano, sin mirarla hasta que todo el mundo tenga la suya. ¿Está claro?
Los presentes habían asistido tantas veces al sorteo que apenas prestaron atención a las instrucciones; la mayoría de ellos permaneció tranquila y en silencio, humedeciéndose los labios y sin desviar la mirada del señor Summers. Por fin, éste alzó una mano y dijo, «Adams». Un hombre se adelantó a la multitud. “Hola, Steve”, le saludó el señor Summers. «Hola, Joe», le respondió el señor Adams. Los dos hombres intercambiaron una sonrisa nerviosa y seca; a continuación, el señor Adams introdujo la mano en la caja negra y sacó un papel doblado. Lo sostuvo con firmeza por una esquina, dio media vuelta y volvió a ocupar rápidamente su lugar entre la multitud, donde permaneció ligeramente apartado de su familia, sin bajar la vista a la mano donde tenía la papeleta.
—Allen —llamó el señor Summers—. Anderson... Bentham.
—Ya parece que no pasa el tiempo entre una lotería y la siguiente —comentó la señora Delacroix a la señora Graves en las filas traseras—. Me da la impresión de que la última fue apenas la semana pasada.
—Desde luego, el tiempo pasa volando —asintió la señora Graves.
—Clark... Delacroix...
—Allá va mi marido —comentó la señora Delacroix, conteniendo la respiración mientras su esposo avanzaba hacia la caja.
—Dunbar —llamó el señor Summers, y la señora Dunbar se acercó con paso firme mientras una de las mujeres exclamaba: «Animo, Janey», y otra decía: «Allá va».
—Ahora nos toca a nosotros —anunció la señora Graves y observó a su marido cuando éste rodeó la caja negra, saludó al señor Summers con aire grave y escogió una papeleta de la caja. A aquellas alturas, entre los reunidos había numerosos hombres que sostenían entre sus manazas pequeñas hojas de papel, haciéndolas girar una y otra vez con gesto nervioso. La señora Dunbar y sus dos hijos estaban muy juntos; la mujer sostenía la papeleta.
—Harburt... Hutchinson...
—Vamos allá, Bill —dijo la señora Hutchinson, y los presentes cercanos a ella soltaron una carcajada.
—Jones...
—Dicen que en el pueblo de arriba están hablando de suprimir la lotería —comentó el señor Adams al viejo Warner. Este soltó un bufido y replicó:
—Hatajo de estúpidos. Si escuchas a los jóvenes, nada les parece suficiente. A este paso, dentro de poco querrán que volvamos a vivir en cavernas, que nadie trabaje más y que vivamos de ese modo. Antes teníamos un refrán que decía: «La lotería en verano, antes de recoger el grano». A este paso, pronto tendremos que alimentarnos de bellotas y frutos del bosque. La lotería ha existido siempre —añadió, irritado—. Ya es suficientemente terrible tener que ver al joven Joe Summers ahí arriba, bromeando con todo el mundo.
—En algunos lugares ha dejado de celebrarse la lotería —apuntó la señora Adams.
—Eso no traerá más que problemas —insistió el viejo Warner, testarudo—. Hatajo de jóvenes estúpidos.
—Martin... —Bobby Martin vio avanzar a su padre.— Overdyke... Percy...
—Ojalá se den prisa —murmuró la señora Dunbar a su hijo mayor—. Ojalá acaben pronto.
—Ya casi han terminado —dijo el muchacho.
—Prepárate para ir corriendo a informar a tu padre —le indicó su madre.

El señor Summers pronunció su propio apellido, dio un paso medido hacia adelante y escogió una papeleta de la caja. Luego, llamó a Warner.
—Llevo sesenta y siete años asistiendo a la lotería —proclamó el señor Warner mientras se abría paso entre la multitud—. Setenta y siete loterías.
—Watson... —El muchacho alto se adelantó con andares desgarbados. Una voz exhortó: «No te pongas nervioso, muchacho», y el señor Summers añadió: «Tómate el tiempo necesario, hijo». Después, cantó el último nombre.
—Zanini...

