sábado, 12 de enero de 2013

Rompe Ralph

-Wreck-It Ralph-
de Rich Moore



Aunque son muchas películas por medio, Rompe Ralph  me retrotrae a aquella genialidad que supuso la aparición de Toy Story; lo que me lleva a pensar que,  aunque le ha costado, por fin Disney ha entendido en qué se basa la calidad y el éxito de Pixar: historias muy bien trabadas  que no tienen miedo a traspasar las fronteras adulto/infantil y héroes de personalidad muy acusada y nada condescendientes. Todo ello sin faltar el humor malévolo e incluso negro. 

Del mismo modo que en aquella nos asomábamos al mundo de los juguetes cuando están solos, ahora la cámara penetra en los secretos de los videojuegos cuando el salón de recreativos está cerrado.

Ralph está harto de ser el malo del juego y que todas las medallas se las lleve el arreglatodo Fix-It Félix. Quiere ser el héroe y para conseguirlo iniciará un periplo que le llevará por varios videojuegos. 

Un malvado como héroe es algo muy novedoso en Disney y eso requiere terapia. ¡Logradísima la escena de los Malos Anónimos! Allí se encuentra Ralph con el malvado de Street Fighter o el Robotnik de Sonic. "Soy un malo y eso es bueno, jamás seré bueno y eso es malo. No me cambiaría por nadie", es el mantra que repite este grupo.

La historia está hilvanada con primor y sentido aventurero. Su calidad narrativa es altísima. Hay un desarrollo milimétrico de varias tramas que confluyen en un final  dramático. Los 30 años que acusa un Ralph cansado, la antigua traición de Turbo que sobrevuela toda la cinta, el apocalipsis que provoca un ciberbicho que se cuela con Ralph. La acción y el humor son constantes. La película va y viene por distintos juegos hasta que todos los personajes aterrizan en Sugar Rush, donde la partida llegará hasta el final. Insert coin.

El trazo de los personajes posee chispa, en especial la pizpireta Vanellope que con su mezcla de audacia y desvalimiento nos gana el corazón. Pero también la sargento Calhoun que procedente de un "shooter" amalgama esa imposible mezcla de chica dura y femineidad.


Fantástica es la forma en que cada videojuego aporta sus propias reglas y las interacciones entre ellos, "si mueres fuera de tu juego no te regeneras".

Sin duda una película brillantísima que une al inconformismo de Ralph y la fe en sí misma de Vanellope, un sentido homenaje al mundo de los videojuegos y de aquellas máquinas recreativas que nos iniciaron en los bits. Volvemos a ver a Sonic, la Serpiente, Pac-Man, etc.


De regalo se nos proyecta "Paperman", un delicioso cortometraje animado, al que sólo encuentro el problema de versionar el que hace unos años nos regaló Patrick Hugues, "Señales".

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