lunes, 10 de septiembre de 2012

Another Year (Otro año más)

de Mike Leigh







 Drama fluido y de intensa naturalidad en el que asistimos a la vida de un puñado de personajes que rotan alrededor de un matrimonio ya maduro y muy bien avenido, Tom (Jim Broadbent) y Gerri (Ruth Sheen). Cada uno de ellos afrontan diversos cambios en la vida y notan el regusto amargo que les viene a la boca por la decepción por sus vidas.

En el ciclo de un año (maravillosa y sutil fotografía señalando el otoño o la primavera) únicamente el hijo encuentra mujer y felicidad. A ello se contraponen las historias de su amigo Bob, solitario y bebedor, o de su amiga Mary, egocéntrica y pizpireta que no acepta el paso de los años.

Ambos amigos comienzan a notar los mordiscos de la soledad y la inanidad de su trabajo y de sus vidas; por lo que se acercan al calor del matrimonio.

Los diálogos y las escenas emergen plenos de verosimilitud. Transmiten sinceridad y emoción sin aspavientos, haciéndote partícipe en su devenir.

El hermano mayor de Tom acaba de perder a su mujer y queda aturdido mientras su hijo hace acto de presencia de forma airada y violenta. En un momento dado espeta. "No sé qué debo hacer". Son unas escenas desoladoras que retratan ese momento en la vida en que, después del ajetreo, te paras y compruebas que estas sólo y ante ti sólo encuentras un erial.

Lesley Manville
Las interpretaciones son portentosas y Lesley Manville destaca gracias a la composición de un personaje complejo y doliente. A pesar del declive que marca su edad, se pretende mujer de empuje, caprichosa e independiente. La cruda realidad acabará devolviéndole el reflejo  de una vida fracasada que se aboca a la soledad.

La película es una depurada recreación del Kitchen sink drama: drama del fregadero de la cocina. Esta corriente de cine nace en los 60 en Inglaterra (con Tony Richardson y Lindsay Anderson) y es allí donde resulta especialmente brillante. Se caracteriza por retratar de forma realista el mundo adulto y centrarse en pequeños detalles de la vida diaria que aborda con humor y sutiles emociones. 

La vida está llena de ruido y gritos. Hay un momento en que Gerri dice "los gritos son potestad de los jóvenes". Es verdad. Con la edad empiezan a dejar de sonar el ruido y la música para ser sustituidos por una íntima plenitud o la asfixiante oquedad.

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