Tras esto se produjo una larga pausa, una espera cargada de nerviosismo hasta que el señor Summers, sosteniendo en alto su papeleta, murmuró:
—Muy bien, amigos.
Durante unos instantes, nadie se movió; a continuación, todos los cabezas de familia abrieron a la vez la papeleta. De pronto, todas las mujeres se pusieron a hablar a la vez:
—Quién es? ¿A quién le ha tocado? ¿A los Dunbar? ¿A los Watson?
Al cabo de unos momentos, las voces empezaron a decir:
—Es Hutchinson. Le ha tocado a Bill Hutchinson.
—Ve a decírselo a tu padre —ordenó la señora Dunbar a su hijo mayor.
Los presentes empezaron a buscar a Hutchinson con la mirada. Bill Hutchinson estaba inmóvil y callado, contemplando el papel que tenía en la mano. De pronto, Tessie Hutchinson le gritó al señor Summers:

—¡No le has dado tiempo a escoger qué papeleta quería! Te he visto, Joe Summers. ¡No es justo!
—Tienes que aceptar la suerte, Tessie —le replicó la señora Delacroix, y la señora Graves añadió:
—Todos hemos tenido las mismas oportunidades.
—¡Vamos, Tessie, cierra el pico! —intervino Bill Hutchinson.
—Bueno —anunció, acto seguido, el señor Summers—. Hasta aquí hemos ido bastante deprisa y ahora deberemos apresurarnos un poco más para terminar a tiempo. —Consultó su siguiente lista y añadió:
— Bill, tú has sacado la papeleta por la familia Hutchinson. ¿Tienes alguna casa más que pertenezca a ella?
—Están Don y Eva —exclamó la señora Hutchinson con un chillido—. ¡Ellos también deberían participar!
—Las hijas casadas entran en el sorteo con las familias de sus maridos, Tessie —replicó el señor Summers con suavidad—. Lo sabes perfectamente, como todos los demás.
—No ha sido justo —insistió Tessie.
—Me temo que no —respondió con voz abatida Bill Hutchinson a la anterior pregunta del director del sorteo—. Mi hija juega con la familia de su esposo, como está establecido. Y no tengo más familia que mis hijos pequeños.
—Entonces, por lo que respecta a la elección de la familia, ha correspondido a la tuya —declaró el señor Summers a modo de explicación—. Y, por lo que respecta a la casa, también corresponde a la tuya, ¿no es eso?
—Sí —respondió Bill Hutchinson.
—¿Cuántos chicos tienes, Bill? —preguntó oficialmente el señor Summers.
—Tres —declaró Bill Hutchinson—. Está mi hijo, Bill, y Nancy y el pequeño Dave. Además de Tessie y de mi, claro.
—Muy bien, pues —asintió el señor Summers—. ¿Has recogido sus papeletas, Harry?
El señor Graves asintió y mostró en alto las hojas de papel.
—Entonces, ponlas en la caja —le indicó el señor Summers—. Coge la de Bill y colócala dentro.
—Creo que deberíamos empezar otra vez —comentó la señora Hutchinson con toda la calma posible—. Os digo que no es justo. Bill no ha tenido tiempo para escoger qué papeleta quería. Todos lo habéis visto.

