miércoles, 10 de diciembre de 2014

MAMMON - de Cecilie A. Mosli















Noruega -2014-

Nueva serie de intriga procedente de los países nórdicos que recoge el testigo de la excelente BRON/BROEN.

Peter es un periodista que investiga el desfalco de un ejecutivo en una gran empresa. Cuando todo va a ser publicado nos enteramos de que ambos son hermanos. Daniel, el ejecutivo, le pide entrevistarse. Comenta que quizás algún día lo entenderá, abraza a su hermano y pocos minutos después se suicida. Peter decide retirarse a Deportes. Cinco años después su periódico prepara una edición especial con un nuevo escándalo y un nuevo directivo en la picota, Hugen. El periodista es citado misteriosamente junto a la mujer de su hermano por una abogada. Les comunica que sigue órdenes expresas de Daniel para entregarles un pequeño baúl en ese día en concreto. Allí encuentran una nota que les conduce a un lago. Han de situarse en un punto determinado a una hora precisa. Nada más llegar un coche se despeña, Peter rescata al conductor y se percata de que es Hugen. Éste despierta y le grita "¡Abraham!", pero al comprobar que Daniel no sabe nada se dispara y muere.

Intriga a tope.
Posteriormente descubrimos que el Ministro de Justicia está implicado, también que un cuadro colgado en una iglesia, representando el sacrificio de Abraham, oculta una clave sangrienta y que varios niños fueron misteriosamente asesinados.


La intriga y los elementos incógnitos son constantes en cada capítulo. El ovillo crece desde la misma presentación, con dos niños que se persiguen por un bosque hasta que uno golpea al otro. En este sentido la serie es magnífica. Nunca demasiado explícita, acumula enigmas en cada capítulo y los hechos a los que asistimos siempre esconden oscuras ramificaciones.

A la corrupción en las grandes corporaciones y en la política, la trama añade una veta de fanatismo y religión muy sugerente. Uno de los momentos más sobrecogedores gira alrededor de un cuadro que representa el sacrificio de Abraham. Daniel lo donó a la iglesia regida por su padre, pastor protestante. 

La réplica al periodista la ofrece una investigadora (Lena Kristin Ellingsende la Sección de Delitos Económicos que padece agorafobia tras haber sido asaltada. Sin embargo este es uno de los aspectos menos desarrollados de la serie, la personalidad de los dos protagonistas. Por supuesto no tienen el carisma ni la complejidad de los inspectores de Bron/Broen, ¡Ay aquella desinhibida Saga Norén y aquel mujeriego Martin Rohde!



Mammon cuenta la historia de una conspiración financiera, sus conexiones políticas y el papel que juegan los medios de comunicación en estos casos. Pero también explora el drama íntimo. El propio guionista de la serie, Gjermund Eriksen Stenberg, ha declarado que perseguía bucear en las razones para que, entre dos hermanos, uno triunfe y otro naufrague. Curiosamente la desarrolló junto a su propio hermano, que se encargó de la producción.

Uno de los aspectos más sobresaliente de la trama es su capacidad para inquietar y sorprender. Los giros son constantes y el misterio parece cada vez más profundo. Aunque, como suele pasar en estos casos, la resolución final es inferior a planteamientos tan fascinantes.


Mammon es el demonio de la avaricia y el materialismo. Según el jesuita Peter Binsfeld se trata de uno de los “Siete Príncipes del Infierno”.
Tiene pocos enemigos debido a que sus favores pueden ser comprados por un precio justo. 
En la Biblia, Mateo 6, 24 se puede leer: "Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a Mammon". Aunque en las traducciones más usuales dice: "No podéis servir a Dios y a las riquezas."

En el texto de La Divina Comedia, Dante Alighieri describe a Mammon como un demonio lobo, debido a que en la Edad Media los lobos eran asociados con la avaricia. Mientras que Tomás de Aquino lo asimila a uno de los pecados capitales, la codicia: “Mammon sale del infierno ayudado por un lobo, para venir al mundo y corromper el corazón del hombre con la codicia”.

Curiosamente en el famoso Diccionario Infernal (1863) de Collin Plancy, Mammon no es tan importante ya que es solo un demonio que pertenece al Cuerpo Diplomático y ocupa la función de embajador del infierno en Inglaterra. Digo curiosamente porque en la escena final hay dos secuaces que provocan el desenlace y, en un juego contradictorio, proceden de Inglaterra. Hartos de la situación en que les ha colocado la trama corrupta claman, "¡puto país¡ ¡nuestro jefe era un inmoral!".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.