jueves, 28 de febrero de 2013

Siete psicópatas

-Seven psychopaths-
de Martin McDonagh






He aquí un thriller metalingüístico e irónico a más no poder que,  centrándose en un guionista atascado, hace brotar de la pantalla multitud de historias disparatadas de asesinos sin remedio y asesinos redimidos hasta convertirse en un festín. 


Marty (Colin Farrell) está casi alcoholizado y bloqueado en un guión del que sólo tiene el título, "Siete psicópatas". Su amigo Billy (Sam Rockwell) quiere ayudarle y le refiere historias que él conoce o que aparecen en los periódicos. Billy también es colega de Hans (Christopher Walken) con quien tiene montado un tinglado para secuestrar perros de raza y luego cobrar la recompensa. Hasta que raptan a Bonnie, el Shih Tzu de Charlie (Woodie Harrelson), un matón de cuidado, y todo se complica. Además de contarle historias y protagonizar alguna, Billy pone un anuncio en el que solicita psicópatas con una historia que contar.

Esta cinta negra e iconoclasta está habitada por un grupo de desquiciados a caballo entre la ficción y la realidad. Alguno de los psicópatas reseñados por Billy acaban siendo reales mientras el propio guionista termina siendo un personaje más de la trama. La línea entre realidad y ficción se diluye totalmente e incluso asistimos a un par de escenas donde los personajes escriben el guión que protagonizan: Billy define cómo y dónde ha de tener lugar el tiroteo final y Hans da un giro al personaje del psicópata vietnamita. Un festín de vértigo.

Pero no todo es juego e ironía. McDonagh es un reputado dramaturgo y del mismo modo que el guionista Marty, busca una película alejada de los tics de Hollywood. "Quiero una película llena de vida", llega a decir; y a fe que lo consigue.  Sus personajes, como los de su primer film, "Escondidos en Brujas", siguen en el purgatorio.

El formato de thriller esconde un cuento moral. El psicópata cuáquero interpretado por Walken odia la violencia. Cuando Charlie ha matado a su mujer, él le sostiene la mirada e incluso le ofrece su foulard. Más importante aún es la definición que hace del psicópata vietnamita. Un personaje que en la cabeza de Marty sólo podía ser crimen, sangre y destrucción. Hans logra darle la vuelta de una forma muy poética. Por otro lado, el único psicópata que acude en respuesta al anuncio de Billy es Zachariah (Tom Waits),  que junto a su novia recorre el país matando a asesinos en serie, hasta que no puede más. Finalmente se separan y deambula por ahí con un conejo blanco en sus brazos. Todos buscan redención.

Referencias y autorreferencias se multiplican en cada plano. Dos matones charlan con el cartel de Hollywood al fondo antes de que llegue el asesino del 7 de picas y se los cargue. Marty y Billy charlan en un cine mientras ven una película del gran Takeshi Kitano. Zachariah y su novia matan, entre otros, al asesino del Zodiaco, famoso criminal que de pronto dejó de asesinar y desapareció. David Fincher nos contó su historia en Zodiac. Los diálogos se apropian hasta del lenguaje oficial de la crítica: "Tiene muchas lecturas, muchas capas", opina Hans cuando escucha la escena final del tiroteo relatada por Billy. Es una ironía, claro, pero define muy bien esta deliciosa, fresca y divertida película.

Al juego metaficcional hay que añadir los diálogos punzantes, el humor negro, los personajes desportillados y las espléndidas interpretaciones de una lista de actores larguísima y memorable. Sam Rockwell, Colin Farrell, Woody Harrelson y el gran Christopher Walken. A los que hay que añadir en pequeños pero carismáticos papeles a Tom Waits y Harry Dean Stanton o Gabourey Sidibe (Precious).

Me parece fantástica la definición que hicieron en Días de Cine del estilo de McDonagh: "Su cine cuenta con un desparpajo similar al de Quentin Tarantino, posee un humor negro parecido al de los hermanos Cohen y plantea unas tramas criminales que recuerdan a las de Guy Ritchie".

Como buenos personajes de serie negra, sus diálogos no tienen desperdicio.
-Eres un alcohólico.
-No es verdad. Me gusta la bebida y punto.

-Podrías dejar de robar a la gente y trabajar para el gobierno.
-¿Trabajar para el gobierno y dejar de robar a la gente?

-Arriba la manos
-No.
-Pero...voy armado.
-Me da igual.
-¿Por qué no?
-Porque no quiero.
-Pero...no es lógico.
La primera película de McDonagh, Escondidos en Brujas, ya era notable. Esta segunda es muy buena. Ya estoy esperando la tercera.

miércoles, 27 de febrero de 2013

El colapso de la globalización y la reinvención del mundo

de John Ralston Saul




Este novelista y ensayista canadiense da una gran importancia a la reflexión histórica. Ya sabéis aquello de que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Su mérito es que ya desde los años 90 predijo el colapso y el engaño de la globalización y cómo la economía se ha impuesto a la política, o lo que es lo mismo ha esclavizado a la democracia.  Porque para este creyente en el capitalismo la democracia significa opciones y en cambio los gurús de la economía siempre plantean la situación en términos absolutos: los de ahora mismo son austeridad o caos. 

En una entrevista hablaba del viejo ideal socrático: no hay respuestas completas. Porque si la respuesta es absoluta entonces estamos en el reino de la ideología pura y dura, en el reino de Dios y Destino. Pero él entiende que la democracia niega el destino, niega lo inevitable y niega la respuesta absoluta como un todo cerrado.

