jueves, 30 de octubre de 2014

Las PERSONAS del VERBO - Jaime Gil de Biedma











Los poetas de la generación del 50, en el siglo pasado, tuvieron una vertiente social nada dogmática ni ideologizada, sino que manaba de un profundo sentido humanista. En la España de nuestros días, después de cinco años de una estafa (otros la llaman crisis) que nos ha despojado de derechos, trabajo, ahorros y a muchos hasta de hogar; la maldición de un país maltratado y secuestrado por unos gobernantes ineptos y mendaces se alza como el fiero coloso que aterrorizó las visiones más negras de Goya. 

Gil de Biedma escribió hace medio siglo un pie de foto para la instantánea de hoy mismo, día de la enésima redada (Operación Púnica). En el poema Noche triste de Octubre, 1959 podemos leer:    

   
     "...y el Gobierno, 
     reunido en consejo de ministros,
     no se sabe si estudia a estas horas 
     el subsidio de paro 
     o el derecho al despido, 
     o si sencillamente, aislado en un océano,
     se limita a esperar que la tormenta pase
     y llegue el día, el día en que, por fin,
     las cosas dejen de venir mal dadas."


La corrupción campa a sus anchas en todo tipo de instancias políticas, empresariales e incluso sindicales. Las imputaciones judiciales por corrupción suman varios millares... pero no pasa nada. Como apunta el poeta, "dicen que no es culpa del gobierno, / sino terrible maldición de España"
Y también:
          "De todas las historias de la Historia
           la más triste sin duda es la de España 
           porque termina mal. Como si el hombre, 
          harto ya de luchar con sus demonios, 
          decidiese encargarles el gobierno 
          y la administración de su pobreza."

Pero Gil de Biedma no es básicamente un poeta social. "Yo persigo también el dulce amor", escribe. La esencia de su poesía es la conversación íntima, la confidencia que te invita a una reflexión serena sobre la vida y la cruel fuga del tiempo. No encuentro mejor bálsamo ni acicate. 






DE VITA BEATA

En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.






APOLOGÍA Y PETICIÓN


¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,

A menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.







NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.























PANDÉMICA y CELESTE

                                              quam magnus numerus Libyssae arenae
                                                         ..........................................................
                                                         aut quam sidera multa, cum tacet nox,
                                                         furtiuos hominum uident amores.
                                                                                                    Catulo, VII

Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable, -mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goutée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
              íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
                          Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.

Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.

Francis Bacon -Retrato de George Dyer hablando-













AUNQUE SEA UN INSTANTE


Aunque sea un instante, deseamos
descansar. Soñamos con dejarnos.
No sé, pero en cualquier lugar
con tal de que la vida deponga sus espinas.

Un instante, tal vez. Y nos volvemos
atrás, hacia el pasado engañoso cerrándose
sobre el mismo temor actual, que día a día
entonces también conocimos.

                                                            Se olvida
pronto, se olvida el sudor tantas noches,
la nerviosa ansiedad que amarga el mejor logro
llevándonos a él de antemano rendidos
sin más que ese vacío de llegar,
la indiferencia extraña de lo que ya está hecho.

Así que a cada vez que este temor,
el eterno temor que tiene nuestro rostro

nos asalta, gritamos invocando el pasado
-invocando un pasado que jamás existió-

para creer al menos que de verdad vivimos
y que la vida es más que esta pausa inmensa,
vertiginosa,
cuando la propia vocación, aquello
sobre lo cual fundamos un día nuestro ser,
el nombre que le dimos a nuestra dignidad
vemos que no más
que un desolador deseo de esconderse.








NOCHES DEL MES DE JUNIO

                                                       A Luis Cernuda


Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
                             porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
                                                              nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
                                            y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
            o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                      Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.





La huella de Jaime Gil de Biedma (1929-1990) crece sin cesar pese a lo escueto de su producción. Perteneciente a la generación del 50 expresó su rebeldía política pero no se detuvo ahí; continuó profundizando su expresión poética. Reunió su obra en el volumen Las Personas del Verbo.

Machado, Cernuda, Valente y González asoman por sus versos; pero también sus admirados Eliot y Auden.

Su lenguaje es llano y claro; muchas veces nos interpela como algo coloquial. Aspiraba a la sencillez de una carta comercial. Cuando se define su obra como Poesía de la experiencia, no se ha de entender como una enumeración de los hechos vividos por el autor. Él mismo nos lo revela:

"La vida no puede exponerse tal cual es. La vida no es poesía y además ésta tiene sus limitaciones; date cuenta de que el número de experiencias que rescata la poesía es muy escaso y, en todo caso, no hay razón para pensar que no fueran mejores las no contadas. El arte sólo es un simulacro de lo real. Un poema moderno no es, por el contrario, una imitación de la realidad. Se trata de dar al poema una realidad objetiva que no está en función de lo que en él se dice sino de lo que en él está ocurriendo. Yo creo que incluso cuando el poeta pretende hablar en tanto que él mismo, está hablando de sí según se imagina, no según es. La voz que habla en el poema no tiene otra realidad que la que pueda tener la de un personaje de novela aunque se parezca mucho al propio poeta."

