miércoles, 23 de enero de 2013

Pollock y los Fractales


Jackson Pollock nº5, 1948

de Marcus de Sautoy



"En el otoño de 2006 una pintura del artista contemporáneo Jackson Pollock se convirtió en la pintura más cara jamás vendida. Se anunció que un financiero mexicano, David Martínez, había pagado 140 millones de dólares por la pintura, llamada sencillamente No. 5, 1948.
La pintura fue creada mediante la técnica registrada de Pollock consistente en salpicar con gotas de pintura todo el lienzo, técnica que le valió al artista el sobrenombre de Jack el Gotero. Algunos críticos quedaron escandalizados por el precio que se pagó por semejante pieza. (...) Pero las matemáticas han revelado que lo que Pollock estaba haciendo era en realidad más sutil de lo que cabía imaginar.














En 1999, un grupo de matemáticos dirigidos por Richard Taylor, de la Universidad de Oregón, analizó las pinturas de Pollock y descubrió que la técnica entrecortada que utilizaba crea de hecho una de las formas fractales tan queridas por la naturaleza. Fracciones aumentadas de una obra de Pollock siguen resultando muy similares a la versión en tamaño completo y parecen poseer la característica complejidad infinita de un objeto fractal. (Por supuesto, el incremento progresivo del aumento revelará finalmente las gotas individuales de pintura, pero esto ocurre solamente cuando se aumenta 1.000 veces el lienzo). La idea de dimensión fractal puede aplicarse incluso al análisis de cómo se desarrolló la técnica de Pollock.

Detalle

Pollock comenzó a crear pinturas fractales en 1943. Sus primeras pinturas tenían una dimensión fractal en torno a 1,45, pero al ir desarrollando su técnica la dimensión fractal fue en aumento, reflejando así el hecho de que las pinturas se iban haciendo más complejas. Una de las últimas pinturas de Pollock a base de gotas, conocida como Polos azules, le costó al artista seis meses de trabajo y su dimensión fractal es 1,72.

Los psicólogos han explotado las formas que la gente encuentra estéticamente agradables. De manera lógica, nos sentimos atraídos hacia las imágenes cuya dimensión fractal está entre 1,3 y 1,5, parecida a la dimensión de muchas de las formas que se encuentran en la naturaleza. En efecto, puede haber buenas razones evolutivas para explicar por qué nos sentimos atraídos por este tipo de imágenes fractales, ya que el cerebro ha terminado por dotarse para reconocer estas formas, a medida que se desenvolvía a través de la jungla que lo rodeaba. O quizá, de la misma manera que la mejor música se sitúa en algún punto entre la aburrida música de los ascensores y el ruido blanco aleatorio, estas formas nos atraen porque tienen una complejidad que se sitúa entre lo demasiado regular y lo demasiado aleatorio." pág. 109, 110 y 111.


Marcus du Sautoy  "Los mi5terios de los númer6s". Editorial El Acantilado, 2012

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