Desde que Bill Clinton clamara "¡Es la economía, estúpido!"; los políticos lo han convertido en su mantra.  En cambio para Saul es un falacia que acabó convirtiendo a la economía en una peligrosa religión.
En 2005, tres años antes de que se desencadenase la crisis publicó este libro. Analizaba el fracaso de los criterios que guían el sistema de relaciones económicas y financieras entre países, explicaba el origen de la idea de globalización y la crisis de este modelo. En definitiva anticipaba su colapso. Para él, el apogeo de la globalización se produjo a mediados de los noventa en unas condiciones de máxima liberalización, bajada de impuestos a las grandes fortunas, privatizaciones a mansalva y desregulación.

Visto que sus predicciones se han venido cumpliendo, ha actualizado el volumen y ha incluido un prólogo a la edición española que aborda cuestiones como el rescate de Bankia. He aquí algunas de sus revolucionarias ideas.

"En los últimos cuarenta años, auspiciado por las organizaciones internacionales, se ha ido aposentando la idea muy revolucionaria de que lo más importante del mundo es la economía y que todo debe ser visto desde la óptica de la economía. Y nadie había dicho eso antes, ni siquiera Marx o Adam Smith"

"La globalización ha conducido a lo opuesto de lo que prometía. Prometió competencia, y ha causado el regreso a los oligopolios; prometió renovación del capitalismo, y ha supuesto la vuelta al mercantilismo; prometió el final del nacionalismo feo, y ha traído la era más nacionalista desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Prometió crecimiento, no tenemos crecimiento; prometió empleo, no tenemos empleo… y así se puede seguir con la lista. Nada de lo prometido ha ocurrido."

"La globalización siempre ha sido una ideología, no una idea científica. Podríamos decir que ha sido una ideología romántica surgida del siglo XIX y que se ha convertido en una religión. Eso defiendo en mi libro. Una religión con sus creyentes, su iglesia, su jerarquía...La globalización ha creado una teocracia."

"Como la economía es la nueva religión, han aplicado la moral a la economía. La deuda pública tiene peso moral, pero la privada no. ¿Cómo se come eso? Este es uno de los fracasos de la globalización. Si el sector privado se puede librar de la deuda, el sector público también."


"Yo digo: acabemos con la deuda. No pueden admitir que se han equivocado, así que hacen como que los bonos son algo que les permite coger toda la deuda, colocarla en los bonos y venderlos. Están colocando a la civilización europea bajo el peso de una deuda que no existe. Si tuvieran algo de imaginación y algo de coraje, convocarían una cumbre y dirían: sí, los españoles han hecho mal esto, y los griegos han hecho cosas horribles con esto, pero ninguno de nosotros es una parte inocente; ¿cómo podemos resetear el reloj? Básicamente, vamos a envolver parte de esta deuda en un sobre, escribiremos en el sobre la frase “Esto es muy importante”, lo pondremos en un cajón, lo cerraremos y tiraremos la llave. ¡Hay que pasar página, hay que superarlo!"

"No hay razón para salvar a los bancos, no necesitamos tanto dinero. Lo razonable habría sido aprovechar la oportunidad para limpiar el desorden. No hay más que tomar el ejemplo español de Bankia. Una buena política habría sido, por ejemplo, que el Gobierno anunciase que pagaría todas las hipotecas hasta una cantidad determinada, pongamos 300.000 euros. Das el dinero a la gente que está en su casa y que tiene una hipoteca, y de hecho salvas a los bancos: es el ciudadano el que da el dinero a los bancos al cancelar su hipoteca. De pronto, la gente ya no tiene deudas y puede gastar lo que gana. Así es como se crea una clase propietaria y además se relanza la economía. Es tan simple."

"La clase directiva del sector privado ha conseguido, presionando a los Gobiernos, regulaciones que han convertido el fraude en algo legal. Ahí están esos consejeros delegados percibiendo bonus y participaciones en las acciones, ganando millones cada año: ¡pero si solo son gerentes! Están en el puesto por cinco años, se irán a jugar al golf cuando se retiren, ¡no son nadie! ¡Nadie conoce sus nombres, no han hecho nada en particular! ¿Deberían cobrar esos bonus cuando la empresa va mal? Ese no es el debate. El debate es: ¿deben recibir bonus? ¡Si ya les han pagado! Han usado su influencia para cambiar el sistema impositivo en todos los países para no tener que pagar demasiados impuestos por esos bonus. Eso es fraude. Probablemente, los dos ejemplos más evidentes de fraude desde la Segunda Guerra Mundial son: el cambio en las disposiciones de ingresos de los directivos, fraude evidente hecho legal, y la transferencia de la deuda privada de los últimos años al sector público."


"El dinero es una convención. Un árbol es real, el dinero es una convención. Los necios, cuando llega la crisis, están convencidos de que el dinero es real. Enrique IV fue considerado como el Buen Rey porque Francia estaba hundida por la deuda y la hizo desaparecer; a partir de ese momento vivieron 250 años de prosperidad, por quitarse la deuda; Atenas construyó toda su historia tras haberse librado de su deuda; el imperio norteamericano está enteramente construido sobra una quita, se quitaron la deuda de en medio cinco veces entre la guerra civil y 1929; la riqueza de Estados Unidos a lo largo del siglo XX está enteramente construida sobre el hecho de no haber pagado su deuda en 1929: tomaron dinero prestado en Europa, en los mercados, y con eso construyeron ferrocarriles, carreteras, rascacielos y tuvieron un colapso económico: quienes les dejaron dinero lo perdieron y ellos se quedaron con sus infraestructuras. Estados Unidos vivió cinco colapsos que al final le dejaron libre de su deuda y le permitieron convertirse en líder a partir de 1935."

