viernes, 24 de octubre de 2014

RELATOS SALVAJES - de Damián Szifrón













¡Qué mala leche destila esta película! Buscar el momento justo del hartazgo, donde la gota rebosa el vaso y todo se desmadra.  Esa pequeña agresión cotidiana que al final hace yesca, esa imposición injusta y repetida de la burocracia y el estado, esa humillación que va minando nuestra civilidad hasta obligarnos a desprendernos de ella.

Por este motivo los créditos se presentan sobre unos hermosos primeros planos de bestias salvajes.

El director y también guionista reúne seis historias para asomarnos al vértigo de perder el control, de rebelarnos por las bravas. En el estado actual de las cosas, con una crisis que nos asfixia, una sociedad asilvestrada que nos arranca la empatía y una corrupción que campa a sus anchas; seguro que el director sólo habrá tenido que mirar a su alrededor para encontrar sus historias.

Pasternak abre la fiesta. Es apenas un gag sobre una casualidad forzada, pero sirve de brillante presentación. Las Ratas es corto, negrísimo y contundente. Para lograrlo cuenta con una escalofriante Rita Cortese en la cocina, justo cuando un infame cargo público se presenta en su restaurante.

El Más Fuerte relata una absurda reyerta entre dos automovilistas que recuerda al Diablo sobre ruedas de Spielberg y que a mí me recordó el Duelo a Garrotazos de Goya.

Bombita nos acerca al ciudadano de a pie acosado por el estado; mientras La Propuesta confecciona un nudo con los cabos de la corrupción y la impunidad. Hasta que la muerte nos separe se inmiscuye en una boda aciaga.



En unos casos la sociedad hostigante, en otros el estado punitivo, siempre el hombre como un lobo para el hombre.

La película ejerce la crítica, pero también el humor, negrísimo en ocasiones: Cuando un veneno está vencido....¿es más o menos dañino? se pregunta la aviesa cocinera. También en el grotesco giro final de El Más Fuerte

Particularmente creo que la cinta tiene mucho que ver con la crisis actual. Todos estamos hartos. Como nosotros, los personajes son comunes y las situaciones que los envenenan, cotidianas. Cuando no es el sistema el que se dedica a jodernos, es un vecino el que nos pisa el callo. 

La rebelión de los personajes supone una saludable catarsis para el espectador. Cuando escuchamos en la pantalla: “Los hijos de puta gobiernan el mundo. Y así está el país: todos quieren que estos personajes tengan su merecido, pero no quieren mover un dedo”, nos da igual que se refieran a Argentina o España. 

Szifrón se muestra como un director meticuloso y elegante. La producción es impecable. Cada episodio tiene un estilo visual propio y cuidado. El más oscuro y sucio como corresponde, Las Ratas. La intensa luz y el paisaje desértico en El Más Fuerte lo refiere al western. 

Siendo episodios independientes, se produce una extraña continuidad. Cada historia tiene la duración necesaria para escuchar los truenos que anticipan la tormenta. Los toques de humor actúan como un ácido, nos descubren felizmente los burdos mecanismos de nuestra conducta.

El elenco de actores está brillantísimo. Destacan Darío Grandinetti y Ricardo Darín; pero también Leonardo Sbaraglia que pasa perfectamente de la chulería a la cobardía y de aquí a la furia. Y sobretodo Erica Rivas, que nos regala una inmensa novia desquiciada y Rita Cortese, la decidida cocinera.


Desde su estreno en Argentina hay un debate sobre si incita o no a la violencia. En su promoción televisiva Szifrón se transformó en la cocinera de Las Ratas y dijo: “La inseguridad es resultado de la desigualdad. Si yo hubiera nacido pobre, si no tuviera las necesidades básicas cubiertas, sería delincuente más que albañil. Hay mucha violencia contenida”. Y se montó el escándalo. Yo me pregunto por qué. 





P.D. Viendo la película en el cine, yo mismo sufrí un relato salvaje. Tuve la maldita suerte de que dos mujeres ya maduras trasladasen su salón a la fila de atrás. Les dio igual los repetidos Chistttt que varias personas les dedicamos. Fueron glosando en voz alta y clara cada escena como si los demás fuésemos ciegos. "Mira, va a salir del coche", "¡Se lo llevan detenido!" No dejaron escena sin comentar. Es curioso que disfrutasen a carcajadas con la película y no se dieran por aludidas.

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