Dos aspectos definen su poesía. El tono elegíaco y el modo coloquial. El quebranto del tiempo es una de sus obsesiones:
          “y sobre todo el vértigo del tiempo
          el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
          mientras arriba sobrenadan promesas
          que desmayan, lo mismo que si espumas.”

Y también:
          "Porque en amor también
          es importante el tiempo,
          y dulce, de algún modo,
          verificar con mano melancólica
          su perceptible paso por un cuerpo."

Aunque se puede decir que todos los temas devienen en uno único, según Juan Ferraté, "su propio personaje espectral". 

Resulta muy seductora su explicación sobre el abandono de la escritura:
"Una, que mi poesía consistió -sin yo saberlo- en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir, que era lo que me apasionaba, Otra, que todo fue una equivocación: yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema»

Su punto de vista sobre la poesía no es menos revelador:
"La poesía no es precisamente lo que sucede cuando se escribe el poema, poesía es el acto de ejecutar el poema. Un poema se hace para ser leído. El poema es poema mientras se lee porque es tiempo y tempo…"



Estas reflexiones de Gil de Biedma pertenecen a una entrevista que apareció en arquitrave
Aquí, un análisis muy claro y detallado de la obra "Las personas del verbo", firmado por Monika Jimenez Morales

martes, 28 de octubre de 2014

The HONOURABLE WOMAN - de Hugo Blick







Me declaro fan absoluto de Hugo Blick, de sus paseos por el lado oscuro. Después de la extraordinaria The Shadow Line, ahora se lanza a bucear en los secretos de la brillante empresaria Nessa Stein (Maggie Gylenhaal), recién nombrada Baronesa del Imperio Británico.

El contexto histórico elegido es peliagudo: un conflicto inveterado como el palestino-israelí que parece imposible de desenredar. La propia Nessa lo ilustra con una ocurrencia en uno de sus filantrópicos actos:
"Unos extraterrestres deciden invadir la Tierra y, para demostrar que van en serio, lo primero que hacen es destruir Londres y Nueva York. Luego aterrizan justo en la Línea Verde, entre Israel y Cisjordania; y deciden convocar una reunión entre la autoridad palestina y el gobierno israelí. Su mensaje es simple: "¡La resistencia es inútil! ¡Deponed vuestras armas!".  No puedo contarles con detalle lo que pasó después pero, básicamente, al final sentirían lástima por los extraterrestres."
En este ámbito tan enrarecido se desarrollará la acción. Nessa de niña estuvo presente en el asesinato de su padre. Ahora ella dirige las empresas familiares y preside una Fundación educativa y cultural que pretende  crear una atmósfera de reconciliación entre israelíes y palestinos. Se trata de ofrecer las mismas oportunidades a unos y otros sin importar su ascendencia. Pero los intereses creados juegan fuerte y Nessa aparece como un corderito rodeada por una manada de lobos. 
Cada capítulo se inicia con una reflexión en off que modula la protagonista.
"¿En quien confías?. ¿Cómo lo sabes?. ¿Por su apariencia?;  ¿O por lo que saben?. ¿Por lo que hacen?. Todos tenemos secretos, pero a veces, algo puede pasar que te deje sin opciones, excepto revelarlo. Pero sobretodo mentimos, escondemos nuestros secretos los unos a los otros, a nosotros mismos. Así que cuando piensas así, es un milagro que confiemos en alguien."
Nessa es judía pero su más íntima confidente es una intérprete palestina, Attika. Cuando secuestran al hijo de esta última en pleno centro de Londres da comienzo la pesadilla. Pronto descubriremos que esta perturbación tuvo su epicentro muchos años atrás y que desvelar o no aquel secreto calibrará la previsible tragedia.

Los tres primeros capítulos son magistrales. El asesinato del padre de Nessa en un restaurante de lujo, el secuestro del hijo de Attika, el asesinato de un empresario palestino relacionado con Nessa, su nombramiento como Baronesa, los flashbacks de un secuestro que sufrió en la franja de Gaza.... Las cartas se van depositando sobre la mesa de forma tan elegante como misteriosa. 

El relato completo de los trazos que asaltan la memoria de Nessa se produce en el capítulo cuatro. Ocho años atrás, Nessa y Attika fueron secuestradas durante 11 meses en un lugar desconocido de Gaza. En ese azotado territorio habrá que buscar las claves. 

Tanto The Shadow Line como The Honourable Woman trazan historias retorcidas con una puesta en escena suntuosa. Su tempo es contenido, casi embriagador, y los diálogos están preñados de intención. Hugo Blick sabe insuflar a las imágenes un profundo misterio, y mientras hace avanzar la narración nos deja vislumbrar los pozos y secretos que la sustentan. El ambiente de la serie es de una intriga apasionante. 

