sábado, 19 de enero de 2013

Luna caliente

de Mempo Giardinelli






Intensísima y breve novela en la que el protagonista se ve inmerso en una  viscosa pesadilla.

Ramiro Bernárdez vuelve a la Argentina una vez concluidos sus estudios en París. Es 1977, en plena dictadura militar, y vuelve buscando el ascenso social; pero quedará atrapado en el tórrido verano de El Chaco donde la joven Araceli ejercerá de ominosa dríade arrastrándolo a una ciénaga de violencia, sexo y perdición.

Es una novela de pasiones extremas, casi animales, que perturban con furor la conciencia de Ramiro. Con sólo trece años, la sensual Araceli será capaz de incendiar su vida, aunque él lo intuya desde el primer momento
"Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.". pág. 13

Parece como que el autor haya querido tejer una metáfora sobre la bestia que el hombre alberga en su interior. Por un lado el arrebato elemental de sexo, muerte y culpa que ofusca a Ramiro. Por otro la supuración que la dictadura produce en las personas.

"El médico habló primero. Lo hizo con voz suave, pero todavía arrastrando las palabras:
  -Este país es una mierda, Ramiro. Era hermoso, pero lo convirtieron en una completa mierda.
   Ramiro no supo si se le había pasado la borrachera. la voz del médico era amarga, pero sobre todo triste, muy triste:
   -Aquí se dio vuelta el principio griego -siguió Tennembaum-: la aritmética es democrática porque enseña relaciones de igualdad, de justicia; y la geometría es oligárquica porque demuestra las proporciones de la desigualdad. Lo dice Foucault. ¿Leíste a Foucault?
  -Algo, en la Universidad.
   -Pues nos dieron vuelta el principio, che; ahora somos un país cada vez más geométrico. y así nos va." pág. 37

El hecho de que Araceli vuelva a aparecer después de muerta, es como una señal de que sólo es un síntoma. Araceli no es el problema sino él mismo.

El laberinto que rodea a Ramiro parece seguir las líneas de la cita que encabeza el cuarto capítulo
"Y lo que no sabes es lo único que sabes, y lo que posees es lo que no posees. Y donde estás es donde no estás". T.S. Eliot.
Nunca sabemos si es un hombre sometido a sus instintos o un hombre fatal atropellado por las circunstancias. Intuimos que es un oportunista. Tuvo un amor que se rompió en Vincennes, con Dorinne. En alguna conversación se entrevé misógino. Su personalidad viene marcada por su regreso a Argentina, buscando un éxito social fácil, y una pulsión sexual irrefrenable y muy violenta.

Pero su personalidad nunca resulta elucidada por completo.

Durante muchas páginas de la novela percibimos una inquietante incertidumbre. Buscamos culpables fuera de nosotros
"La culpa la había tenido la luna. Demasiado caliente la luna, la luna del Chaco."

Los capítulos son cortos, como bocanadas, asfixiantes. Como en un serial, el final de cada uno nos deja en suspenso con una inquietante sorpresa. No parece que esté en nuestras manos barruntar el futuro. Incluso el protagonista, una vez huido, anhela la captura. Está harto de su huida hacia adelante, cargando con una muerte tras otra.

Vicente Aranda adaptó muy libremente la novela a la situación de un poeta que regresa a España en 1970, en pleno Proceso de Burgos. La película es lamentable. Aranda no supo encontrar ni el tono, ni la línea narrativa adecuada. La ambigüedad del protagonista de la novela  se torna confusión grosera.

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