lunes, 24 de marzo de 2014

PUNTO de Fuga - de David Markson

-Vanishing Point-
2004, EEUU










Una olla bullente de ideas. Un cielo estrellado. El libro se compone de centenares de entradas. Fechas, anécdotas, evocaciones,  datos paradójicos, constataciones, opiniones mordaces, el eco de un nombre, el trazo de un pensamiento. Todo el conjunto parece erigido como ejemplo de la entrada que dice
                       Recuerdo de que el primer uso que se le dio a la escritura fue para hacer listas.
                       Para el comercio.
Alguien ha comparado acertadamente el libro con una pintura de Pollock.
A veces es la simple anotación de la ciudad donde está enterrado un artista.
  •                       Marsella, ciudad donde murió Rimbaud.
  •                       Amberes, donde murió Rubens.
O el apunte de un lugar o una fecha.
  •               Stratford-upon-Avon. Hora no registrada. 23de Abril de 1616
  •                     Madrid. Hora no registrada. Misma fecha.
En ocasiones se cita un simple nombre.
  •                    Callas.
  •                    Shakyamuni.
O la opinión mordaz de un escritor sobre otro.
              De una carta de Hemingway sobre T.S. Eliot: Buen poeta y crítico, el maldito;
                  pero como hombre puede besarme el trasero.
                 Sobre Scott Fitzgerald.
                 Un borracho mentiroso.
Braque - Harbor in Normandy
O la adicción de un dato meramente doméstico.
                Georg Trakl era farmacéutico
                    El padre de Braque era pintor de brocha gorda.
                    La misoginia de Degas.
Las teselas van componiendo una historia de la cultura muy sui generis, desde la trastienda: Homero, Liszt, Shakespeare, Aristóteles, Wallace Stevens, Pollock, Bret Harte. Si estaban casados o no, si su mujer era analfabeta, dónde estudiaron o con quién coincidieron todavía anónimos. 
El poder de evocación de un simple nombre se complementa con reflexiones sobre la vida artística y literaria.
                  Todo lo vital en el mundo viene de los neuróticos. Solos han fundado religiones y                           compuesto nuestras obras maestras. 
                   Dijo Proust.
O la filosofía,  ¡Cómo puedo decir qué pienso hasta que veo lo que digo?

Y sobre todo el papel de Autor. Sus referencias nos retratan su mente, qué busca, dónde se detiene. Desde la entrada inicial, "Autor por fin ha comenzado a darle forma a sus notas"; hasta
                  No lineal. Discontinuo. Como un collage. Un montaje.
                  Como ya es más que evidente.

Al final las listas elevan el vuelo. La última media docena de páginas producen un pequeño escalofrío. Después de preguntarse ¿Por qué Autor no puede distinguir si lo está imaginando o lo está recordando?, sospechamos la decrepitud de Autor y establecemos en él mismo, el punto de fuga del título. Comienza a hablarnos de la muerte: Henry James le pidió a su secretaria escuchar el sonido de su Remington, y a repetir algunas entradas, como un eco. O un umbral que sólo atraviesan las palabras. 
Estos últimos momentos nos acercan el hálito de un intelecto que se extingue y acaba con la palabra Selah (cuyo tañido nos acerca el libro).  En este soplo de melancolía por fin reconocemos que Autor está vivo y en trance de desaparecer. La ficción termina cobrando vida. Justo al contrario de la famosa cita de Picasso: 
        El arte no es verdad. Es una mentira que nos permite reconocer la verdad. 
        Dijo Picasso.


En modo alguno este puzzle es aleatorio. Autor "está casi seguro que la mayoría se encuentra en el orden correcto". Romperé ese orden agrupando algunas llamadas alrededor de ciertas líneas de fuerza. 
CREACIÓN
                   Un montón de espuma y cal. Dijo un crítico sobre una pintura de Turner, cuyo tema                        era una tormenta en el mar.
                   Me pregunto cómo se imaginan que es el mar, dijo Turner.
Turner - Tormenta de nieve sobre el mar

























                    Cuando Hölderlin hablaba consigo mismo, con frecuencia parecía un diálogo
               entre dos personalidades extraordinariamente diferentes.