Uno de los proyectos estrella del grupo Stein es la financiación de una red de telecomunicaciones que cubra toda la zona en conflicto con la esperanza de que el avance tecnológico ayude a superar los odios. Otro de sus proyectos son los colegios y universidades que ofrecen convivencia y oportunidades tanto a palestinos como a israelíes. Pero estos altruistas deseos pueden convertirse en una terrible trampa. Los oponentes en el tablero de juego son temibles: empresarios de ambos bandos, la más rastrera política y también los servicios secretos israelíes, ingleses y norteamericanos. Nadie espera a la suerte para conseguir una baza ganadora.


La interpretación de Maggie Gyllenhaal es magnífica. Posee la sofisticación, convicción y vulnerabilidad que el personaje demanda. Tambien Stephen Rea, que compone otro de sus tortuosos personajes llenos de ironía y dobleces. Su investigación como jefe del servicio secreto británico para Oriente Medio nos sirve de timón en estas procelosas aguas. Y la compañera en la sombra, Attika (Lubna Azabal), bordando un papel casi tan atormentado como el que compuso en la maravillosa Incendies.

La serie nos regala secuencias de gran impacto visual. La protagonista se refugia cada noche en una inmaculadamente blanca habitación del pánico, en su mansión londinense. Asimismo recibe periódicamente una llamada que formula una simple pregunta: "¿Está tu secreto a salvo?". Según sea la respuesta, positiva o negativa,  puede morir alguien. La secuencia en que se descubre a una agente encubierta del FBI en el capítulo dos es una maravilla de suspense y precisión. La trampa en la que cae el jefe de seguridad de Nessa se nos relata de forma tan despojada como impactante.













 El capítulo 5 es abiertamente de espías. La directora del MI6 multiplica sus contactos con los servicios secretos israelíes y norteamericanos. Se juega con fruición el juego de los espías; pero desconocen al verdadero malabarista que mueve los hilos en la sombra.

Las circunstancias del nacimiento de Kassim, el hijo secuestrado de Attika, se convertirá en un nudo gordiano que acabará asfixiando a muchos de los protagonistas.

Alta y baja política, negocios mezclados con banderas, espionaje y asesinatos. Todo ello en ocho capítulos de una intensidad formidable.

viernes, 24 de octubre de 2014

RELATOS SALVAJES - de Damián Szifrón













¡Qué mala leche destila esta película! Buscar el momento justo del hartazgo, donde la gota rebosa el vaso y todo se desmadra.  Esa pequeña agresión cotidiana que al final hace yesca, esa imposición injusta y repetida de la burocracia y el estado, esa humillación que va minando nuestra civilidad hasta obligarnos a desprendernos de ella.

Por este motivo los créditos se presentan sobre unos hermosos primeros planos de bestias salvajes.

El director y también guionista reúne seis historias para asomarnos al vértigo de perder el control, de rebelarnos por las bravas. En el estado actual de las cosas, con una crisis que nos asfixia, una sociedad asilvestrada que nos arranca la empatía y una corrupción que campa a sus anchas; seguro que el director sólo habrá tenido que mirar a su alrededor para encontrar sus historias.

Pasternak abre la fiesta. Es apenas un gag sobre una casualidad forzada, pero sirve de brillante presentación. Las Ratas es corto, negrísimo y contundente. Para lograrlo cuenta con una escalofriante Rita Cortese en la cocina, justo cuando un infame cargo público se presenta en su restaurante.

El Más Fuerte relata una absurda reyerta entre dos automovilistas que recuerda al Diablo sobre ruedas de Spielberg y que a mí me recordó el Duelo a Garrotazos de Goya.

Bombita nos acerca al ciudadano de a pie acosado por el estado; mientras La Propuesta confecciona un nudo con los cabos de la corrupción y la impunidad. Hasta que la muerte nos separe se inmiscuye en una boda aciaga.



En unos casos la sociedad hostigante, en otros el estado punitivo, siempre el hombre como un lobo para el hombre.

La película ejerce la crítica, pero también el humor, negrísimo en ocasiones: Cuando un veneno está vencido....¿es más o menos dañino? se pregunta la aviesa cocinera. También en el grotesco giro final de El Más Fuerte

Particularmente creo que la cinta tiene mucho que ver con la crisis actual. Todos estamos hartos. Como nosotros, los personajes son comunes y las situaciones que los envenenan, cotidianas. Cuando no es el sistema el que se dedica a jodernos, es un vecino el que nos pisa el callo. 

La rebelión de los personajes supone una saludable catarsis para el espectador. Cuando escuchamos en la pantalla: “Los hijos de puta gobiernan el mundo. Y así está el país: todos quieren que estos personajes tengan su merecido, pero no quieren mover un dedo”, nos da igual que se refieran a Argentina o España. 