"En la crisis de los años setenta estábamos con excedentes de producción, no se debía resolver el problema incrementando el comercio, porque ya había demasiados bienes. Es decir, la solución que encontraron para el problema era la contraria a lo que se necesitaba. Llevamos 30 años de abrumadora mediocridad intelectual, sin sentido de la historia, ni imaginación, ni creatividad, sin pensar qué estamos haciendo y adónde vamos: una gran banalidad con tremendos resultados."

Entrevista en El Pais Semanal
Entrevista en El Diario.es
web de John Ralston Saul

sábado, 23 de febrero de 2013

El Atlas de las nubes



-Cloud Atlas-
de Wachowski Bros. y Tom Tykwer



No lo han conseguido. 
A pesar de las críticas adversas fui a ver la película. Pensé que quizás habría desajustes en la trama o fallos en el tono, pero que encontraría algún momento mágico dado el enorme empeño de una obra que apuntaba a la Vida y a la Humanidad. No ha sido así.

Las seis historias que en un imposible montaje en paralelo conocemos son bastante inocuas. Registran sólo retazos de aventura y muy poquita emoción. 

En el siglo XIX un negro huye y se esconde en un barco mercante. Allí un abogado que le ayuda a sobrevivir. A principios del XX un joven músico y homosexual se emplea con un viejo compositor. De su relación surgirá una obra maestra, "el atlas de las nubes", pero también una tragedia.

 En los años setenta del siglo pasado, una reportera se topa con una conspiración que afecta a la energía nuclear. Por supuesto la multinacional de turno intentará hacer desaparecer toda prueba. (Recuerda a los clásicos Los tres días del cóndorThe parallax view). En la actualidad, un editor arruinado es ingresado en un asilo carcelario por su hermano, junto con otros tres ancianos intentará huir. En 2144 Nueva-Seúl es una sociedad superjerarquizada bajo la dictadura de la Unanimidad. Su economía se basa en los clones que fabrican para ser sirvientes. Soterradamente se fragua una revolución. (Recuerda a La Fuga de Logan y Soylent Green -incluso en una escena alguien grita "¡nos alimentan con nuestros propios cuerpos!"-).


Sin remedio las historias no alcanzan a hilvanarse. Comparten temas como la vida y la muerte o la libertad, pero no existe un hilo que las trence, sea en forma de idea, personaje u objeto. 

El autor de la novela en que se basa la película, David Mitchell, contó su génesis. "La estructura fue lo primero en que pensé. Se trataba de una especie de experimento de viabilidad para ver si se podía escribir un libro con una estructura de seis muñecas rusas, una dentro de otra, accediendo a través de su ombligo a la columna vertebral." En la película no hay columna.

La rebelión de Somni-451 se inspira en una película sobre la insurrección del viejo editor (Jim Broadbent). A su vez Somni quedará fijada como deidad en los siglos postapocalípticos. También las cartas del joven músico aparecen en el episodio de la  conspiración. Pero este entramado es muy tenue. La columna detrás de los seis ombligos no aparece y lo que es peor, el misterio o la intriga tampoco. 

Quizás se trata de un enorme error de cálculo si de verdad han fiado toda la famosa conexión, al hecho de que sea el mismo actor/actriz el que aparece detrás de distintos personajes. Porque que sea Tom Hanks quien represente al doctor en el barco del esclavo o al dueño del hotel del joven músico o al científico que ayuda a destapar la conspiración nuclear es irrelevante para el personaje y para la historia en sí. 

El montaje en paralelo pretende ofrecernos unidad o cuando menos simultaneidad en la concepción filosófica; por contra nos resulta arbitrario. Los actores desdoblados no aportan nada y en ocasiones rozan el absurdo; como Hugo Weaving en el papel de enfermera del asilo o Doona Bae (Somni) en el papel de mujer sureña.

Comienza la película con un anciano pastor del siglo XXIV invitándonos a sumergirnos en la corriente cósmica de la vida, y la concluye él mismo señalando la posición de la Tierra en su firmamento. Se supone que entre medias hemos asistido al relato mítico o legendario de la evolución de la vida, pero no. En ningún momento hay una película, sino una colección de episodios, la mitad de ellos anodinos. 

Tampoco las ideas filosóficas son de altura. Todo está conectado. Nuestra vida no nos pertenece. Somos lo que decimos y hacemos. 


Todo ello lastra definitivamente la película, a pesar de unas buenas interpretaciones y un gran trabajo de ambientación.

El quid de la película no estaba en las tramas, por ello hasta las más interesantes sólo quedan apuntadas. La chispa de la creación musical entre un compositor agostado y un joven tumultuoso y la rebelión de los clones convertidos en pseudomáquinas son las que más me han gustado. 

La trascendencia es rara y peligrosa en el cine. 2001 Una odisea espacial de Kubrick o El árbol de la vida de Malick lo consiguen. The Fountain de Aronofsky, alterna momentos muy brillantes con otros simplemente pretenciosos. La que hoy nos ocupa evidentemente, no lo ha conseguido. 

jueves, 21 de febrero de 2013

Route Irish

de Ken Loach


Comienza como una drama de los soldados que vuelven del frente de Irak para ir derivando hacia un thriller puro y seco. Los famosos contratistas de la guerra  campan a sus anchas y están dispuestos a tapar sus desmanes como sea con tal de proteger su gallina de los huevos de oro.

