miércoles, 30 de octubre de 2013

La nube PÚRPURA - de M. P. Shiel








Novela tanto fantástica como alegórica, narra el itinerario del último hombre sobre la faz de la tierra, recorriendo los diversos territorios del planeta y de su alma atormentada.

Es principios del siglo XX y Adam Jeffson es el primer hombre en llegar al Polo Norte, un lugar todavía misterioso que parece vedado al ser humano. En ese mismo momento una nube tóxica recorre el planeta aniquilando todo vestigio de vida. Las siguientes páginas nos informarán de la supervivencia de Adam y de su regreso a la civilización donde solo encuentra desolación. Los cadáveres inundan las calles, las casas y las cuevas. Hasta la corrupción se ha detenido por falta de artífice.

El grueso de la novela es un derrotero frenético por latitudes y ciudades de todo el globo. Una furia enloquecida de actividad que se alterna con oleadas de desánimo. Adam recorre el planeta para convencerse de que la Humanidad ha desaparecido y se juramenta para que nunca renazca.
"Andaba sin saber a dónde iba ni por qué, y sin tener noción de si estaba contemplando todo aquello en el planeta que había conocido o en algún otro, o si todo era una fantasía de mi espíritu, porque tenía también la idea de haber muerto hacía muchos años, y de que mi alma vagaba ahora por las profundidas del espacio, en donde no hay norte ni sur ni arriba ni abajo, ni medida o relación alguna como no sea la inquietante sensación de estar soñanndo con algo que no tiene fondo." pág. 77
Edición de El Reino de Redonda
Adam no ha sido expulsado del Edén, sino que éste se ha convertido en pesadilla. Un lugar de muerte y aniquilación que en su inmensidad llega a parecer una pequeña habitación acolchada contra cuyas paredes golpea su cabeza atormentada.
"lo esencial para mí era saber, con toda seguridad, si estaba o no estaba solo: porque una especie de instinto había empezado a decirme en voz baja: "Averígualo; asegúrate, asegúrate de eso: porque sin esa seguridad nunca podrás ser tú mismo." pág 101
El nombre de Adam no es inocente. Tampoco el de su barco, el Esperanza. Adam Jeffson se ha convertido tanto en el último de su raza como en el primero de un nuevo porvenir.
En primera instancia su reacción es la de un ensoberbecido monarca que acomete la destrucción de las grandes ciudades: Londres, París, Estambul... Con estas explosiones e incendios busca cauterizar su alma. También emprende la construcción de un palacio con paredes de oro y fuentes de vino en homenaje a sí mismo.
"Algo dentro de mí me dijo: "No serás nunca un hombre bueno ni podrás escapar para siempre al Infierno y la locura, a no ser que tengas un objetivo en la vida, que dediques tu corazón y tu alma a alguna obra que requiera todo su pensamiento, tu ingenio, tu saber, tu fuerza física y moral, la habilidad de tus manos y tu mente: de otra forma, estás condenado a sucumbir." pág. 142
El tema del apocalipsis en 1901 era absoluta novedad. Posteriormente convertido en tema recurrente de la ciencia ficción, suele señalar culpables como la estupidez humana, las guerras o la ceguera nuclear. Pero en La nube púrpura no hay culpables sino metáforas. Las vicisitudes de Jeffson me recuerdan a las Artur Gordon Pym e incluso a las de Robinsón Crusoe. Es el hombre arrojado a la soledad cósmica.

El libro es brillante en su desarrollo y contiene múltiples hallazgos. Comienza presentándose como un manuscrito con todos los ecos de esta maña tan cervantina. El doctor Browne había asistido durante años a la señorita Wilson, la cual en estado de trance, lograba viajar en el tiempo. El cuaderno III con las notas del doctor sobre lo que había oído relatar constituye la novela. Es una lástima que este artificio dure sólo cinco páginas.
















Del mismo modo los preparativos de la expedición ártica constituyen un relato propio lleno de intrigas, engaños y hasta envenenamiento. Dado que el primero en hollar el Polo recibirá un premio millonario, la mujer de Jeffson se muestra como un consumada arpía.

Hallazgos también son la descripción de una serie de escenas de gran potencia visual, como la visión casi mística del pozo y el agua que hay en el Polo Norte o la estremecedora visión de un barco de guerra ruso pletórico de cadáveres y a toda máquina o la destrucción de Estambul: "El mismo Cuerno de Oro era una lengua de llamas, lleno de barcos de guerra, corbetas, fragatas y bergantines que explotan."