Szifrón se muestra como un director meticuloso y elegante. La producción es impecable. Cada episodio tiene un estilo visual propio y cuidado. El más oscuro y sucio como corresponde, Las Ratas. La intensa luz y el paisaje desértico en El Más Fuerte lo refiere al western. 

Siendo episodios independientes, se produce una extraña continuidad. Cada historia tiene la duración necesaria para escuchar los truenos que anticipan la tormenta. Los toques de humor actúan como un ácido, nos descubren felizmente los burdos mecanismos de nuestra conducta.

El elenco de actores está brillantísimo. Destacan Darío Grandinetti y Ricardo Darín; pero también Leonardo Sbaraglia que pasa perfectamente de la chulería a la cobardía y de aquí a la furia. Y sobretodo Erica Rivas, que nos regala una inmensa novia desquiciada y Rita Cortese, la decidida cocinera.


Desde su estreno en Argentina hay un debate sobre si incita o no a la violencia. En su promoción televisiva Szifrón se transformó en la cocinera de Las Ratas y dijo: “La inseguridad es resultado de la desigualdad. Si yo hubiera nacido pobre, si no tuviera las necesidades básicas cubiertas, sería delincuente más que albañil. Hay mucha violencia contenida”. Y se montó el escándalo. Yo me pregunto por qué. 





P.D. Viendo la película en el cine, yo mismo sufrí un relato salvaje. Tuve la maldita suerte de que dos mujeres ya maduras trasladasen su salón a la fila de atrás. Les dio igual los repetidos Chistttt que varias personas les dedicamos. Fueron glosando en voz alta y clara cada escena como si los demás fuésemos ciegos. "Mira, va a salir del coche", "¡Se lo llevan detenido!" No dejaron escena sin comentar. Es curioso que disfrutasen a carcajadas con la película y no se dieran por aludidas.

viernes, 17 de octubre de 2014

MEMPHIS UNDERGROUND - de Stewart Home











Furiosa ¿novela? de ideas, absolutamente personal, apasionadamente iconoclasta. Descarnadamente íntima e incluso obscena. Rebosante de referencias literarias, musicales y artísticas.

Home elabora un volcán-libro tan fascinante como salvaje; una biografía que desborda ficción y viceversa, con un protagonista que es a la vez un pícaro buscón de subsidios sociales y un contundente artista contracultural.

Johnson/Home es el Lazarillo de Londres, un tipo siempre en movimiento en una ciudad proteica que unas veces sobrevive con trabajos de mierda (bibliotecario free lance, lavaplatos, recadero) y otras de gigoló; pero cuya fijación es husmear por tiendas y almacenes viejos discos de Northern Soul.

El espíritu del libro es la duplicidad y su motor descubrir su falacia: entre la realidad y la ficción, entre el personaje Johnson y el propio Home, entre los suburbios del East End donde malvivió durante años y la urbanización del lago Scapa donde trabaja como artista residente: "Estoy trabajando en una novela llamada Memphis Underground que trata sobre cómo los guetos y los barrios residenciales se crean los unos a los otros". Entre su propia vida y la suplantación de la de su amigo Tony Cheam, entre la literatura que escribe y la antiliteratura que practica, entre el culto a la personalidad que critica y el plagio descarado que fomenta.

Esta duplicidad cobra forma, sobretodo, en la primer mitad del libro, cuando el relato alterna los capítulos de buscavidas en el East End y los referidos a su experiencia como artista suplantador en el lago Scapa.


El libro está escrito bajo la advocación de Guy Debord*, filósofo y escritor revolucionario, fundador de la Internacional Situacionista, que propugnaba el uso del plagio (détournement) como negación de la propiedad intelectual.

