sábado, 20 de junio de 2015

El NIÑO 44 - de Daniel Espinosa








Desastrosa adaptación del magnífico thriller original de Tom Rob Smith. Sin justificación alguna se carga la motivación del asesino, perdiendo uno de los anclajes más importantes de la trama; así como una de las escenas de mayor intriga del libro: cuando están torturando al policía caído en desgracia, Leo Demidov, y le someten al suero de la verdad. Lo que allí era una revelación que daba sentido a toda la intriga, aquí se ignora y trivializa. Mutilada de sus elementos primordiales, la cinta deviene en un producto lento y disperso.

En la Rusia de Stalin de 1953 conviven dos policías políticos: Leo (Tom Hardy), héroe de guerra, y Vassily, un cobarde que ahora aprovecha su status para mostrarse despiadado con los débiles. Vassily tiende una trampa a Leo para desprestigiarlo y hacerse con su puesto; pero entremedias se cruzarán una serie de asesinatos de niños. El sistema comunista tiene decretada una sociedad ideal donde no cabe el crimen, de modo que los resuelve con detenciones rutinarias. A pesar de ello y de que Leo es degradado, éste continuará su cruzada hasta encontrar al asesino.

La película se articula con lo más básico de la trama del libro, por lo que el interés de la premisa se va perdiendo por el camino. El deficiente desarrollo de la acción hace que ésta suceda a trompicones, desconcertando en muchos momentos al espectador.

Además, la película olvida de forma lamentable al tercer protagonista de la novela, la vida irrespirable bajo el estalinismo; una vida llena de humillación, angustia y silencio opresivo. Esta ambientación, que en la novela permea cada página, en la película se solventa con una simple ironía que le sueltan al investigador, "no hay crímenes en el paraíso".

Para colmo desnuda al protagonista de cualquier complejidad. De modo que la interpretación de Tom Hardy está desenfocada. A veces parece hundido y temeroso, a veces decidido. No logra en ningún momento el tono de un hombre íntegro, punzado por la duda ante el sistema que sirve e incapaz de componendas para echar tierra sobre los crímenes. 

Naomi Rapace sí nos ofrece un personaje angustiado, capaz incluso de engañar a su marido con tal de sobrevivir.

La producción tiene potencia y vistosidad, pero se ha olvidado del libreto, desperdiciando magníficas ideas y secuencias que estaban perfectamente escritas en el libro.

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