Fergus es un miembro de las fuerzas de élite del Reino Unido que ha vuelto "tocado" de la guerra de Irak. Pero su amigo Frankie necesita dinero y trabajo. Juntos vuelven a Bagdad, ciudad que la guerra ha inundado de millones de dolares. En Septiembre de 2.007, Frankie muere en la "ruta irlandesa", la carretera más peligrosa del mundo. 
De vuelta a Liverpool, Fergus se encuentra en un pozo de autodestrucción. Rechaza la explicación oficial y busca lo que ocurrió de verdad. Poco a poco descubrirá los entresijos y negocios oscuros de la guerra. El teléfono de Frankie esconde un secreto que se quiere tapar. A su alrededor se monta toda una intriga detectivesca.


















La crítica oficial ha tratado injustamente y con condescendencia a esta película; pero a mí me resulta convincente. Con una sobriedad que algunos han tildado equivocadamente de pusilánime,  desarrolla una trama minuto a minuto es más inquietante. La denuncia de la guerra como un negocio está perfectamente trabada con el formato de thriller.

Ken Loach no se anda con remilgos a la hora de retratar la barbarie. Algunos flashback sobre el terreno y las pesadillas de Fergus, nos relatan esa guerra pública sostenida para el negocio privado: "vi una vez a una niña a la que su abuelo sacó de los escombros, llevaba una camiseta de color lila, su pierna izquierda colgaba de un tendón, tenía el pie destrozado,....me señala con el dedo cuando intento dormir", dice Fergus.

En consonancia con otro gran acercamiento al drama bélico, El Valle de Elah, las dos miran a la guerra y nos devuelven la mirada a nosotros, espectadores. Indagan el modo de afrontar las atrocidades rebotando entre nuestros propios prejuicios hasta hacer que lo más evidente se nos vuelva en contra. En El Valle de Elah, el padre que busca el sentido de la muerte de su hijo, descubre más de lo que esperaba. En Route Irish también nuestra mirada acusadora al personaje más belicoso no sale bien parada.


Creo que Loach ha conseguido un film terso, sincero y necesario. Cuando vemos bien trajeados a los tiburones de las contratas (¿por qué ya no se denominan mercenarios?) en un lujoso hotel de Londres, lejos del horror, moviendo los hilos y destrozando vidas para enriquecerse, no podemos más que asentir cuando Fergus reconoce, "hemos sido unos hijos de puta criminales y avariciosos".

La narración es impecable de la mano de este combativo director y su guionista habitual Paul Laverty, que además cuenta con la fotografía de Chris Menges, premiado con sendos oscars por Los gritos del silencio (The killing fields)  y La Misión.

martes, 19 de febrero de 2013

Jack Reacher

de Christopher McQuarrie










Tom Cruise ya es perro viejo en esto del cine y su papel de productor le ha afilado el olfato para saber cómo hacer un producto que sea entretenido y llene las salas.

La película está muy bien, puro entretenimiento. La presentación es espectacular, un francotirador abate a cinco personas aparentemente sin conexión alguna. Cuando es hecho prisionero sólo escribe Jack Reacher en un trozo de papel. Se trata de un expolicía militar que vive retirado en el más absoluto anonimato. Él será el encargado de descubrir que no todo es lo que parece. El guión tiene un par de giros lo suficientemente interesantes como para que la función tenga ritmo.


La serie de 16 novelas escritas por Lee Child con este personaje quizás tienten a Cruise para comenzar una nueva franquicia. En ese caso tendrá que poner más carne en el asador. En concreto esta primera adaptación echa mano del noveno volumen titulado One Shot. Que nadie se extrañe, si lee alguna de estas novelas, de encontrarse allí con un Reacher rubio, de casi dos metros de altura  y 100 kg. de peso. Es lo que pasa con los héroes cuando van del papel a la pantalla.

La película se beneficia de un personaje y una estructura bien engrasados. A Reacher no se le busca, él te encuentra. Tiene un cierto misterio, compacta presencia y un tufillo a serie B. Los hilos de la trama, aunque convencionales, mantienen muy bien el interés y sobretodo cuenta con un malvado de los que estremecen, interpretado por el director de cine Werner Herzog. Su maldad tiene el vértigo de lo absoluto. Sus orígenes en Siberia le han vacunado contra toda compasión y su mirada te hiela.

Resulta curiosa esta vertiente de actores que tienen algunos grandes directores de cine. No testimonialmente como Tarantino cuando aparece en las suyas, o de actores-directores que compaginaron brillantemente ambas carreras como Orson Welles o John Cassavettes; sino como Sidney Pollack en Eyes Wide Shut de Kubrik o en Michael Clayton. Memorable fue la aparición del gran  Erich von Stroheim en el clásico Sunset Boulevard. También en España recordamos a Borau apareciendo como gobernador civil en su película Furtivos



El aderezo final es un gran Robert Duvall dirigiendo una armería y salón de tiro. Reacher echa mano de su duro y envejecido pellejo para el enfrentamiento final con la banda de mafiosos y allí Duvall está sembrado. La sorna con que viste a su personaje hace de esos diez minutos en que aparece, los más divertidos de la función. Muy entretenida.