Nuestro Johnson/Home es un neoísta asilvestrado (contra el culto a la personalidad, la notoriedad y el ego) y su fraude artístico se multiplica en los espejos de la urbanización. Por un lado está suplantando al verdadero artista residente, Tony Cheam; por otro lado sus obras plagian descaradamente otras preexistentes
"La obra central de mi exhibición en el Centro Comunitario del lago Scapa era un enorme lienzo blanco sobre blanco en el que pinté con spray blanco el símbolo del dólar. El símbolo del dolar era visible, sin embargo, la iluminación que preparé lo haría pasar desapercibido para cualquier espectador despreocupado. El título de la muestra era Vandalismo comparado, y con ella quise ilustrar  las debilidades de muchos de los últimos atentados contra ciertas obras de arte, al tiempo que ofrecía una guía para mejorar el hooliganismo cultural.
  -¿De qué va eso? -preguntó Steve Smith, uno de mis vecinos de Martin Luther King, señalando mi anti-Malevich.
  -Pues... -dije, e hice una pausa para respirar, antes de arrojarme a la piscina-. El problema con el vandalismo en el arte es que tiende a reforzar la idea de que son las obras en sí mismas las que deberían ser nuestro tema de interés en lugar del complejo proceso de su aparición a partir de un entramado de relaciones sociales. la práctica del vandalismo termina por revalorizar la obra de arte ya que en el sistema de galerías el ataque físico sobre el objeto funciona como suerte de anti-potlatch en donde la destrucción parcial atrae la atención a su valor y pone en juego el aparato represivo de la restauración artística." pág. 65
El tipo es una paradoja andante que desprecia toda la cultura establecida pero que vive para y rezuma cultura por los cuatro costados. Su mente está en permanente efervescencia, ocupada con arte, música y literatura. De hecho los capítulos del libro llevan por título el de canciones míticas como Inner City Blues, el clásico de Marvin Gaye, o Comin´Home Baby canción de jazz con numerosas versiones desde su creación en 1961.
"El pulp es lo que Home buscó recrear en sus primeras novelas, entre las que se encuentran Pure Mania (¡anarco-veganos asesinos andan sueltos en el Este de Londres!) o Red London (¡skins de extrema izquierda destruyen y sodomizan a yuppies allá donde se encuentren!). Yo he tenido la fortuna de leer la mayoría de ellas, y debo decir que son repugnantes. En el sentido más etimológico de la palabra. Un asquito. Sólo contienen sexo sórdido, obsesión anal, fanatismo político, vandalismo, terrorismo, tribus urbanas zurrándose, mentalidad de gang y violencia lumpen insensata y ciega, que Home mezcla de forma demencial con constantes inoculaciones de cultura seria. Por supuesto, esta práctica (en apariencia extravagante y efectista) es también premeditada: pintando a personajes que citan a Deleuze o Hegel en medio de un entorno pulp y lumpen, Home desacraliza las ideas intelectuales de la alta cultura, despojándolas de toda carga elitista." pág 14. Prólogo
La mejor descripción del libro la realiza el propio autor en la cita que coloca en el frontis. "Mi vida fue errante. Nunca tuve patria. La cuestión era no dejar de dar vueltas, sin descanso. Nunca, en ningún lugar, hallé un hogar", de Jan Amos Komenský. Pero este movimiento continuo posee unos jalones que determinan un itinerario vital y que Kiko Amat señala acertadamente en el prólogo: rechazo del culto a la personalidad, extraña fascinación por el Northern Soul y el R&B, Londres y siempre Londres, sexo salvaje, anti stablishment literario; y sobretodo "Stewart Home: su vida y su mente": éste es el tema principal. Tan es así que el libro incluye un capítulo entero titulado "El puente" que es una autoentrevista absolutamente delirante.
East End - London -
"Nos dirigimos a Hackney, donde me entrevistaron sobre los muchos años que pasé en las viviendas de protección social del East End. Había mucho que decir al respecto, y había pensado mucho sobre el tema porque empleaba esas experiencias como material para el libro que estaba escribiendo -y que ahora vosotros estáis leyendo-, titulado Memphis Underground. Quizá deba explicar que Memphis Underground no es exactamente una novela. He dado a luz a varios textos publicados como novelas que en realidad son otra cosa. Después de Joyce, después de Finnegans Wake, escribir novelas no tiene sentido. La literatura está muerta. La única literatura que me interesa es más antiliteraria que literaria. Existe una conexión directa entre Beckett y Trocchi y lo que yo hago. Tenía muy metido en la cabeza El libro de Caín cuando me embarqué en Memphis Underground. "
El Libro de Caín es el spoiler para quien quiera hacer un estudio serio de la vida de Trocchi. El Libro de Caín es un texto autobiográfico de un escritor lo bastante inteligente para entender que eso significaba que sería también ficción. Trocchi maniobró en la delgada línea que divide la realidad y la ficción, algo que tenía en mente al ficcionalizar mis propias experiencias sobre la muerte en vida en el East End de Londres. Apenas ficcionalicé lo que escribía puesto que ya era ficción, siempre. pág 231
Antiliteratura, ausencia de ego, continuidad entre realidad y ficción. Sus páginas albergan escenas memorables en los suburbios, con chicos lenguaraces y soeces que le intentan agredir, chicas que le cogen de las pelotas porque sospechan que es bujarrón  y encargadas de center job que directamente le desprecian.

