martes, 12 de agosto de 2014

14 - de Jean Echenoz











Todo se va  concretando.-

A cien años de la primera contienda de carácter mundial y terriblemente letal (10.000.000 de muertos) el autor nos invita a un viaje hasta su corazón. 

Una excursión bien particular. Por un lado nos guía hacia la intimidad de un trío protagonista que, casi sin percatarse, ve sus vidas zarandeadas por el conflicto; y por otro, el autor nos hace levantar la cabeza y coger perspectiva sobre la historia. La vemos desde la distancia.
"Todo esto se ha descrito una y mil veces, tal vez no vale la pena detenerse de nuevo en esta sórdida y apestosa ópera. Además, tal vez tampoco sea útil ni pertinente comparar la guerra con una ópera, y menos cuando no se es muy aficionado a la ópera, aunque la guerra, como ella, sea grandiosa, enfática, excesiva, llena de ingratas morosidades, como ella arme mucho ruido y con frecuencia, a la larga, resulte fastidiosa." pág. 62
Los jóvenes Anthime y Charles están enamorados de Blanche. Todos tienen casa, familia, amigos y un buen trabajo. La vida ante ellos se ofrece luminosa cuando, de pronto, se les cruza una guerra que perciben muy lejana. El ambiente general es casi festivo, nadie prevé que el enfrentamiento dure más de dos semanas. 
 "Otros estrechaban en sus brazos a sus retoños, los ancianos y las parejas se abrazaban, las lágrimas inundaban los estribos, como puede apreciarse actualmente  en París en el vasto fresco  de Albert Herter, en el vestíbulo Alsace de la gare de l´Est. Pero en general la gente sonreía confiada, pues a todas luces aquello duraría poco, regresarían en seguida."pag 17
La sensación que transmite toda la novela es un tanto paradójica. Como lectores percibimos con asombro el desenfado con que los protagonistas acuden al horror. Echenoz logra reproducir en nosotros las sensaciones contradictorias de los protagonistas. Comienza el relato con un bucólico paseo en bicicleta por la campiña de la Vendée. En la siguiente escena los jóvenes ya están movilizados y en la siguiente van camino del frente, más preocupados por sus novias y las tallas del capote que por lo que se les viene encima.
"Aquel capitán, llamado Vayssière, era un joven enclenque con monóculo, curiosamente colorado y dotado de una voz apagada, a quien Anthime no había visto nunca y cuya morfología difícilmente permitía columbrar cómo había podido nacer en él, y desarrollarse, una vocación combativa. Regresarán todos ustedes a casa, prometió el capitán Vayssière, levantando la voz en la media de sus fuerzas. Sí, volveremos todos a la Vendée. Ahora bien, un punto fundamental. Si mueren hombres en la guerra, será por falta de higiene. Lo que mata no son las balas, sino la falta de aseo, que es nefasta y que es lo primero que deben ustedes combatir." pág 26
Después de las largas marchas y según se acercan al frente, el autor escribe: "Sí, no cabía duda de que todo parecía concretarse". Esta expresión resume para mí el espíritu del libro. Casi sin darnos cuenta hemos pasado de una excursión a la línea de fuego. No da tiempo ni para el pasmo.

Con certeras pinceladas Echenoz concreta el cuadro. Las semanas se convierten en meses y los meses en años. Acompañamos a Charles en unos de los primeros vuelos de reconocimiento cuando la aviación era tan novedosa que ni sabían que se llamarían así. Acompañamos a Anthime y a sus amigos por las embarradas y gélidas trincheras. Asistimos a la primera guerra con armas biológicas....todo se va concretando.
"A partir de entonces tuvieron que enfrentarse a los hechos: allí comprendieron realmente que tenían que entrar en combate, montar una operación por primera vez, pero, hasta el primer proyectil que impactó cerca de él, Anthime no se lo creyó de verdad" (...)
Después les gritaron que avanzaran y, más o menos empujado por los demás, se encontró sin saber muy bien qué hacer en medio de un campo de batalla de lo más real." pág. 47
El estilo es desapasionado. De hecho, en sus páginas, encuentro un puñado de secos inventarios: tipos de zapatos que produce la fábrica donde trabajan los protagonistas, un listado completo del utillaje en la mochila, otro de los insectos que asolan a los soldados y también un fascinante registro sobre el destino de los animales tanto domésticos como salvajes (caballos, perros, liebres, ciervos, gatos, ratas, etc). Un totum revolutum de hombres y animales con un destino asimilado por el barro y la penuria. 

En su ensayo Las Poéticas de Joyce, Umberto Eco expone que cuando en un texto aparecen largas enumeraciones, éstas pretenden constituirse en el inventario de una realidad que se quiere ordenar y conocer a sí misma. 

El autor pretende acercarnos al horror a través de un contraste, banalizándolo. Describiendo la masacre con un estilo contenido y desapasionado que hace interrogarse a nuestras almas.
Este desapasionamiento por momentos roza la indiferencia y con ello Echenoz expresa algo; se convierte en el notario de un absurdo. No hay horror o desgarro. Una guerra mundial contada al nivel de un hombre pequeño con la conciencia adormilada. Su indiferencia golpea la nuestra.  ¿O es desprecio a la propia guerra? Un rictus que nos dice, mira que mierda. 

Todo ocurre como en sordina: es un mal sueño. Anthime vuelve destrozado de la guerra pero está como ausente. Vuelve a salir con Blanche; pero no hay romanticismo. 
"Anthime no se atrevió casi a quejarse ni a gritar de dolor, ni a echar en falta su brazo, de cuya desaparición, por lo demás, no acababa de tener conciencia. Como tampoco la tenía, a decir verdad, de aquel dolor ni de la situación del mundo en general." pág. 65
La inspiración de la historia surgió por la lectura de unos documentos familiares encontrados por azar. Se podría decir que todos somos herederos del 14, el comienzo de un siglo XX especialmente sangriento y devastador.

Obra muy original en su tono y sobretodo en el hilo conductor que, en sólo 98 páginas, es capaz de llevarnos desde una campiña idílica al corazón de las trincheras. 

Para completar la imagen de estas tumbas abiertas, anegadas de lodo y sangre, conviene leer la imprescindible ¡Puta Guerra!, con las descarnadas viñetas de Jacques Tardi
Allí el protagonista nos ofrece un testimonio de primera línea, inoculado por un sarcasmo cruel que alcanza hasta las mentiras de la guerra y de aquellos que las sustentan.

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