sábado, 19 de abril de 2014

SPIDER-MAN 2: EL PODER de ELECTRO - de Marc Webb














En muchas ocasiones -ésta incluida- me pregunto cómo es posible que la industria norteamericana dilapide un montón de millones en productos tan deficientes. Claro está que la respuesta -como siempre- está en el enunciado. Se trata de una industria y por lo tanto sus aspiraciones son netamente económicas. Le da igual si el producto perdurará o irá directamente al cubo de la basura. 

Esta nueva trilogía que firma Marc Web, parece amortizada desde el principio. Amortizada en lo económico gracias al avasallador marketing de sus productoras y amortizada en cuanto a que según la vas viendo la vas olvidando. No aporta nada nuevo, ni enriquece al personaje. No ilusiona su aventura ni nos traslada pasión. Todo es repetición de algo ya visto y además sin vida. 

Se desperdicia al gran Paul Giamatti en una actuación episódica y Jammie Foxx, como el malvado que en sus orígenes era admirador de Spiderman, tiene poca enjundia. Quizás lo más salvable sea la juvenil relación entre Peter y Gwen que aporta cierta dosis de naturalidad y humor.  

La cinta acumula villanos y situaciones buscando la excitación pero provocando realmente el desconcierto. No sabemos a qué juega. Lo mismo apunta a la acción desenfrenada enfrentándose a Electro, Rino o el Duende Verde, que a un melodrama con las visiones que tiene Spiderman del padre de Gwen o a la conspiración de las grandes corporaciones que apunta la historia del padre de Peter Parker. Sin embargo todo ello no son más que atisbos o promesas de una realidad que es bien apocada. 

El guión es simplemente acumulativo y la película carece absolutamente de ritmo. Es larga y se hace larga. Quizás por el hecho de que han rodado a la vez esta segunda y la tercera parte que se podrá ver el próximo año. Se les ha amontonado el material y se han olvidado de hacer una película.

Se nos quiere vender esta nueva serie como más adulta, oscura y trascendente (¡!). Quizás en el personaje de Electro, un pobre ingeniero socialmente invisible, de existencia miserable y sojuzgado por su empresa que le roba sus mejores ideas; o en los secretos de la megacorporación Oscorp, había material de un cierto grosor.

Pero los productores han tirado por la vía de los efectos especiales y el espectáculo. Han calculado que tres minutos aquí y tres minutos allá de unos portentosos vuelos del hombre araña bastarán para hacer caja. Y la verdad, no parece que vayan descaminados. Floja.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.