McQuarrie ganó un Oscar al Mejor Guión por la mítica Sospechosos Habituales (Bryan Singer). Posteriormente también escribió Valkiria para Tom Cruise y el Lobezno pendiente de estreno, Lobezno inmortal.

domingo, 17 de febrero de 2013

La infancia de Nivasio Dolcemare

de Alberto Savinio






El transcurrir de la vida de Nivasio es dulce, aristocrático y sensual en la Atenas cosmopolita de principios del siglo XX. "Nivasio no solo no se ha hecho cura, sino que la única diosa que él reconoce es la diosa Inteligencia".

"Nivasio Dolcemare pasó su infancia y parte de su adolescencia en una capital de los Balcanes, en el seno de una sociedad cosmopolita a la que Europa enviaba por turno a sus representantes más exquisitos. (...) Y si la mitología de nuestra época tiene tan poco arraigo en él, si le resulta carente de fascinación y misterio, ello se debe a que la parte más impresionable y receptiva de su vida la vivió en el corazón mismo de esa mitología." 
"Aquí se habla de una época en la que los valores existían más como recuerdo que como presencia, más como apariencia que como sustanciosa realidad. Por reflejo,sólo quien haya conocido esa época cuando ya no era más que un amable escenario tiene posibilidad de descubrir sin vacilaciones la verdad del tiempo presente: la dureza reemplazó a la blandura, el encontronazo al regate, la afirmación a la ambigüedad. Sólo quien haya conocido los valores reducidos a simples memorias podrá entender en toda su amplitud el drama actual de los Valores, su desesperada voluntad de sobreponerse, su lucha por la vida." (en el Prefacio del autor)
Este exiguo libro constituye toda una pose aristocrática ante la vida. Savinio narra de forma lúcida y reflexiva pero también grotesca y burlona. En sus páginas encontramos el contraste entre el anhelo aristocrático y lo mostrenco; entre la mitología helénica que constantemente aflora en la narración y la descomposición de una sociedad europea llamada a desaparecer.
La acción es nimia pero la ironía campa a su antojo. Titulado La infancia de Nivasio Dolcemare, el infante aparece poco. Se atiende a su época y a unos tipos que rozan por un lado el costumbrismo y por otro la tragicomedia en tono surrealista. 

Le Depart de la Colombe - Alberto Savinio
Percibimos lo tragicómico en la escapada nocturna que Nivasio hace de la casa de sus padres, para visitar la Iglesia Griega  y descubrir al dios que se esconde en el hierón tras un percal. Y también en los problemas que tiene su madre para seleccionar una sirvienta que no le robe o se entienda con tunantes. 

Hay dos momentos cuya descripción me recuerda alguna de las escenas del mejor Fellini. Una es al principio, durante el nacimiento de Nivasio.
"El comendador Vesanio esperaba oír de un momento a otro el grito del ave sagrada.
¡Señal fatídica!
En la mente de este italiano atlético y afortunado, antiguas reminiscencias teogónicas y residuos de oscuras supersticiones se habían fundido en un pequeño mito de uso personal, según el cual el nacimiento de un hijo debía ser saludado desde la cima de la Acrópolis por el grito del ave de Minerva, despertada para la ocasión de su sueño secular. Pero bien porque los aullidos de doña Trigliona apagaban cualquier ruido, bien porque las persianas y las ventanas herméticamente cerradas impedían toda infiltración externa, lo cierto es que el comendador Visanio no oía nada." pág. 18
Otra es la presentación de la Agencia de Contratación de sirvientas y criados  del señor Saranti 
"Según el deseo del cliente, el señor Saranti descorría la cortina verde, mostraba una de las tres secciones, presentaba las criaturas creadas por sus manos peludas y ocres de nicotina. ¿Mujer? Un gesto del Demiurgo hacía que se levantaran del banco con movimiento simultáneo las criaturas femeninas del señor Saranti: flacas o carnosas, mamíferas o desmamadas, barbudas o imberbes, enteras o fragmentarias; pero todas igualmente inertes, mudas, los ojos apagados, desvitalizadas, moldeadas en arcilla.
A una señal del Demiurgo la elegida se apartaba del grupo..."pág. 65
Y también está la señora Basílica ("que significa La Regia") protectora y conseguidora de las más jóvenes núbiles; instalada en un banco de la plaza cuyo "trasero llenaba todo el asiento pensado para cuatro personas". Ahí también se da la bufa transfiguración. Esta Celestina, ennoblecida de pronto por su joven manjar contrata en cada ocasión un landó sobre el que pasear.
"Precedida por un zumbido de oro, por la arcana voz del milagro, la Carroza del Mañana hace su primera aparición en la ciudad de Pericles". pág. 70
El autor, a través de los ojos de Nivasio, nos describe con ironía el ambiente de aquella época, "la oportuna determinación del ambiente es para Nivasio Dolcemare más importante que para otros".

Savinio nos habla de la vida en su forma más luminosa, de aquello que de verdad es trascendente en la formación. Su estilo es  deslumbrante y siempre preñado
!Quien conoce Grecia conoce Europa no en sus ilusiones, en sus ficciones, en sus "misterios", sino en su pobre y desnuda verdad." pág.19. 
Quién le iba a decir que estas líneas serían premonitorias de lo que 70 años después sufren tanto Grecia como Europa: países empobrecidos, gobiernos desnudos de ideas, pueblos sometidos a la ineptitud de unos políticos intelectualmente romos. 
Objetos en el bosque - A. Savinio
El volumen contiene además de la novela corta dos relatos situados en la misma época, en los que el pequeño Nivasio aparece tangencialmente, "Luis el de Maratón" que nos acerca a los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna y  "Sin mujeres".

