viernes, 30 de noviembre de 2012

Las nieves del Kilimanjaro


-Les neiges du Kilimanjaro-
de Robert Guédiguian






Guédiguian es el cineasta francés que un día dijo, "una película popular es una película que revela a las personas la grandeza que llevan dentro".

En esta película retorna a su universo proletario y a su Marsella natal. Michel es representante sindical en los astilleros y la crisis  provoca su despido junto a un grupo de trabajadores. Prejubilado pero sin agobios económicos decide dedicarse a su mujer y sus nietos. Para celebrar los treinta años de matrimonio sus hijos le regalan un viaje al Kilimanjaro. De repente un día les atracan violentamente en su casa. El choque es brutal, ni Michel ni su mujer Marie Claire se explican qué ha pasado. Ellos son simples obreros. 


Por casualidad descubre que el ladrón es uno de sus compañeros también despedido. Le denuncia y es detenido; pero a la vez descubre que de él dependen dos hermanos a los que está criando. 

Sólo una mirada limpia y éticamente elevada será capaz de dar un golpe al timón. El matrimonio ha luchado toda su vida por la libertad y la solidaridad y aunque la justicia sigue su curso ciego, no pueden dejar en la estacada a los dos jóvenes inocentes.

Sobre esta descarnada realidad posa el director una mirada entrañable y conmovedora. Basada en el poema "La gente pobre" de Victor Hugo, el mismo director explica su inspiración:
"El final del poema, cuando el pobre pescador, al quedarse con los hijos de la vecina fallecida, dice: "Teníamos cinco hijos, ahora serán siete", antes de descubrir que su mujer se le había adelantado trayéndoles a casa, es conmovedor. Semejante bondad es ejemplar. Además, está la concordancia, el gesto de amor de ambos personajes, el hombre y la mujer, iguales en su generosidad. Pensé que sería un magnífico final para una película. Sólo quedaba encontrar una ruta contemporánea que llevara a ese punto."
La historia es un cuento moral improbable pero no imposible. Michel tiene una bonita casa en una urbanización fruto de su trabajo;  pero la situación a su alrededor se deteriora. El agresor es un nuevo pobre generado por un sistema injusto e importa comprobar el choque que supone para la pareja que la agresión provenga de uno de su misma clase.



Una sociedad depauperada -y no sólo económicamente- nos va convirtiendo en insolidarios y voraces. Michel y Marie Claire están perplejos y charlan sentados en su terraza. Tienen ante sí un dilema, cómo son ahora y cómo eran de jóvenes cuando no tenían nada. No hay rastro de pedantería en sus reflexiones morales. Todo desprende naturalidad.

El director ha cuidado cada detalle para componer una película luminosa. Reconocía en una entrevista que 
"Pierre Milon, me propuso volver a rodar en 16 mm, material que abandonamos hace dos películas para rodar en digital. Y ha sido un placer. Aporta calor, grano a la imagen, como si tuviera más vida. He regresado a lo que podríamos llamar mis "fundamentos", tanto en el fondo como en la forma".
La cámara nos acerca a las tareas del hogar, la educación de los hijos, el cuidado con que Marie Claire atiende a una anciana, las barbacoas como masaje social y familiar. "En esta película hay muchas chuletas, sardinas, salchichas...." reconocía el director. 

Guédiguian es un director de izquierdas, comprometido. En todas sus películas aflora el entorno laboral, la situación social. Esta película, como casi todas las suyas, está rodada en Marsella, y en concreto en el barrio de L´Estaque, el barrio de su infancia. 



Jean-Pierre Darroussin interpreta a Michel. También participó en otro cuento moral como Le Havre de Kaurismaki. 

El título de Les neiges du Kilimanjaro se debe a una canción de Pascal Danel, de 1966, que se escucha en un momento de la película y justifica de manera nostálgica uno de sus episodios.


Espiga de Plata en la Seminci 2011 de Valladolid con todo merecimiento. 

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