El señor Graves había seleccionado cinco papeletas y las había puesto en la caja. Salvo éstas, dejó caer todas las demás al suelo, donde la brisa las impulsó, esparciéndolas por la plaza.
— ¡Escuchadme todos! —seguía diciendo la señora Hutchinson a los vecinos que la rodeaban.
— ¿Preparado, Bill? —inquirió el señor Summers, y Bill Hutchinson asintió, después de dirigir una breve mirada a su esposa y a sus hijos.
—Recordad —continuó el director del sorteo—: Sacad una papeleta y guardadla sin abrir hasta que todos tengan la suya. Harry, tú ayudarás al pequeño Dave. —El señor Graves tomó de la manita al niño, que se acercó a la caja con él sin ofrecer resistencia.— Saca un papel de la caja, Davy—le dijo el señor Summers. Davy introdujo la mano donde le decían y soltó una risita—. Saca sólo un papel —insistió el señor Summers—. Harry, ocúpate tú de guardarlo.
El señor Graves tomó la mano del niño y le quitó el papel de su puño cerrado; después, lo sostuvo en alto mientras el pequeño Dave se quedaba a su lado, mirándole con aire de desconcierto.
—Ahora, Nancy —anunció el señor Summers. Nancy tenía doce años y a sus compañeros de la escuela se les aceleró la respiración mientras se adelantaba, agarrándose la falda, y extraía una papeleta con gesto delicado—. Bill, hijo —dijo el señor Summers, y Billy, con su rostro sonrojado y sus pies enormes, estuvo a punto de volcar la caja cuando sacó su papeleta—. Tessie...
La señora Hutchinson titubeó durante unos segundos, mirando a su alrededor con aire desafiante y luego apretó los labios y avanzó hasta la caja. Extrajo una papeleta y la sostuvo a su espalda.
—Bill… —dijo por último el señor Summers, y Bill Hutchinson metió la mano en la caja y tanteó el fondo antes de sacarla con el último de los papeles.
Los espectadores habían quedado en silencio.
—Espero que no sea Nancy —cuchicheó una chica, y el sonido del susurro llegó hasta el más alejado de los reunidos.
—Antes, las cosas no eran así —comentó abiertamente el viejo Warner—. Y la gente tampoco es como en otros tiempos.
—Muy bien —dijo el señor Summers—. Abrid las papeletas. Tú, Harry, abre la del pequeño Dave.
El señor Graves desdobló el papel y se escuchó un suspiro general cuando lo mostró en alto y todos comprobaron que estaba en blanco. Nancy y Bill, hijo, abrieron los suyos al mismo tiempo y los dos se volvieron hacia la multitud con expresión radiante, agitando sus papeletas por encima de la cabeza.
—Tessie... —indicó el señor Summers. Se produjo una breve pausa y, a continuación, el director del sorteo miró a Bill Hutchinson. El hombre desdobló su papeleta y la enseñó. También estaba en blanco.
—Es Tessie —anunció el señor Summers en un susurro—. Muéstranos su papel, Bill. Bill Hutchinson se acercó a su mujer y le quitó la papeleta por la fuerza. En el centro de la hoja había un punto negro, la marca que había puesto el señor Summers con el lápiz la noche anterior, en la oficina de la compañía de carbones. Bill Hutchinson mostró en alto la papeleta y se produjo una reacción agitada entre los congregados.
—Bien, amigos —proclamó el señor Summers—, démonos prisa en terminar.
Aunque los vecinos habían olvidado el ritual y habían perdido la caja negra original, aún mantenían la tradición de utilizar piedras. El montón de piedras que los chicos habían reunido antes estaba preparado y en el suelo; entre las hojas de papel que habían extraído de la caja, había más guijarros. La señora Delacroix escogió una piedra tan grande que tuvo que levantarla con ambas manos y se volvió hacia la señora Dunbar.
—Vamos —le dijo—. Date prisa.
La señora Dunbar sostenía una piedra de menor tamaño en cada mano y murmuró, entre jadeos:
—No puedo apresurarme más. Tendrás que adelantarte. Ya te alcanzaré.
Los niños ya tenían su provisión de guijarros y alguien le puso en la mano varias piedrecitas al pequeño Davy Hutchinson. Tessie Hutchinson había quedado en el centro de una zona despejada y extendió las manos con gesto desesperado mientras los vecinos avanzaban hacia ella.
—¡No es justo! —exclamó.
Una piedra la golpeó en la sien.
—¡Vamos, vamos, todo el mundo! —gritó el viejo Warner. Steve Adams estaba al frente de la multitud de vecinos, con la señora Graves a su lado.

—¡No es justo! ¡No hay derecho! —siguió exclamando la señora Hutchinson e, instantes después, todo el pueblo cayó sobre ella.





The Lottery
Shirley Jackson 
(1916-1965)




*   *   0   *   *



No sé qué es más terrible, si la cotidianidad del ritual de esta Lotería o el modo de ejecutar su premio, con la implicación de todos los vecinos. Creo que el relato transcurre en un punto muy incómodo del territorio que separa la civilización de la barbarie. Un punto donde se solapan, y llega a confundirse la conformidad a la norma con la enajenación.

