lunes, 7 de abril de 2014

La PESQUISA - de Juan José Saer








Esta novela poliédrica se convierte a la vez en un laberinto, en un encuentro y en varios misterios sin resolver. Pichón Garay vuelve de París a su lugar de origen en Argentina. Allí se encuentra con su amigo Tomatis y Soldi, un joven ávido de literatura. En ese encuentro Pichón narrará la serie de 28 crímenes de la que fue coetáneo en París, la investigación del comisario Morvan y su sorprendente desenlace. En paralelo los tres visitarán la casa del desaparecido amigo Washington, donde su hermana les mostrará un dactilograma hallado con el título de "En las tiendas griegas". Aparentemente de autor desconocido, versa sobre la guerra de Troya y esconde una profunda reflexión sobre la necesidad del mito y sobre esa mágica línea que une la realidad y la ficción. 

La novela comienza in media res y lo más inmediato que nos ofrece es la investigación de los 28 asesinatos de viejecitas por parte de un comisario bastante taciturno. Pero luego el autor nos atrae a la realidad de estos tres amigos. La narración de los crímenes se solapa entonces al recuerdo del paisaje de la infancia, la desaparición del hermano gemelo de Pichón y el problema del manuscrito anónimo con sus referencias a la lejana guerra de Troya. Todo un cúmulo de ecos que tienen que ver con el hecho de narrar y que inevitablemente nos conducen a su interrogación.  
Ernest Descals - París, Montmartre
El mismo Pichón necesita subrayar en varias ocasiones la veracidad de su relato
Desde el principio nomás he tenido la prudencia, por no decir la cortesía, de presentar estadísticas con el fin de probarles la veracidad de mi relato, pero confieso que a mi modo de ver ese protocolo es superfluo, ya que por el solo hecho de existir todo relato es verídico" pág 19
Y más adelante, "-No me refiero a la veracidad de la historia sino a la mía -dice Pichón-. Si no me creen, les mando a los diarios." Ante lo cual Soldi responde: "Argumento irrefutable. Desgraciadamente, el autor de En las tiendas griegas ya se ha abocado a ese problema". Para resumir a continuación la historia que entraña el dactilograma, la del Soldado Viejo y el Soldado Joven.

En la llanura de Escamandro, a las puertas de Troya, ambos soldados protegen la tienda de Menelao. El Soldado Viejo acumula diez años de batalla pero sólo tiene una vaga idea de los hechos y sus participantes. Por el contrario El Soldado Joven acaba de llegar de Grecia y conoce minuciosamente los lances de guerra y sus héroes.

Los tres amigos perciben esa extraña contradicción:  la experiencia del Soldado Viejo proviene de la realidad, mientras que la experiencia del Soldado Joven proviene de la ficción. Tratando sobre los mismos hechos la experiencia de ambos se contradice. Entiendo que aquí está el quid de la novela, muy del estilo de Saer por otro lado, la coexistencia de conclusiones diferentes para los mismos enigmas, la incapacidad de captar lo real o "verdadero". 
"Es obvio que también del relato de Pichón cada uno tendrá una visión diferente, no únicamente Soldi y Tomatis, sino sobre todo Pichón, que nunca podrá verificar el tenor exacto de sus palabras en la imaginación de los otros." pág 76
Héctor es llevado a Troya
Este asunto atañe a toda la novela, incluso a su parte más flagrante: el prendimiento del asesino. Porque una vez que Pichón concluye su relato policial, Tomatis lo da la vuelta como a un calcetín y formula una versión alternativa. En Pichón que fue contemporáneo de los crímenes y Tomatis, que los conoce sólo por su relato, reconocemos al Soldado Viejo y al Soldado Joven.

Alguien ya ha señalado el paralelismo entre estos dos amigos -enfrentados a la explicación de un crimen- y los del relato de Borges, "Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto". En ambos casos, el uno refuta al otro. En ambos fulgura una eminente ficción.

Finalmente en el encuentro santafecino sólo quedará un misterio por desgranar, la desaparición de El Gato, hermano gemelo de Pichón, y su mujer Elisa. Nunca se afronta ni debate, sólo se informa. Abunda en el tema del doble que multiplica el relato con los inspectores Morvan y Lautret o los soldados Joven y Viejo. La desaparición ocurrió durante la dictadura militar. Quizás sirva simplemente como ancla en la realidad, o como una variable más -en este caso imposible- de la ecuación entre experiencia y relato. 