               El caso de Wordsworth: la charla significaba que componía versos, los cuales
               completaba en su cabeza antes de pasarlos al papel.

              Leonardo explicó al duque de Milán cómo podía permanecer sentado frente a 
              La última cena por horas y no hacer ningún retoque:
              Los genios a menudo hacen más cuando trabajan menos.

              Cuando Chagall pinta no sabes si está dormido o despierto. En algún lugar, 
              tal vez dentro de su cabeza, debe haber un ángel.
               Dijo Picasso.

              Todas las penas pueden soportarse si las plasmas en una historia.
              Dijo Isak Dinesen.

ARTE Y REALIDAD
             El recuerdo de Anna Ajmátova, cincuenta y cuatro años después de su affair con
             Modigliani en 1911: en los jardines de Luxemburgo, sentados bajo la lluvia, cubiertos
             por una vieja sombrilla, recitándose a Verlaine, incapaces de darse nada mejor.

             Dostoievski escribió El Jugador en dieciséis días.
             Stephen Crane escribió La insignia roja del valor en diez.
             A los 21 años.
             Donizetti escribió L´elisir d´amore en una semana.
             Hay 16696 líneas en La Ilíada.

            Bessie Smith pudo haberse desangrado hasta la muerte después de un accidente 
            automovilístico a orillas del Mississippi, cuando una ambulancia se llevó primero a
            una mujer blanca con heridas menos graves.
            ¿O a lo mejor de camino hacia un segundo hospital porque no la admitieron en 
            el primero?

CRÍTICAS 
           Byron acerca de Sothey: tonterías.
           Acera de Wordsworth: boberías.
           Acerca de Keats: desóllenlo vivo.

           Como si hubiera escrito ilegalmente, por temor de la policía.
           Bertolt Brech dijo de la ficción de Kafka.
           Como hombre desnudo entre la gente vestida.
           Milena Jesenká así lo percibía.

          La teoría de que la mayoría de los editores son escritores frustrados.
          A lo que Eliot añadió: también lo son la mayoría de los escritores.

O TEMPORA, O MORES
         Tamerlán, en 1398, en busca de una justificación en el Corán para un ataque en Delhi, 
          recitó un verso de los dogmas del Islam: Oh, Profeta, haz la guerra sobre los infieles
          e  incrédulos, y trátalos con dureza.
           Y masacró cien mil prisioneros desarmados.

        Hasta 1203, había copias de todas las ahora perdidas obras de Sófocles y Eurípides en
       Constantinopla.
       Cuando se saqueaban e incendiaban indiscriminadamente iglesias y biblioteca en la 
       fracasada cuarta cruzada.

       Mientras escribo, seres humanos altamente civilizados vuelan sobre mi cabeza, tratan 
       de matarme.
       Así comienza un ensayo de Orwell fecha en 1941.

       Las ocasiones en que los nazis mandaron las cenizas de los prisioneros a sus familias.
       Vía postal.

       Los césares no podían ejecutar a una virgen. Por lo que tenía que ser desflorada antes 
       de su otra condena.

     La mujer que fue violada en Pakistán; y que la ley musulmana condenó por adulterio y                sentenció a morir lapidada.
     En el 2002.

PARADÓJICO O GROTESCO
     El dibujo de Jesús crucificado, vistiendo máscara de gas y botas de combate, y titulado 
     Shut up and carry out your orders, de George Grosz.
     Fechado en 1928.

    Hace una pausa para recordar la coincidencia de que la Declaración de la 
    Independencia se firmó el mismo año que La historia de la decadencia y caída 
    del Imperio Romano.

   Gracias a Dios, siempre he sido ateo.
   Dijo Luis Buñuel.

FILOSOFÍA
    Tenemos que creer en el libre albedrío. 
     No tenemos otra opción.
    Dijo Isaac Bashevis Singer.

   Lo más insignificante nos consuela, 
   lo más insignificante nos angustia.
   Dijo Pascal.

   En la tumba de Esteban Murillo en Sevilla. Vive moriturus.
   Vive como si fueras a morir.

Y no me resisto a poner una última:    Barrabás era reseñista.

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