sábado, 18 de enero de 2014

La LADRONA de LIBROS - de Brian Percival

EEUU-Alemania
2013







Basada en el superventas homónimo del escritor australiano Markus Zusak, la película nos cuenta la historia de Liesel, una niña huérfana de nueve años, que transcurre en un pueblo alemán durante la segunda Guerra Mundial.  Recién llegada a la Calle del Cielo  donde viven sus padres adoptivos, los Hubermann, Liesel podrá aprender a leer y a escribir y establecerá relaciones con un variopinto grupo de personajes que incluye a su mejor amigo, Rudy, un rubiales admirador de Jesse Owens -el atleta de raza negra que ganó cuatro medallas de oro en las Olimpíadas de Berlín y le aguó la fiesta a Hitler-; y Max, un joven judío al que los Hubermann esconden en casa.

La cinta transcurre en la trastienda de la guerra, que simplemente ejerce como telón de fondo, y se centra sobre todo en explorar las vivencias y emociones de su protagonista de una forma sencilla e íntima. En su conjunto es entretenida y convincente, nos transmite la conmovedora peripecia de Liesel (Sophie Nélisse), pero es evidente que huye de profundidades. El director parece no haberse desenganchado de los capítulos que dirigiera en la serie Downton Abbey. Nos entrega unas hermosas imágenes, de ritmo pausado y aliento clásico; pero su tono es blando y casi llega a ser superficial.

La situación de la población  en el interior de Alemania durante la guerra resulta un tanto ambigua. Aunque tanto los Hubermann como el pequeño Rudy se muestran críticos con Hitler y los rostros de los vecinos denotan hambre y opresión; el espíritu nazi sobrevuela en las omnipresentes banderolas con la svástica y en el discurso del alcalde con toda la población reunida en la plaza entonando el himno mientras arrojan libros a la fogata purificadora. En el texto la lacra del nazismo en el pueblo alemán está mejor dibujada; aunque es verdad que en la película todo esto es tangencial. Su mirada se orienta claramente hacia el melodrama.

El director elige un tono peligrosamente sensible para pulsar los matices de las emociones. Y aunque la ambientación es soberbia -baste como ejemplo ese sótano donde Liesel lee indesmayable al afiebrado Max y cuyas paredes se han convertido en un diccionario-; la distancia con el libro es enorme y sobre todo carece de su fuerza y de su magia. También se han perdido por el camino las relaciones tan especiales que establece Liesel con ciertos personajes, como por ejemplo la mujer del alcalde.

El libro tiene un lenguaje sencillo y un carácter más amable que otros libros semejantes, como pudiera ser El niño con el pijama de rayas. Pero en cambio utiliza una serie de técnicas narrativas muy variada y arma una historia que juega a la fascinación. Mucho de esto en la película se ha perdido. Así ocurre con la narradora, La Muerte, perfectamente integrada en el texto, incluso con un deje cínico y divertido, que en cambio en el relato cinematográfico no funciona y hasta estorba.
Del mismo modo, la relación de la niña con los libros que roba, con las palabras y los colores quedan pálidos en la cinta.

El libro nos ofrece además como un juego de composición con variadas tipografías, uso de pictogramas, inclusión de definiciones tipo diccionario y de anotaciones de carácter filosófico. Esto unido a su división en diez partes, cada una nominada con los títulos de los libros robados, dan pábulo al goce de una historia tan seductora como absorbente. 
"Debo reconocer que hubo un considerable paréntesis entre el robo del primer libro y el segundo. También hay que tener en cuenta que el primero lo robó a la nieve y el segundo a las llamas, sin olvidar que otros no los robó, sino que se los dieron. En total tenía catorce libros, pero ella sostenía que la mayor parte de su historia estaba en una decena de ellos." 
Hago notar especialmente la reproducción de las trece páginas de "El vigilante", una pequeña novela gráfica que Max compone sobre su vida y sus temores. Para ello utiliza las hojas arrancadas y blanqueadas del Mein Kampf que portaba como disfraz cuando llegó a casa de los Hubermann. Estremece un poco percibir bajo las palpitantes viñetas de Max, el texto del monstruo.

De la película se podría decir, en general, que es una historia amortiguada. La guerra está amortiguada, el nazismo aparece como una opresión pero de forma muy difusa y en su conjunto nos presenta una realidad amortiguada sin conseguir por ello, el carácter fantasioso que sí posee el libro. 
Una película bonita y poco más. Mejor léete el libro.

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