jueves, 5 de junio de 2014

Al FILO del MAÑANA - de Doug Liman








Edge of tomorrow
-EEUU, 2014-















Ha sobrevenido una invasión alienígena que ocupa ya toda Europa. El comandante William Cage (Tom Cruise), experto en Relaciones Públicas y militar remilgado, no tiene intención de entrar en combate. A su pesar es enviado al frente justo cuando se prepara una invasión desde Inglaterra hacia Normandía, reeditando la de la Segunda Guerra Mundial. Los peores temores de Cage se confirman y el resultado es una masacre. Pero al morir tiene la suerte de reventar a un bicho Alfa cuyos fluidos infectan su sangre. Sin saber por qué se despierta, vivo de nuevo, en la misma base y en el mismo momento previo a la invasión. Nuevo ataque, nueva masacre y de nuevo el comandante se despierta en la misma base en plenos preparativos. Condenado a revivir la angustia del asalto y la muerte una y otra vez, buscará el modo de romper ese bucle temporal. 

Doug Liman dirige con buen pulso un film que contiene a la vez un gran aparato bélico y una intriga. La invasión de Normandía es espectacular. Aunque de menor formato que la de Spielberg en Salvar al soldado Ryan, no la desmerece. Las escaramuzas en la arena contra unos bichos rapidísimos que giran sobre sus mortales tentáculos son de verdad impactantes.
El resto de la película consiste en repetir el bucle donde el protagonista muere y revive constantemente tras la mortal batalla. El reto de la historia es, precisamente, hacer avanzar la acción dentro de este redundante itinerario, y yo creo que lo consigue. Seguramente por estar apoyada en la novela en que se basa el guión:  “All you need is kill”  (Todo lo que necesitas es matar) de Hiroshi Sakurazaka, de próxima aparición en Norma Editorial. 

Después de morir varias veces, Bill Cage se dará cuenta de que puede aprender y entrenarse para retrasar su muerte y estirar el infernal bucle. De este modo el director logra hacer evolucionar las situaciones. Hacia el futuro, puesto que siendo capaz de prever los ataques puede evitarlos y avanzar cada vez más lejos. Y en el pasado, aliándose con Rita Vrataski (Full Metal Bitch la llaman), la única guerrera que ha obtenido victorias ante los Miméticos.  Con ella preparará la estrategia y buscará los puntos débiles del enemigo, el bicho Omega: una entidad escondida en algún lugar de Europa que es quien domina el tiempo y dirige mentalmente a los Miméticos.

De este modo se rompe la linealidad de la historia que avanza por diversos meandros: los duros entrenamientos del blando Cage, las secuencias de cine de espías para acceder a la información en los despachos del Cuartel General aliado y los engaños que el ente Omega induce a la mente del comandante Cage. 


Liman  es un cualificado director de acción que alterna fiascos como Jumper o Mr. and Mrs. Smith, y aciertos como El caso Bourne -la primera de la trilogía-. En  la presente vuelve por sus mejores fueros y nos entrega una película notable con grandes escenas de acción y una trama tan entretenida como trepidante.

La cinta recrea, en cierto modo, el mito de Sísifo (el hombre con fama de ser el más astuto y sabio. Puso grilletes a la muerte, Tánatos, cuando fue a buscarle; por lo que nadie murió hasta que el dios Ares vino a liberarla. En el inframundo Sísifo fue condenado a empujar una piedra enorme por una ladera empinada. Antes de llegar a la cima siempre se le resbalaba y tenía que volver a empezar). Y también aporta algunos detalles originales, como la circunstancia de que el protagonista sea un cobarde que ha de pedir ayuda a la heroína, una convincente Emily Hunt (como ya demostrara en Looper).

Esta característica la aprovecha Tom Cruise para ofrecernos una interpretación más dúctil, dando cabida a registros más dramáticos y sombríos. Nos hace notar la evolución de su personaje, desde el pusilánime relaciones públicas al endurecido soldado. Le apoyan con la brillantez que tienen siempre, Brendan Gleeson como general de las Fuerzas de combate y Bill Paxton como teniente instructor.





El espectáculo y entretenimiento que ofrece toda la película tiene el punto negro de un mayor desarrollo en la definición del futuro que nos presenta y del recorrido de esos alienígenas que no pasan de ser un mero instrumento para la acción.
Asimismo el final peca de demasiado convencional. El héroe salva al mundo y a la chica (¿alguien lo dudaba?) en una secuencia en el Museo del Louvre rodada con prisas y con evidente abuso digital.

Los antecedentes hay que buscarlos por supuesto en la estupenda Atrapado en el tiempo (Groundhog Day) de Harold Ramis, pero también en la muy intrigante y más reciente Código Fuente de Duncan Jones.

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