miércoles, 17 de julio de 2013

La escoba del sistema

de David Foster Wallace







A través del variadísimo Blog de Jesús Martín, me encuentro con la reseña de esta vieja novela que veinticinco años después sigue siendo una de las más nuevas y modernas.





"De Alaska a Nuevo México, las letras alumbradas al carbón de las hogueras en el país de las barras y estrellas siempre han buscado –cual el oro en las montañas- lo que se ha venido en llamar la “gran novela americana”. Creadores aspirantes a esta categoría siempre los ha habido (John Steinbeck, William Faulkner, Sommerset Maugham, Francis Scott Fitzgerald, Thomas Pynchon, John Updike…) y los habrá; sobre todo mientras el río de la vida en USA corra a la velocidad de las imperfecciones sociales.
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(Wallace) firmó una serie de obras que le catapultaron al engañoso Olimpo de los literatos más valorados, de cuantos nacieron en la era sesentera del hipismo contestatario (por lo menos, así lo celebraron en los círculos de los expertos e intelectuales de los ochenta y los noventa). Distinción que logró con sus excelentes disecciones en clave quirúrgica -muy propias de gente como Philip Roth- sobre tipos a los que la rutina les obliga a perder la fe, individuos malheridos por la realidad y cuya visión del triunfo les llega apoltronados en el salón de sus casas, eternamente mediatizados por el aparato de televisión o la pantalla del ordenador.

Graduado con honores en el Amherst College, Wallace comenzó en el universo editorial con un relato de los de vitriolo en las páginas, recluido en las sensaciones de desmoronamiento constante que sufre cualquier hombre y mujer en este recriminatorio siglo XXI: centuria de esparto y jarabe de palo, en la que los mecanismos de protección medioambiental han quedado mortalmente quemados por el agujero de ozono filosófico (imposible de tapar, ni tan siquiera con los artilugios inventados de la nada por el rancio capitalismo de antaño). Esa oda a la confusión mediática y comunitaria fue bautizada con el sugerente título de La escoba delsistema, texto de 1987 que la editorial Pálido Fuego acaba de refrescar en España.

El vehículo de un aparente thriller se convierte en la excusa estilística perfecta para el vástago de profesores, con el fin de acometer sus intenciones de psicólogo, ataviado con una simple y figurada pluma en vez de un diván. Esto explica que el motor de la historia esté construido en torno a la faz de la ingenua Lenore Beadsman; una operadora telefónica, que sufre un colapso emocional cuando le cuentan que su bisabuela y veinticinco ancianos más han desaparecido de la residencia en la que estaban ingresados. Ahogada por los paisajes monótonos del Gran Ohio Desértico, la joven encaja el golpe con la habitual sensación de hastío; la misma que le provocan su aburrido trabajo y la relación, a vueltas con el pecado voluntario, que mantiene con su jefe: Rick Vigorous (también conocido irónicamente como Vlad el Empalador).

El fatalismo que tiñe la paleta diaria de Lenore, al igual que del resto de los personajes (imbuidos en una dinámica hacia la desazón y la tragedia sin honores), hace de este cuaderno de bitácora -carente de reminiscencias de clasicismo helénico- un documento especialmente atractivo, estimulante para los lectores que se sienten como autoestopistas en una carretera sin tráfico."




Por su parte el escritor y crítico literario Juan Francisco Ferré nos hace una apología de esta novela en su selectivo blog La vuelta al Mundo:

"En estos difíciles tiempos de bancarrota intelectual y cultural y de severa crisis de tantas cosas (ideas, pasta, inventiva, audacia, rigor, etc.), nada mejor que apostar por lo inseguro, en la literatura, el cine y el arte en general, invertir en los valores de lo incierto, esto es, la novedad, la ambición, el riesgo, vengan de donde vengan.
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La editorial Pálido Fuego ha sabido hacerlo a su vez rescatando del basurero esta gran novela de David Foster Wallace (La escoba del sistema, Pálido Fuego, trad.: José Luis Amores, 2013) publicada por primera vez a finales de los ochenta y desdeñada durante décadas, como tantas otras obras valiosas de la escena internacional, por prestigiosos editores nacionales. Una novela que es tan nueva hoy, recién traducida, o más, de lo que lo fue hace veinticinco años. 
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PRIMER ESCOBAZO (EN LA CABEZA DEL SISTEMA)

¿Qué hacer cuando una cultura alcanza tal grado de saturación que todos sus signos parecen producto de la repetición o el cansancio? ¿Qué hacer cuando la televisión, el medio mayoritario y capitalista por excelencia, ha usurpado a la literatura y el arte todos los recursos de la ironía y la autorreflexión crítica y hasta la parodia de las formas, los estilos y los temas? ¿Qué hacer cuando un medio artístico ve menguar su audiencia de manera dramática y disminuir hasta niveles irrisorios su poder de influencia sobre la cultura y la sociedad contemporáneas? ¿Qué puede hacer un escritor cuando el lenguaje se muestra tan devaluado como incapaz de expresar los problemas íntimos y las cuestiones morales a que se enfrentan sus usuarios en una época de mutaciones radicales? ¿Qué vale la pena escribir todavía en un contexto desmoralizador y estéril como este?
Todas estas preguntas y muchas más se hizo un escritor veinteañero llamado David Foster Wallace antes de darles una respuesta primeriza en esta deslumbrante novela cuyo borrador informe se atrevió a presentar como tesis de graduación en una universidad americana. El alusivo título incluye todo un programa filosófico y estético, donde Wittgenstein se abraza a Pynchon para cartografiar en clave cómica la América finisecular. Así como la fibra limpia el sistema fisiológico de toda impureza, según le decía su madre, así esta ficción deslenguada y excéntrica de Wallace contribuye a higienizar, con sus modos chistosos y sus diálogos chispeantes, tanto los sistemas de comunicación entre humanos como los canales culturales infectados por el virus del espectáculo y el consumo. La “escoba” mencionada en el parágrafo # 60 de las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein sirve para anunciar el designio teórico del artefacto: el pensamiento debería ser como la escoba con la que, en un momento de extenuación, se quiebra el cristal de una ventana para que penetre el aire fresco exterior y se regenere la atmósfera viciada de la habitación. En su momento, esta novela fue fundacional de la nueva vanguardia americana del avant-pop. 
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La escoba del sistema es, en suma, una ingeniosa novela sobre un mundo que oscila entre la cacofonía banal de la televisión y la publicidad, el autismo innato de los individuos y el psitacismo paródico de una cacatúa logomáquica que se hace famosa como solo pueden hacerlo los personajes que imitan hasta el absurdo los lugares comunes que los otros repiten de modo acrítico como verdades fundamentales de la vida. 
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En la suntuosa puesta en escena de este desternillante carnaval sociopolítico, se insinúan ya las coordenadas estéticas en que se moverá en adelante la exuberante literatura de Wallace, su preferencia por los espacios ilocalizables (el “Gran Desierto de Ohio”: G. O. D.) y las temporalidades dislocadas de la ciencia-ficción como forma de registrar la sombra espectral que el futuro proyecta sobre el presente. La escoba del sistema contiene, pues, todo el talento cómico, filosófico y verbal de Wallace envasado en un formato juguetón y desenfadado mucho más asequible para el lector al que hayan intimidado las dimensiones vertiginosas y la perversa recursividad de La broma infinita."
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P.D. Wallace publicó esta su primera novela en 1987. Se suicidó en 2008, cuando sólo contaba con 46 años.

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