La Lotería es una poderosa alegoría de la comunidad y sus reglas. Pensemos que la Justicia y el Derecho no dejan de ser reglas artificiales que regulan la vida en común. Además, el apedreamiento aparece en los textos de las tres grandes religiones, cristianismo, judaísmo e islamismo. Se identifica fácilmente con el castigo comunitario a las desviaciones y a los intrusos. El hecho de que todos participen refuerza indisolublemente las creencias del grupo y asegura -de forma mágica- su pervivencia.

El tema del azar atravesando la vida y la muerte está presente desde siempre en la literatura y la mitología. Borges lo vistió con ropajes legendarios y hasta místicos en el magistral relato La Lotería en Babilonia.

The Lottery fue escrito y publicado en junio de 1948 en The New Yorker. La cercanía de la Segunda Guerra Mundial ha llevado a algunos a interpretar el relato como una metáfora sobre la forma en que la sociedad transmite la violencia de una generación a otra.

Otra obra inquietante y poética de Shirley Jackson, Siempre hemos vivido en el castillo

martes, 14 de julio de 2015

I ORIGINS - de Mike Cahill

EEUU-2014


Intriga, Drama, Ciencia ficción poética, Investigación del conocimiento. La película hace imposible cualquier etiquetado. Una historia de amor constante más allá de la muerte como clamaba Quevedo, que deriva en un debate entre ciencia y religión. 
"-Estamos casados desde siempre, en el mundo espiritual ¿no?. Creo que nos conocemos desde siempre.
- ¿De veras?
-Sí.Cuando ocurrió el Big Bang todos los átomos del universo estaban juntos en un único punto que estalló hacia afuera. Así que mis átomos y tus átomos estaban junto entonces y, quien sabe, quizás se juntaron varias veces en los últimos 13.700 millones de años. Así que mis átomos conocen a los tuyos y siempre los han conocido. Mis átomos siempre amaron a tus átomos."
Ian es un biólogo molecular que investiga la evolución de los ojos. Inicia una hermosísima historia de amor con Sofi, joven soñadora y espiritual; que se ve truncada por la muerte de ella en un accidente. 

Años más tarde, en los cada vez más extendidos archivos biométricos que nos clasifican y desnudan, encuentra sus mismos ojos (una improbabilidad estadística) en una niña registrada en la India. Ante el científico ateo se abre un abismo de vértigo. ¿Esta anomalía de los ojos trae adherido algún indicio de su anterior portadora?

La película está rodada como un contenido pero intenso drama sobre el amor y las dudas del alma. Sus imágenes se abonan a una cadencia intimista deslumbrante. La historia de amor entre Ian y Sofi refulge: consigue ser única y extraña. La muerte de Sofi y el posterior hallazgo de idénticos iris dejará al científico sin asideros.

En una segunda parte, elegante y reflexiva, la cinta despliega preguntas sobre el destino y el azar, sobre la evolución y las creencias religiosas. La historia está tan bien trazada que alumbra razonamientos y posturas vitales a la vez que horizontes de misterio.
"-La religión se basa en escritos de hombre de miles de años atrás. Esas creencias no pueden ser cambiadas ni desafiadas. Son fijas. En la ciencia, los grandes pensadores han escrito cosas hace mucho, pero cada generación las mejora. Las palabras no son sagradas. Einstein es un hombre brillante, pero no es nuestro dios. Es un escalón en la evolución del conocimiento  pero siempre continuamos avanzando .
-Una vez, un científico le preguntó al Dalai Lama: ¿Qué haría si algo científico refutara sus creencias religiosas? Luego de pensarlo mucho respondió: miraría todos los documentos, la investigación, e intentaría comprender las cosas. Al final, si fuera evidente que las pruebas científicas refutaran mis creencias espirituales, cambiaría mis creencias.
-Es una buena respuesta.
-Ian, ¿Qué harías si una expereincia espiritual refutara tus creencias científicas?"

La película se ampara en profundas dudas y vivencias íntimas que el trío protagonista representa con sinceridad. El guión apela a los sentimientos sin temer asomarse a la ciencia o al misticismo. 

