jueves, 9 de abril de 2015

TUSK - de Kevin Smith









Extraña, terrorífica y en algún momento poética; pero poética en el sentido que lo es La Condesa sangrienta.

Digámoslo cuanto antes. Un viejo loco y refinado logra atraer a un joven hasta su mansión. Después de drogarlo comienza el martirio: le somete a pequeñas intervenciones para transformarlo en ¡una morsa!
¡¿Y la película se sostiene?!
Absolutamente.

Es una película de terror en el mismo sentido que lo es House of Cards. Un terrible drama de supervivencia como lo es el de cualquier desahuciado. Una extraña y arriesgada mirada a nuestras entrañas, en el estilo de esa maravilla denominada Black Mirror.

La película se sostiene firmemente, colgada del precipicio de la incredulidad, gracias a unos diálogos brillantísimos y a unos personajes descarados, interpretados con enorme verosimilitud.










Wallace Bryton (Justin Long) es un podcaster de radio engreído y deslenguado, "al público le gusta auténtico y vulgar y yo lo hago auténtico y vulgar"; siempre en busca de lo más insólito y extravagante. No le importa viajar hasta Canadá después de leer una curiosa carta que encuentra colgada en los urinarios de un bar. El firmante, Mr. Howe, invita al portador a una estancia pagada en su mansión, con el único compromiso de escuchar sus historias.


Efectivamente los relatos de Mr. Howe son el sustrato por el que fluye la película. Guarda una botella de whisky que compartió con Hemingway en pleno desembarco de Normandía.

"Es sólo una botella vieja, pero al combinarla con la anécdota es un talismán poderoso, una puerta a otro tiempo y lugar, tal vez un puente levadizo a la historia.
-Sí...jodidamente genial."

También nos ofrece un terrible relato de supervivencia tras un naufragio y sobre todo, uno sobre las vejaciones que sufrió en un psiquiátrico por parte de curas pederastas. De modo que aunque la película es un circo de los horrores encerrado en esa mansión de Manitoba, allí el monstruo también es víctima.
"El hombre es un animal salvaje", concluye este misántropo con conocimiento de causa.



La historia está construida con un rigor vesánico, ese tipo de lógica que sólo los más morbosos son capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias. Por eso resulta sobrecogedora. Pero también lírica. Sobretodo en los relatos de Mr. Howe. Ahí encontramos un corazón palpitante que ha sido quebrantado por la vida hasta hacerle gritar: "Los monstruos verdaderos son los humanos".

Tiendo a pensar que esta insólita propuesta no sería la misma si no contase con el gran Michael Parks ejerciendo hipnóticamente las artes de Mr. Howe. Los relatos de este macabro anfitrión son, en verdad, fascinantes y capaces, como los cantos de sirena, de atraerte hacia la destrucción. No es la primera vez que lo hace. También dirigido por Kevin Smith nos regaló un tremendo predicador maniático en la feroz Red State. Parks domina el timing y consigue que sus frases y su presencia sean siempre densas.

A lo largo de la cinta encontramos tanto lo mejor como lo más discutible de Kevin Smith. Largos monólogos, humor escatológico y referencias por un tubo. Pero también está Guy Lapointe, un estrafalario detective que persigue a Mr. Howe desde hace décadas. La composición que hace Johnny Depp resulta excesivamente caricaturesca, rompiendo del todo el ritmo conseguido en la relación cazador y presa.
Justin Long y su colega Haley Joel Osment




Kevin Smith es un tío con ideas a borbotones como ya demostrara en su debut en Clerks (1994) y en su película más redonda hasta la fecha, Persiguiendo a Amy (1997). También es un reputado autor de cómics. Escribió para Marvel guiones de Daredevil y Spiderman. Pero ya en los dos mil, sus películas han sido un fiasco.

De pronto, en 2011, dio un giro a su carrera presentando Red State (ganadora del festival de Sitges). Un giro hacia el terror que confirma ahora con Tusk y tendrá continuidad con dos películas más que el director ha presentado como una especie de trilogía de terror en el Norte. Parece ser que a finales de año estrenará Yoga-Hosers a la que seguirá Moose Jaws.

Por increíble que parezca, Tusk se basa en la historia real de un hombre que pasó seis meses perdido en el mar y acompañado de una morsa. Al regresar a casa puso un anuncio para buscar un compañero de piso. La única condición que exigía era ponerse un disfraz de morsa dos horas al día.

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