domingo, 24 de marzo de 2013

El hombre sin pasado

-The Man from Nowhere-
de Lee Jeong-beom





Taquillazo en Corea desde su estreno en 2010, en España hemos tenido que esperar a 2012 para verla. Se trata de un thriller narrado con gran potencia visual en la senda de las venganzas. "Ajeossi" es el título original, el  "vecino corriente" que se ve implicado para proteger a una niña. 

Tae-shik es un vecino silencioso y taciturno que regenta una pequeña oficina de empeños. La niña se pasa el día sola esperando a su madre que trabaja de bailarina en un local de la mafia. Una noche roba un alijo de droga en los camerinos y lo esconde camuflado como un empeño. La brutal reacción de los secuaces es secuestrar a madre e hija y buscarle las cosquillas al vecino; pero no saben que éste, se esconde de un pasado turbio como espía militar que le llevó a perder a su mujer embarazada. La banda le conmina a realizar una entrega a un capo, si quiere recuperar a sus vecinas.

La película tiene dos partes marcadas por un ritmo bien distinto. En la primera vemos su relación con la niña. Ambos están solos y desamparados. Él encerrado en sus remordimientos, la pequeña abandonada en la calle hasta que llegue su madre. En un arranque de sinceridad le cuenta cómo su madre le llama "basura".
Esta parte es más lenta, pero resulta deliciosa por la gran interpretación de la niña (Kim Sae-ron)  que aúna desparpajo y  patetismo.

Cuando Tae-shik hace la entrega cae en una trampa y tanto él como el capo son detenidos por la policía. A punto de huir descubre el cadáver de la madre, sin ojos y sin vísceras. Ya no es un simple asunto de drogas, sino de tráfico de órganos y sabe que la niña sólo tiene una pequeña posibilidad de salvarse. 

A partir de ahí la segunda parte es ya un thriller potentísimo que se desarrolla en varios frentes. Después de huir de comisaría, Tae-shik es perseguido por la policía mientras él persigue a la banda que mantiene secuestrada a la niña.

El film es muy estilizado en su puesta en escena. Los personajes hablan a través de sus silencios y sus miradas. El director sabe colocar planos muy significativos en la narración: Cuando va a iniciar la persecución, Tae-shik se rasura su larga melena, vuelve a ser un cazador vengativo y justiciero. Las uñas pintadas de una compañera de So-mi delata el destino de los niños después de servir como "hormigas" (transportar la droga o desvalijar cajeros con tarjetas robadas).
La acción fuera de plano es otra de las señas de calidad de esta cinta. En el primer ataque que recibe Tae-shik en su tienda, un gigantón se abalanza hacia él. En ese momento la cámara se sitúa en la calle y segundos después vemos un gran impacto desde dentro de la ventana. En otra secuencia Tae-shik se encuentra esposado en comisaría. Al ofrecersele comida alega que es zurdo y el agente se agacha para abrirle las esposas. Ahí se cierra el plano.

Los recuerdos del hombre y su relación con la niña dotan a la película de un lirismo que contrasta enormemente con la acción y la violencia de algunas secuencias. Asimismo es notable la admiración que el lugarteniente de la banda profesa hacia Tae-shik. La brutal pelea que mantienen ambos en el w.c. de una discoteca se salda en tablas y quedan citados para el duelo final.

A este duelo acude el "ajeossi"  solo, dispuesto a encontrar a la niña en la misma boca del lobo. El lugarteniente no dispara mientras Tae-shik se desembaraza de los numerosos secuaces. El duelo final entre ambos es eléctrico. A cuchillo y sin música.

Las fantásticas escenas de acción son una de las cosas que más ha cuidado el director. Según ha declarado,  buscaba algo nuevo: "Excluimos las patadas extravagantes, los movimientos circulares y cualquier otra cosa grandilocuente y fuimos directamente a por los movimientos simples y directos. Quería que la secuencia fuera continua para que la banda pudiera moverse toda a la vez y Tae-Shik pudiera usar a sus oponentes para su propia ventaja defensiva".

La película también se beneficia de la estilizada presencia de Won Bin, un actor y modelo muy atractivo y de aspecto juvenil, que cambia el rumbo de sus anteriores trabajos (normalmente de hijo menor y con problemas como en My Brother, Lazos de Guerra o Mother), por un registro más oscuro, casi desesperado, que se desata para intentar salvar a su pequeña vecina.

Seguro que alguien se acordará al verla de León, el profesional (con Jean Reno y Natalie Portman) o de Gloria  (del gran John Cassavetes, con Gena Rowlands).

Y la nómina de thrillers pujantes y elocuentes procedente de Corea del Sur sigue creciendo....

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