Savinio es el seudónimo de Andrea de Chirico, hermano del famoso pintor surrealista Giorgio de Chirico. Nació en Atenas, estudió en Munich y vivió en París hasta que en 1914 se instaló en Roma. Esta errancia vital unida a la artística (autor de literatura, música y pintura) ha convertido a Savinio en un autor secreto que no apareció en ninguna antología ni historia de la literatura italiana hasta muy tarde. Sólo en el último cuarto del siglo fue rescatado por autores como Leonardo Sciascia.

 "Excluido, proscrito y marginado de la vida cultural italiana por los grupos literarios dominantes en una Italia primero liberal, luego fascista y, por último, clérigo-parroquial, hasta muy entrados los años 50 -años culminantes en la estética dogmática y en la poesía absolutista del neorrealismo, del "metellismo" y de la literatura "contenutista", digna de ser tachada de formalista-."

Al fideísmo strapaesano (tradición de cuño nacionalista) siempre contrapuso su cosmopolitismo, a los dogmatismos su inteligencia libre y su escepticismo. 

"Chamán de los juegos y "pecados" de la inteligencia, rebelde metafísico en lucha contra la condición humana, a Savinio le fascina la estupidez."  
Citas del estudio sobre Savinio de Stefano Lanuzza.

Hay una edición de la Universidad Nacional Autónoma de México con todos sus cuentos, titulada Toda la Vida.

jueves, 14 de febrero de 2013

Gangster Squad

de Ruben Fleischer




Vistosa película con un lujoso diseño de producción y una estilización visual que la acerca al cómic  pero cuyo atropellado guión y falta de pulso en la dirección le impide elevar el vuelo. 

Mickey Cohen (Sean Penn) es un exboxeador que se está haciendo el dueño del cotarro en la ciudad de Los Ángeles. Jueces, políticos y policías comen de su mano y el que se atreve a chistarle no lo cuenta. Pero el jefe de policía (Nick Nolte) no se arruga y forma una "escuadra antigángster" que actúa en la clandestinidad con el ánimo de hundir los negocios de Cohen. 

El sargento O´Mara (Josh Brolin) es el encargado de reclutar al grupo de incorruptibles donde por supuesto hay un gafitas, un viejo policía, un guaperas, un agente de raza negra y uno mejicano, muy hábil con las armas. Un pastiche demasiado evidente de Los Intocables de Eliot Ness (Brian de Palma), aunque muy lejos de su calidad. Allí donde había personajes poderosamente trazados y el dramatismo propio de jugarse la vida, aquí deviene en simple juego de pim, pam, pum. 



El guión de Will Beall hace agua de mala manera. Las acciones surgen de la nada, los personajes no conocen la estrategia, simplemente actúan. No existe crescendo alguno, sino golpes sueltos. Hay una persecución de coches resultona y un tiroteo final satisfactorio pero tiene recaídas casi ridículas como el rescate de la cárcel de Burbank o la batalla final a puñetazos entre el policía y el mafioso. 

Sean Penn sobreactúa sin control y Josh Brolin es un buen secundario pero no da la talla como héroe trágico. Quizás el único que se salve de la quema sea Ryan Gosling que dota de carisma a su personaje, Jerry Wooters. Su relación con la chica de Cohen, Enma Stone, aporta un poquito de peligro, aunque no mucho (¿no os recuerda a la despampanante mujer de Roger Rabbit).  Otras subtramas como la familiar del jefe de la escuadra, o la de pillar al gángster casi por un tecnicismo son muy tenues. Asimismo la trampa que les tiende Mickey Cohen en Chinatown resulta casi cándida. 


Falta brío. Todo es muy light, inocuo. Con un gran presupuesto, unos hechos históricos de los que dejan huella (el libro original es de Paul Lieberman) y una buena colección de estrellas, se da por hecho que habrá una gran película;  pero le falta enjundia, coherencia y por supuesto halo trágico.

Ruben Fleischer fue el director de la descacharrante "Zombieland" rodada con buen pulso y un cierto desenfreno; pero a la hora de afrontar una de gánsters, parece un novato dubitativo que no sabe si rodar un cómic inundado de arquetipos o una tragedia de tipos duros que inopinadamente se encuentran en medio del fregado soltando frases grandilocuentes. Fleischer declaró que su intención era dejarnos una película de gángsters tan memorable,  como las que vienen jalonando la historia del cine desde El Padrino, Los Intocables, L.A. Confidential o Promesas del Este. No lo ha conseguido. La película se deja ver y punto.

martes, 12 de febrero de 2013

La Realidad y el Deseo

de Luis Cernuda






Inicié mi biblioteca durante el Bachillerato. Mi primer libro, y único durante meses, fue la Antología Poética de Luis Cernuda editada por Alianza Editorial. Su poesía siempre me fue cercana. Era un poeta español pero fuera del canon oficial, incluso fuera de lo que se estudiaba en la clase de Lengua y Literatura. Siempre me ha fascinado el título que puso al conjunto de su poesía: La Realidad y el Deseo. Un magnífico título que a la vez nombra y define un mundo poético.