La reflexión sobre la necesidad de narrar y cómo se conforma es central en el libro. El mismo Soldi, fascinado por la teoría literaria, piensa que "si adquiere una ciencia de la creación detallada y segura, el sentido de la exaltación misteriosa que desde que aprendió a leer le procuran esos encadenamientos mágicos de palabras, le será revelado." (pág 45) 

El relato incluye su propia afirmación y cuestionamiento. 
"Ustedes se deben estar preguntando, tal como los conozco, qué posición ocupo y en este relato, que parezco saber de los hechos más de lo que muestran a primera vista y hablo de ellos y los transmito con la movilidad y la ubicuidad de quien posee una conciencia múltiple y omnipresente, pero quiero hacerles notar que lo que estamos percibiendo en este momento es tan fragmentario como lo que yo sé de lo que les estoy refiriendo, pero que cuando mañana se lo contemos a alguien que haya estado ausente o meramente lo recordemos, en forma organizada y lineal, o ni siquiera sin esperar hasta mañana, si simplemente nos pusiéramos a hablar de lo que estamos percibiendo, en este momento o en cualquier otro, el corolario verbal también daría la impresión de estar siendo organizado, mientras es proferido, por una conciencia móvil, ubicua, múltiple y omnipresente. Desde el principio nomás he tenido la prudencia, por no decir la cortesía, de presentar estadísticas con el fin de probarles la veracidad de mi relato, pero confieso que a mi modo de ver ese protocolo es superfluo, ya que por el solo hecho de existir todo relato es verídico, y si se quiere extraer de él algún sentido, basta tener en cuenta que, para obtener la forma que le es propia, a veces le hace falta operar, gracias a sus propiedades elásticas, cierta compresión, algunos desplazamientos y no pocos retoques en la iconografía. " pág 19
En este largo párrafo podemos percibir la prosa densa y reflexiva, los encabalgamientos de frases yuxtapuestas que buscan, sin lograrlo, apresar la realidad. No es casual que el texto incluya numerosas enumeraciones.
Finalmente este laberinto textual tendrá reflejo en otro físico. Morvan pasea por una ciudad simultáneamente cotidiana y fantasmal.
"Avanzó un trecho por la avenida Parmentier y, doblando por la rue Sedaine, pasó detrás del edificio del municipio, cruzó el bulevar Voltaire y se internó en las calles estrechas y cortas, muchas de ellas sin salida, que se abren a los costados de la rue de la Roquette, de la rue Sedaine y de otras calles largas y frecuentadas durante el día, como la rue de Charonne o la rue du Chemin Vert, que, cortando el bulevar Voltaire, llevan del cementerio del Père Lachaise a la Bastilla..."  
"Morvan comprendió que, de un modo incomprensible, sin saber exactamente cómo ni en qué momento, de tanto caminar en la nieve había pasado al otro mundo, en el que las cosas, sin ser demasiado diferentes a las de la vigilia, ya no eran las mismas y le producían una intranquilidad creciente, muy semejante a la angustia. Pág. 81 y 83
Como los protagonistas, quisiera para mí el fulgor de la ficción. 
"alertas y volubles, graves y juguetones, reconcentrados y al mismo tiempo disponibles, durante un par de horas han obligado a las fuerzas que tiran hacia lo oscuro a quedar fuera de sus vidas, sin dejar de saber ni un solo instante que, en las inmediaciones, dispuestas como siempre a arrebatarlos, esas fuerzas palpitan todavía." pág 156


La última reedición de esta novela ha corrido a cargo de una nueva editorial, Rayo Verde. Los mejores deseos para esta osada empresa que fija su objetivo en "obras inquisitivas, comprometidas, audaces, inconformistas y exigentes". En su catálogo figura otra obra mayúscula de Saer, El Entenado, y autores tan relevantes como Gerbrand Bakker con su deslumbrante "Todo está tranquilo arriba",  y Alasdair Gray Moacyr Scliar.

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