Johnson/Home practica una vida de impostura para criticar la impostura. Liándose con Claire, la exnovia de Tony Cheam, ésta le obliga a follar con una muñeca hinchable. 
"   -A Tony le gustaba una chica que conoció llamada Sophie -explicó Claire-. Compramos una muñeca hinchable y yo miraba cómo Tony lo hacía con ella, mientras ambos fingíamos que era Sophie.
   -¿Qué pasó con Sophie? -pregunté.
   -Tony tuvo una pelea increíble con ella y luego desapareció.
   -No, no -exclamé-. No me refiero a qué pasó con la chica con la que Tony estaba obsesionado, sino a qué paso con la muñeca que utilizaba como si fuera Sophie.
   -Desapareció -susurró Claire-, al mismo tiempo que Tony. Sophie arruinó nuestra relación, después de unas semanas de tríos desenfrenados, lo único que Tony deseaba era que mirase cómo se lo montaba con su muñeca hinchable.
   -¿Y por qué quieres que finja ser Tony mientras utilizo la muñeca simulando que me tiro a su exnovia?
   -Porque quiero trabajar lo que fue mal en nuestra relación y comprobar si pudo haber sido distinto. Por eso quiero que te hagas pasar por Tony. No sólo tienes que follarte a Linda, o sea, a Sophie, varias veces al día mientras yo miro, también quiero que sigas con sus proyectos artísticos." pág 263

En la segunda parte también hay una dualidad entre el propio Stewart Home y la entrevista que se hace a sí mismo o en el reconocimiento de que Memphis Underground apenas ficcionaliza sus propias experiencias. Incluso su Londres uterino, ese que refiere su admirado Machen en The London Adventure, un libro "que algún atrevido editor debería reeditar como narrativa psicogeográfica", contiene varios dobles que le perturban.
"Había más de una ciudad irreal perturbándome. Un doble que al mismo tiempo contenía dos dobles más y, así, ad infinitum y ad nauseam. (...) Debía participar en la fantasía a través de las novelas, la ropa, los clubes, incluso la comida que tomaba en los restaurantes. Pero estaba excluido. Londres es genial si eres joven o rico, mejor aún si eres ambas, pero no era joven ni rico. Era un pobre imbécil.
No sé muy bien cuándo la idea de Londres empezó a convertirse en un problema para mí, cuándo empecé a dudar sobre la existencia de la ciudad." pág. 177
El libro contiene ideas excitantes y contundentes sobre el arte y el capitalismo  
"la comunicación humana es imposible en galerías donde la cultura se trata como un complemento para engordar el sistema capitalista. Querer llevar las relaciones afectivas y humanas al museo es un error; lo que yo trato de mostrar es la ausencia total de humanidad en el sistema del arte." pág. 72
Polaris -David Mach-
"El vándalo tenía objeciones muy duras hacia la pequeña pieza en la que monté la imagen de un monje budista que se pegaba fuego a sí mismo sobre una fotografía del Polaris de David Mach. También había añadido un comentario pseudo-braudillardiano: "¿Y los signos? Los signos". La princesa defendía que, en lugar de una mejora, ésta era una explotaciópn del acto inicial de destrucción que proponía.
El modelo submarino nuclear de Mach hecho a parir de miles de neumáticos de coche usados fue prendido por James Gore-Graham el 21 de agosto de 1983. Gore-Graham vertió petróleo sobre la escultura de Mach y luego no consiguió escapar tras el incendio. La escultura en combustión explotó. Gore-Graham sufrió quemaduras severas y murió a los pocos días sin haber recuperado la consciencia. " pág 87
Peter Blake - The Toy Shop - (1962)


La crítica se exacerba contra totems de la cultura como Martin Amis o Salman Rushdie en literatura y gente como Peter Blake en arte.
Peter Blake - Portada del Sgt. Peppers









Una de las ideas más estrambóticas que maneja es el juego que se trae con Memphis, ciudad de EEUU,  lugar de Egipto por donde cruza el río de los muertos, ciudad asociada delirantemente a Finlandia o que identifica el clásico album de Jazz Soul de Herbie Mann.
"No sabía qué hacer después, hasta que recordé una novela de Charles Willeford llamada The Burnt Orange heresy. El libro trataba de un artista llamado Jacques Debierue que nunca pintó nada. Su primera obra fue un marco que situó sobre una grieta en un muro de su estudio. Esto causó muchísimo revuelo entre la crítica. y entonces... nada. Los críticos tuvieron que inventarse la obra que Debierue no creó para justificar su propia posición en la jerarquía del capitalismo cultural. Debierue andaba pavoneándose por el mundo con sus pinturas sin estrenar y sus lienzos en blanco mientras los críticos culturales lo perseguían desesperados por reseñarlo. Nunca permitió que nadie viese nada de lo que hizo, se resistía a admitir que no había nada que mostrar. Los críticos ambiciosos llenaron el vacío con sus propias fantasías.
Decidí realizar la ficticia antiobra de Debierue y propuse la siguiente explicación para los lienzos en blanco que exhibía: "La oposición entre los intelectual y lo manual, entre la naturaleza y la cultura, solía ser indispensable. La separación entre el artista que pintaba y la crítica que juzgaba fue durante siglos el motor mediante el cual el arte avanzó. Puesto que el arte ya no responde a nada, esta división se ha convertido en obstáculo para el desarrollo autónomo de la sensibilidad humana. Tenemos que acabar con la división entre el artista que hace y el crítico que piensa. Los sentidos tienen que convertirse en sí mismos en teóricos." pág. 121 y 122
Kiko Amat en el prólogo, traza una especie de campo semiótico con todas las líneas que se cruzan en este Tube Map: "Memphis Underground es un excitante y grotesco galimatías, ya lo ven, escrito expresamente para irritar a los más carrozas, indignar a los críticos, ciscarse en la burguesía y sus tradiciones y, a la vez, establecer las bases de un nuevo tipo de novela. Nuevo, sí, pero no posmoderno. Radical, pero no disponible para escaparates ni anuncios. Conceptual, tal vez, pero desafecto al régimen, testarudamente obrerista, audodidacta, tan enemigo del "buen gusto" mainstream como del "mal gusto" del Turner/Booker Prize y los mercachifles suburbanos del shock-art. Marxista sin ataduras. Trocchista, y a mucha honra, guarro y obsceno sin bula teórica ni excusas. Pro pulp, pro punk, pro skin, pro plagiarismo. Antiarte de veras. Incendiario sin veleidades vanguardistas."