Philip Silver compuso el prólogo de aquella edición del que tomo estas notas:
"El dolorido sentir de Cernuda tiene resonancias más hondas que cualquier tópico literario. En su voz sentimos una soledad y una añoranza cósmica, mas al mismo tiempo nos da la sensación de que no le puede ya interesar nada, como si escuchásemos a un pobre muerto. y esto hace que la añoranza, el deseo, resulte algo paradójico. Si no le importa ya nada, ¿cómo puede sentir la pérdida de algo? Por una parte desprecia el mundo y dice que sólo vale el mundo de la poesía, para luego decir que tampoco vale el mundo de sus poemas. Parece que escuchamos a Cernuda  cuando leemos en una de las cartas de Rousseau a Malesherbes: ´Si todos mis sueños se hiciesen realidad, aún seguiría sin estar satisfecho: tendría que seguir soñando, imaginando, deseando. He encontrado dentro de mí un vacío inexplicable que nada ha podido ocupar: un movimiento del corazón hacia otra clase de satisfacción que no concibe para nada, pero de la cual he sentido la atracción´.  Es esta conciencia dolorosa que comparten Rousseau y Cernuda tan peculiar que difícilmente puede considerarse como mera nostalgia o deseo. Porque no es el resultado de la ausencia de nada o de nadie; es más bien resultado de una presencia, la de un vacío. Una comprensión de que nada se pierde porque no tenemos nada que perder. Sentimiento ab initio de añoranza y nostalgia.


M.Chagall - I and the village
Esta poesía abre un surco profundo en nuestra alma, nos amenaza con tan honda melancolía, porque nos dice dos cosas contradictorias a la vez. Con el tono de voz nos habla de la división radical del Ser, pero con parte de su temática trata constantemente de salvar esta división. Es una poesía que quiere prometernos la redención pero que sabe que es imposible. He aquí el motivo del parentesco entre Cernunda y T.S.Eliot. Y ahora podemos explicar la importancia de la temática de los dioses en Cernuda. En Cernuda lo mismo puede ser un dios griego, el dios cristiano, o un dios-amante. no tiene nada que ver con la religión, aunque sí, quizá, con las fuentes de la religión. Lo que le interesa a Cernuda es el deseo de unir cielo y tierra, de confundirlos; pero sabe que esto es imposible, que no puede haber encarnación feliz. Recordemos que la imaginación no puede fundarse si no es uniéndose a la materia, pero que entonces pierde divinidad. Cuando los dioses bajan a la tierra es para quedarse en ella."

En Cernuda la única figura que puede encarnar -o, mejor dicho vivir- una posible unión de los contrarios es la figura del poeta.




        DAYTONA

      Hubo un día en el que el día no engañaba,
      en que sus manos tristes no sostenían un cuervo
      indiferente como los labios de la lluvia,
      como el rojizo hastío.

      Mas hoy es imposible
      buscar la luz entre barcas nocturnas;
      alguien cortó la piedra en flor,
      sin que pudiera el mundo
      incendiar la tristeza.

      Sólo un lugar existe, cuyos días
      nada saben de aquello,
      aunque todo allí sea mortal, el miedo, hasta las plumas;
      mas las olas abrazan
      a tanta luz aún viva.

      A tanta luz desbordando en la arena,
      desbordando en las nubes, desbordando el tiempo,
      que dormita sin voz entre las ramas,
      olvidado fantasma con su collar de frío.

      Mirad cómo sonríe hacia el amor Daytona.



        TODO ES POR AMOR

      Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente,
      derriban los instintos como flores,
      deseos como estrellas,
      para hacer sólo un hombre con su estigma de hombre.

      Que derriben también imperios de una noche,
      monarquías de un beso,
      no significa nada;
      que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuas vacías,
      acaso dice menos.

      Mas este amor cerrado por ver sólo su forma,
      su forma entre las brumas escarlata
      quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantas hojas
      hacia el último cielo,
      donde estrellas
      sus labios dan a otras estrellas,
      donde mis ojos, estos ojos,
      se despiertan en otros.



      ¿SON TODOS FELICES?

      El honor de vivir con honor gloriosamente,
      el patriotismo hacia la patria sin nombre,
      el sacrificio, el deber de labios amarillos,
      no valen un hierro devorando
      poco a poco algún cuerpo triste a causa de ellos mismos.

      Abajo pues la virtud, el orden, la miseria;
      abajo todo, todo, excepto la derrota,
      derrota hasta los dientes, hasta ese espacio helado
      de una cabeza abierta en dos a través de soledades,
      sabiendo nada más que vivir es estar a solas con la muerte.

      Ni siquiera esperar ese pájaro con brazos de mujer,
      con voz de hombre oscurecida deliciosamente,
      porque un pájaro, aunque sea enamorado,
      no merece aguardarle, como cualquier monarca
      aguarda que las torres maduren hasta frutos podridos.

      Gritemos sólo,
      gritemos a un ala enteramente,
      para hundir tantos cielos,
      tocando entonces soledades con mano disecada.

             (De Un río, un amor, 1929)



         QUÉ RUIDO TAN TRISTE

      Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,
      parece como el viento que se mece en otoño
      sobre adolescentes mutilados,
      mientras las manos llueven,
      manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas,
      cataratas de manos que fueron un día
      flores en el jardín de un diminuto bolsillo.

      Las flores son arena y los niños son hojas,
      y su leve ruido es amable al oído
      cuando ríen, cuando aman, cuando besan,
      cuando besan el fondo
      de un hombre joven y cansado
      porque antaño soñó mucho día y noche.