Pero el máximo hallazgo es la paradójica personalidad de este Adán, donde se cita el sufrimiento de estar solo junto al placer inclaudicable de esa misma soledad; el desprecio por toda vida frente al aprecio de la misma o la venganza sobre los designios divinos junto al reconocimiento final. 
En la última parte de su periplo y después de muchos años, encuentra a una joven superviviente. Un ser puro, nacido en una cueva sellada lejos de las miasmas púrpuras y criada de forma primigenia y salvaje. ¿Una nueva oportunidad?
"Y ahora hay una pregunta a la que me gustaría encontrar respuesta: si durante veinte años -mejor sería decir veinte siglos- he estado o no loco de remate; y si ahora de repente estoy o no en mi sano juicio, sentado aquí, escribiendo como una persona cuerda, toda mi manera de ser cambiada de arriba abajo o cambiando a toda velocidad. Y si semejante cambio podría deberse únicamente a que haya otra persona conmigo en este planeta." pág 191

El triunfo de lo más noble nos lo ofrece en dos detalles. Antes de arrasar Londres nos cuenta que fue "a la National Gallery, en donde arranqué de sus marcos la Visión de Santa Elena, el Niño bebiendo de Murillo y el Cristo atado a las columnas."
Y también en el sentido homenaje a la literatura y a su amigo Arthur Machen:
"Pero como estaba empeñado en terminar su poemas, habría seguido escribiendo, en una carrera contra la nube, pensando seguramente, "sólo un par de estrofas más", hasta que llegó la  nube y le hizo poner la cabeza encima de la mesa; y no creo haber encontrado jamás  algo que hiciera tanto honor a mi raza como ese Machen y su carrera contra la nube: porque  ya no hay duda de que los mejores entre  esos hombres llamados poetas  no escribían para complacer a las tribus inferiores y oscuras que pudieran leerlos, sino para liberarse de ese fuego divino que ardía  en su pecho; y aunque todos los lectores hubiesen muerto, ellos habrían seguido escribiendo puesto que, si lo hacían, era para que los leyese Dios." pág 116



P.D. Matthew Phipps Shiel nació en Monstserrat (Islas Occidentales), en 1895, hijo de un predicador de origen irlandés y una mulata. El día de su nacimiento, su padre compró un peñasco deshabitado en el Caribe y reclamó a la reina el título de Rey de Redonda. La reina aceptó siempre y cuando nunca intentara rebelarse contra el poder colonial. Así fué como M.P. Shiel, alias Felipe I, se hizo con el trono a los 15 años. En 1947, el trono del Reino de Redonda pasó a manos de su amigo y discípulo John Gawsworth (Juan I). Él fue quien dio forma a la primera corte literaria, aunque muchos de los nombramiento se hicieron en los pubs que frecuentaba y con la intención de satisfacer a sus acreedores. El tercer rey fue John Wynne-Tyson (Juan II) poseedor de los derechos de las obras de los dos anteriores monarcas. Cansado de los problemas del Reino abdicó en la década de los 90, cuando, después de leer Todas las almas (donde Gawsworth aparece como personaje), le otorgó el trono y los derechos de la obra de sus monarcas a Javier Marías. Pero sólo se supo un año después ya que el autor español prefirió que esta circunstancia apareciera discretamente en su obra Negra espalda del Tiempo
Las obligaciones del Rey son contribuir a mantener viva la memoria de los anteriores reyes y de la leyenda, y heredar y gestionar los derechos de Shiel y Gawsworth. Además es potestad real nombrar a sus nobles. Marías se ha decantado por escritores y cineastas como Coppola, Duque de Megalópolis; Pedro Almodóvar, Duque de Trémula; Guillermo Cabrera Infante, Duque de Tigres; Alice Munro, Duquesa de Ontario o Ian McEwan, Duque de Perros Negros. 
Este reino de ficción tiene bandera, diseñada por Javier Mariscal y moneda, realizada por el diseñador de Swatch Alessandro Mendini.
Dado que su lema es Ride si sapis -Rie si sabes-, el Reino de Redonda también tiene su parte humorística como por ejemplo el nombramiento de Juan Cruz como Comisario de Agitación y Propaganda. Del mismo modo el actual rey, Javier I, ha comunicado que "en breve será nombrado un Embajador en el 221B de Baker Street, que, como todo el mundo sabe, es el país de Sherlock Holmes."

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