"No tengo nada que decir pero aún tengo que repasar el efluvio con el cual podría describir mi inclinación hacia el libertinaje.  Mi contribución a la ficción de vanguardia es anunciar su agotamiento, que es sólo otra forma de proclamar que tiene que vivir su propia muerte, ya que hay agotamientos y agotamiento; así como existe el letargo, la languidez y la lasitud. Mi predilección por la indolencia aún no es idéntica al debilitamiento de la antiliteratura. No tengo un mísero boli, pero ya basta de nostalgia. (...) ¿Tenía algo que decir? No estaba seguro, y lo único que sabía es que no había comienzo, no había final, así para siempre. Ésa es la razón por la que decidí dejar de escribir, y eso es lo que hacía la decisión insignificante. La cuestión es que no había cuestión, que dejar de escbirir, en esencia, era lo mismo que seguir haciéndolo. Ya es bastante difícil encontrar críticos que entiendan el sermón que suelto. Ahora bien ¿no ha sido siempre así? No sólo me he sumergido en las antitradiciones de vanguardia, también estoy muy al tanto del Atlántico negro y el interés de aquellos que viven al margen del mundo hiperdesarrollado de la modernidad. Los críticos de presa no tienen ni idea de dónde vengo, pueden estar perfectamente cualificados para juzgar literatura para mujeres y literatura para tíos, pero no disponen de referentes a la hora de abordar mis novelas. Están perdidos. Incluso los que leen la literatura adecuada para otorgar algo de sentido a mis actividades, a menudo pierden el referente ya que, como buen afro-celta, he cruzado la experimentación estilística con la narración popular. Después de releer la línea precedente con un ánimo que se aproximaba al desdén, me levanté y me hice un sándwich. Wittgenstein puesto de esteroides. Queso rancio." pág 274-5-6




P.D. 1.-
Si tienes curiosidad por el Northern Soul, en el blog Piensa Sixties han elaborado una lista spotify de Northern Soul


P.D. 2.- Al perfil de Charles Willeford que Home reseña hay que añadir sus novelas de serie negra ubicadas en Miami (Sobretodo la serie protagonizada por el detective Hoke Moseley). Su estilo mezcla de forma inigualable humor y violencia.

No hay que perder de vista otros autores citados por Home. Como Lynne Tillman, novelista, cuentista y ensayista neoyorkina de finales del siglo XX. Sus historias son fragmentadas y complejas. Publicó una curiosa colección de cuentos This is not it en la que cada cuento responde a una obra determinada de algún artista contemporáneo.
También Dennis Cooper, autor del ciclo de novelas de George Miles, (Closer, Frisk, Try, Guide y Period). Novelas protagonizadas por homosexuales  que retratan con toda crudeza un mundo que gira alrededor de las drogas, el sexo y la violencia.

P.D. 3.-
Guy Debord era un "pagano y cínico" que ponía todo en solfa. Fundó en 1957 La Internacional Situacionista y fue uno de los líderes del Mayo del 68 francés. Escribió La Sociedad del Espectáculo, donde en 221 párrafos clasificados en 9 capítulos reflexiona sobre la evolución social del ser al tener y del tener al "simplemente parecer". Para él, el espectáculo es "la imagen invertida de la sociedad, en la cual las relaciones entre mercancías han suplantado a las relaciones entre la gente". Constata cómo actualmente "las relaciones sociales entre la gente están mediatizadas por las imágenes".

Párrafo 1
"Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación."

Como dijo Goytisolo en un artículo sobre Debord: Ahora se distribuye el pensum -¡en el castellano medieval se llamaba "pensadores" a quienes distribuían el pienso al ganado!- a través de la pantalla del televisor. La ideología se ha disuelto en su representación mediática. Vivimos irremediablemente, como dictaminó Debord, en la sociedad del espectáculo, y esto vale para todos, nos guste o no.

domingo, 12 de octubre de 2014

La ISLA MÍNIMA - de Alberto Rodríguez

España - 2014 -












Después de la poderosa Grupo 7, el director eleva el listón y nos ofrece un thriller de envergadura.