      Mas los niños no saben,
      ni tampoco las manos llueven como dicen;
      así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños,
      invoca los bolsillos que abandonan arena,
     arena de las flores,
     para que un día decoren su semblante de muerto.



         SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR

      Si el hombre pudiera decir lo que ama,
      si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
      como una nube en la luz;
      si como muros que se derrumban,
      para saludar la verdad erguida en medio,
      pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
      la verdad de sí mismo,
      que no se llama gloria, fortuna o ambición,
      sino amor o deseo,
      yo sería aquel que imaginaba;
      aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
      proclama ante los hombres la verdad ignorada,
      la verdad de su amor verdadero.

      Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
      cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
      alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
      por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
      y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
      como leños perdidos que el mar anega o levanta
      libremente, con la libertad del amor,
      la única libertad que me exalta,
      la única libertad por la que muero.

      Tú justificas mi existencia:
      si no te conozco, no he vivido;
      si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.



        TE QUIERO

      Te quiero.
      Te lo he dicho con el viento,
      jugueteando como animalillo en la arena
      o iracundo como órgano tempestuoso;

      Te lo he dicho con el sol,
      que dora desnudos cuerpos juveniles
      y sonríe en todas las cosas inocentes;

      Te lo he dicho con las nubes,
      frentes melancólicas que sostienen el cielo,
      tristezas fugitivas;

      Te lo he dicho con las plantas,
      leves criaturas transparentes
      que se cubren de rubor repentino;

      Te lo he dicho con el agua,
      vida luminosa que vela un fondo de sombra;

      Te lo he dicho con el miedo,
      te lo he dicho con la alegría,
      con el hastío, con las terribles palabras.

      Pero así no me basta:
      más allá de la vida,
      quiero decírtelo con la muerte;
      más allá del amor,
      quiero decírtelo con el olvido.

                 (De Los placeres prohibidos, 1931)



        DONDE HABITE EL OLVIDO

      Donde habite el olvido,
      en los vastos jardines sin aurora;
      donde yo sólo sea
      memoria de una piedra sepultada entre ortigas
      sobre la cual el viento escapa a sus insonmios.

      Donde mi nombre deje
      al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
      donde el deseo no exista.

      En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
      no esconda como acero
      en mi pecho su ala,
      sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

      Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
      sometiendo a otra vida su vida,
      sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

      Donde penas y dichas no sean más que nombres,
      cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
      donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
      disuelto en niebla, ausencia,
      ausencia leve como carne de niño.

      Allá, allá lejos;
      donde habite el olvido.

                   (De Donde habite el olvido, 1934)



         JARDIN ANTIGUO

      Ir de nuevo al jardín cerrado,
      que tras los arcos dela tapia,
      entre magnolios, limoneros,
      guarda el encanto de las aguas.

      Oír de nuevo en el silencio,
      vivo de trinos y de hojas,
      el susurro tibio del aire
      donde las almas viejas flotan.

      Ver otra vez el cielo hondo
      a lo lejos, la torre esbelta
      tal flor de luz sobre las palmas:
      las cosas todas siempre bellas.

      Sentir otra vez, como entonces,
      la espina agua del deseo,
      mientras la juventud pasada
      vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.



        UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA

      Las playas, parameras
      al rubio sol durmiendo,
      los oteros, las vegas
      en paz, a solas, lejos;

      los castillos, ermitas,
      cortijos y conventos,
      la vida con la historia,
      tan dulces al recuerdo,

      ellos, los vencedores
      caínes sempiternos,
      de todo me arrancaron.
      Me dejan el destierro.

      Una mano divina
      tu tierra alzó en mi cuerpo
      y allí la voz dispuso
      que hablase tu silencio.

      Contigo solo estaba,
      en ti sola creyendo;
      pensar tu nombre ahora
      envenena mis sueños.

      Amargos son los días
      de la vida, viviendo
      sólo una larga espera
      a fuerza de recuerdos.

      Un día, tú ya libre
      de la mentira de ellos,
      me buscarás. Entonces
      ¿qué ha de decir un muerto?

                   (De Las nubes, 1937-1940)



        TIEMPO DE VIVIR, TIEMPO DE DORMIR

      Ya es de noche. Vas a la ventana.
      El jardín está oscuro abajo.
      Ves el lucero de la tarde
      latiendo en fulgor solitario.

      Y quietamente te detienes.
      Dentro de ti algo se queja:
      esa hermosura no atendida
      te seduce y reclama fuera.

      Encanto de estar vivo, el hombre
      sólo siente en raros momentos
      y aún necesita compatirlos
      para aprender la sombra, el sueño.

                        (De Desolación de la quimera 1956-62)
     


P.D. No puedo dejar de reproducir dos estrofas de su Díptico español cuyos ecos llegan hasta hoy en este áspero país nuestro donde la más abyecta ideología ha arrinconado a la razón.

Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo
en creer que la razón de soberbia adolece
y ante el cual grita impune:
muera la inteligencia, predestinado estaba
a acabar adorando las cadenas
y que ese culto obsceno le trajese
adonde hoy le vemos: en cadenas,
sin alegría, libertad ni pensamiento.

Si yo soy español, lo soy
a la manera de aquellos que no pueden
ser otra cosa: y entre todas las cargas
que, al nacer yo, el destino pusiera
sobre mí, ha sido ésa la más dura.
No he cambiado de tierra,
porque no es posible a quien su lengua une,
hasta la muerte, al menester de la poesía.