"Cada persona en el planeta tiene un par de ojos únicos y cada uno su propio universo."Así es como se presenta nuestro científico. Precisamente la anomalía de encontrar unos ojos idénticos promueve el conflicto. Es muy interesante la forma de afrontarlo por parte de Ian, estableciendo un protocolo de prueba científica.

En él nos vemos reflejados todos. Podemos creer o no creer, pero queremos vivir con intensidad y, como podemos, hacemos frente a las más íntimas dudas y preguntas. 

Ian estudia la evolución del ojo humano para demostrar que no es necesario un divino ingeniero -como algunos propugnan- sino que los ojos son producto de la evolución. Entonces "¿tú vas a refutar a Dios? le pregunta Sofi. A lo que responde: ¿Refutar? ¿quién lo demostró primero?
No tenemos remedio.




P.D. 1.
La espiritual Sofi le cuenta a su novio la historia de los faisánidos.

-¿Conoces la historia de los faisánidos?
-No ¿qué es eso?
-Es un ave que percibe todo el tiempo en un instante. Canta canciones de amor y de ira, temor, alegría y tristeza al mismo tiempo. Todo combinado en un magnífico sonido. 
Esta ave, cuando conoce al amor de su vida, siente felicidad y tristeza. Felicidad porque ve que para él es el comienzo y tristeza porque ella sabe que ya todo terminó"


P.D. 2.
Tal y como se cuenta en la película, la India es uno de los países del mundo donde más se ha apostado por la identificación biométrica de sus ciudadanos. A estas alturas ya han sobrepasado el número de 700 millones de personas identificadas.

martes, 7 de julio de 2015

Equipo CRÓNICA: un juego y una historia

Pintar es como golpear. 1971. Equipo Crónica




















Artífices de una obra muy pegada a su tiempo, pero también de gran potencia iconográfica, el estilo del Equipo Crónica discurre entre dos riberas bien definidas: apropiación crítica de otros artistas y elementos de los mass media,  e introducción de una carga política y social en el colorista e ingenioso mundo del pop-art.


UNA HISTORIA
Cuando en 1967, el ministro franquista de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, quiere vender una imagen de apertura, lanza una masiva campaña internacional basada en el slogan "Spain is diferent" y en la utilización espuria de obras universales de Velázquez, Goya o Zurbarán. El Equipo Crónica desmonta esta apropiación del régimen franquista realizando la serie La Recuperación, basada en arrastrar la obra de estos gigantes de la Historia del Arte hasta la paradoja de convertirse en clichés en el mundo contemporáneo.

Pero la historia de la que quería hacerme eco es otro intento de la dictadura por apropiarse del arte. Los tecnócratas del régimen querían ofrecer un rostro más amable de aquella España represiva y cuartelaria. Querían mostrar al mundo una España normalizada y abierta. Incluso construyeron un museo de Arte Contemporáneo cerca de Moncloa......pero faltaban los cuadros. Se puso el ojo sobre los artistas patrios más internacionales para avalar la propuesta. Hueca.
Dispararon alto. El Guernica de Picasso. Obra encargada por un gobierno español (aunque "rojo"), consagrada y reproducida ya en aquella época como un patrimonio universal. El mismísimo Franco dio permiso para entablar las negociaciones con el MOMA de Nueva York. Depositado en el museo neoyorkino hasta el final de la Guerra Civil; en 1958 Picasso había renovado el préstamo  por tiempo indefinido, hasta que se restablecieran las libertades democráticas en España.
Aunque las negociaciones se llevaron con el máximo secreto, los rumores se extendieron y el Equipo Crónica reaccionó presentando la serie Guernica69, compuesta por cuadros como El Embalaje, Después de la batalla, La Visita o el célebre El Intruso
El Intruso. Equipo Crónica

En este cuadro el choque se produce en múltiples niveles: los tonos grises contra el color, el dramatismo y los cuerpos mutilados contra la amable fantasía que representa el Guerrero del Antifaz. Pero sobretodo convoca una enorme ironía. El popular héroe juvenil de los tebeos (aún no eran cómics), íntegro y protector, irrumpe en un contexto absolutamente ajeno de terror, dramatismo e indefensión. El valiente y noble guerrero queda identificado así con el poder destructor de la dictadura y el fascismo.