Estamos en 1980 y dos policías son enviados desde Madrid para investigar la desaparición de dos adolescentes. El entorno de la investigación es un lugar remoto y cerrado sobre sí mismo, las marismas y arrozales cercanos a Sevilla. El ambiente es opresivo, los silencios atronadores.

El primer hallazgo de la película es un territorio magnífico. Un espacio ensimismado, con sus propios mecanismos y secretos. Los créditos se nos presentan sobre unos planos cenitales majestuosos, obra de Héctor Garrido, investigador del CSIC. Las marismas adquieren los ecos de un espacio mítico que poco a poco iremos desbrozando: el Puntal, el cortijo, la casa abandonada, la Isla Mayor, la barcaza que trasiega por el río. 

Y en estos parajes se retrata un tiempo, el de los primeros años de la democracia en España. Porque se trata de un thriller con tintes sociales: las vidas están asfixiadas por la pobreza, los trabajadores del campo comienzan a reivindicar mejoras laborales, las mujeres permanecen apartadas y silentes. Las jóvenes anhelan huir hacia una vida mejor y esto es lo que acciona el mecanismo de la trampa.
























El segundo hallazgo son los dos policías protagonistas. Uno joven (Raúl Arévalo) desterrado de Madrid por una carta publicada con ansias democráticas. Otro, un colmillo retorcido, Pedro (Javier Gutiérrez), policía curtido en las sombras del tardofranquismo, socavado por sus propios demonios y una escondida enfermedad. Lástima que la interpretación del primero se ciña a un simple rictus hierático. Su amargura no trasciende. Otra cosa es Javier Gutiérrez, que lo clava. Dota a su personaje de una hondura inusitada. Es el personaje central y su fuerza nos arrastra. Un tanto febril ahoga sus insomnios a base de ginebra. 

El tercer hallazgo es el guión: denso, medido, explorando audazmente los meandros de personajes y tramas. La película es cine negro con todas las consecuencias. Hurgando en la parte de atrás de la sociedad y en las plomizas entrañas de los personajes. No falta la banda contrabandista, ni la esclavitud encubierta de las peonadas, el proxenetismo o el poder omnímodo de la oligarquía rural.

Alberto Rodríguez es un director con riendas firmes. La película te atrapa, su atmósfera llega a ser opresiva. El tempo corre lento y sórdido como esas aguas empantanadas que amenazan con ahogarlos.

El guión articula elementos muy atractivos: el crimen de unas chicas, el traficante de la zona, el terrateniente sospechoso de otros crímenes que el abuso en las peonadas, el anhelo de libertad y oportunidades. Hasta se atreve a incluir ciertos toques enigmáticos, como el de la vieja visionaria cuando le suelta a Pedro "lo tuyo sí lo vi. Los tuyos te están esperando. Ya falta poco", o la ensoñación que éste suele tener con los pájaros. 

Sin duda Alberto Rodríguez  y Rafael Cobos,  coguionista desde 7 vírgenes, forman un tándem muy valioso y preciso. Una exposición del fotógrafo Atín Aya sobre Las Marismas del Guadalquivir fue el germen de la idea. En una entrevista ambos califican su tarea como de antiliteratura. "Los guiones que escribimos suelen ser muy esquemáticos, muy concretos y están escritos con mucha rigurosidad" dice el director. Mientras que el guionista concluye "partimos del hecho de que esto no es literatura, más bien sería antiliteratura porque su vocación es otra. Pero yo creo que damos muchas vueltas a los guiones hasta hacerlos certeros."

Efectivamente la planificación de las escenas es milimétrica, sin tiempos muertos: las conversaciones con el barquero mientras su mujer se esconde al fondo, el seguimiento del guapo embaucador por los campos y sobre todo la persecución nocturna del Dyane 6 por caminos rodeados de canales.











Al desarrollarse en un territorio tan característico que sirve a la vez como metáfora de la perversión que allí campa, la película nos remite a la admirable serie True Detective, pero también a tantas películas y series que han encontrado en los pantanos su fuente de inspiración.

La fotografía de Alex Catalán es primorosa (premio del Jurado en el festival de San Sebastián) y la ambientación setentera muy lograda, como se puede apreciar en los coches, la vestimenta (esos pantalones de pata de elefante), los aparatosos teléfonos góndola o el hotel en La Costa del Sol.

Es para congratularse que el cine negro de calidad se esté asentando en el cine español. Debemos estar agradecidos tanto a Alberto Rodríguez como a Enrique Urbizu.


P.D. 
Me pregunto si el final es cerrado. Porque en el negativo de la foto que manejan los policías, hay una tercera persona sin identificar y cuando Pedro ve al terrateniente, lo saluda y dice que viene a presentarse; como queriendo decir, yo me encargo de que a usted no le salpique.