La historia de esta tentativa de recuperación del Guernica se ha contado varias veces. Una de las narraciones más detalladas y fiables se encuentra en Gijs van Hensbergen. Guernica : the biography of a twentieth-century icon. London, 2004; según recomienda el  historiador, ideólogo y teórico del Equipo Crónica, Tomàs Llorens, que, en el catálogo de la Exposición del Museo de Bellas Artes de Bilbao, escribe:
"Guernica 69 es, sin duda, una de las series más conseguidas del Equipo, muy continuista. Como expresaron ellos mismos, «no existen [en ella] variaciones importantes respecto a La recuperación». Su éxito se debe a que, como dice Marín Viadel, «el Equipo Crónica abordó en el conjunto de la serie un relato fantástico»: el del supuesto retorno del Guernica, su instalación en el nuevo edificio del museo (que estaba en construcción cuando se pintaron los cuadros y había de tardar aún seis años en abrirse al público), la inauguración, retransmitida en directo por TVE, etcétera. Cada cuadro puede verse como un episodio engarzado en el hilo narrativo de la ficción general, aunque, como ocurre en las narraciones fantásticas medievales, cada episodio goza de una amplia autonomía. El vigor narrativo de la historia se alimenta, escena por escena, de las iluminaciones y sorpresas que producen las citas, descontextualizaciones y recontextualiciones de las figuras pictóricas, extraídas del cuadro de Picasso, pero situadas en espacios arquetípicos cargados de referencias culturales: el museo, el convento zurbaranesco, el paisaje de la meseta castellana, la galería de tiro, etcétera. Uno de los episodios más memorables, El embalaje, está dedicado al traslado físico del cuadro; el embalaje de papel se ha roto y por el hueco asoma la cabeza del caballo picassiano enloquecida, no se sabe si por el bombardeo de 1936 o por el descubrimiento de que ha llegado al Madrid franquista de 1969."
El Embalaje, Equipo Crónica. Obra Social La Caixa















































UN JUEGO

En el cuadro Escuela de Paris, obra de grandes dimensiones (200cm x 200cm), el Equipo Crónica incluye múltiples citas. La cita, según Ricardo Marín Viadel, "sustituye nuestras palabras por las de otro. Así, junto a la mera expresión de esa idea o de esa imagen se da pie a un diálogo entre el autor citado y el que cita, entre lo que tal fragmento significaba en su lugar originario y lo que le hace decir quien lo toma prestado. La cita crea una red de asociaciones e implicaciones, de interconexiones entre diferentes épocas y circunstancias sumamente sugerentes." 

El cuadro pertenece a la serie Policía y Cultura (1971) y reproduce la tensión entre el primer plano y el segundo tan característico del colectivo, que en este caso no es, por otra parte, más que la tensión entre la represión (franquista o institucional) y las corrientes culturales que unidas a la libertad y la democracia recorrían Europa. El blanco y negro de la realidad nublando la imaginería de las vanguardias europeas.

Te propongo un juego. Identificar las citas pictóricas que bullen por la tela. 

Escuela de Paris, Equipo Crónica


g     a     b     p     b     b     a      n     I     p     n     h
i      u     a     i      o     o     r       a     a    e     u     o
r     t       i      f     d     d     q       t     n     r     b      j
a    o       l     a     e     e     u      u     d    s     e     a 
s    r       a     n     g     g     i       r     T     o    s     M
o    r       r     o     ó     ó     t       a     h     n    y     a
l     e       i     M    n     n     e      l      e     a     á    g
e    t       n     a     P     J     c      e     V     j     r     r
s    r       a     n     i      u      t      z      i      e    b     i
V   a      T     e     c     a     u      a      l      M   o     t
a    t      o      t      a     n     r      m     l      o     l     t
n    o     u             s     G    a      u     a      d    G   e
G   V     l              s     r     s      e      g      i     a
o    a     o             o     i     L      r       e     g     u
g    n     u                    s    è      t       C     l     g
h   G     s                           g     a      h      i     i
      o     e                           e     C     a      a    n
      g     L                           r      e     g      n
      h     a                                  z      a      i
             u                                  a      l
             t                                   n      l
             r                                   n
             e                                  e
             c