sábado, 4 de agosto de 2012

Prometheus

de Ridley Scott

Decepcionante película con una factura visual tremenda pero con un guión pobre y hasta ridículo.

Unos científicos descubren  la misma configuración de estrellas en cuevas y monumentos de distintas épocas y culturas terrestres. Una pareja de científicos consiguen montar una expedición para acudir a la señal. Lo que se encuentran son una naves enterradas y abandonadas con un cargamento letal.

Arde la Red, leo en algún lugar, ciencia ficción trascendente, preguntas sobre el origen de la vida, el guionista de Lost.....Después de ver la película todo este ruido me parece una broma. Justo antes de morir, el millonario que financia la expedición para comprar su inmortalidad reconoce  que "no hay nada". El robot androide asimismo destrozado le responde "ya lo sabía". Es ridículo. En Prometeus no hay fuego divino, ni tan siquiera humanidad o peripecia vital; sólo encuentro materiales de derribo, oportunismo y confusión.

Las ideas en las que se basa son inconsistentes y algunas situaciones pecan de estúpidas. En una Tierra virginal aparece un extraterrestre y para sembrar la vida no se le ocurre otra cosa que envenenarse para morir y esparcir su ADN, ¡estos son nuestros creadores!. Más necia aún me parece la actitud de unos científicos que sin respetar protocolo alguno aterrizan y al minuto están en la cueva y sin casco. Necio es el científico que cartografía para todos la cueva y es el primero y único que se pierde y muere. El personaje de Charlize Theron (¿qué pinta en la película?) corre estúpidamente en la misma dirección en que se le viene encima la nave espacial.

Alien, el octavo pasajero y Blade Runner son dos de mis diez peliculas favoritas de todos los tiempos. Me gustan mucho Gladiator y American Ganster, y aunque este gran director que es Ridley Scott tenga en su haber bodrios como Robin Hood no puedo sino sentir dolor por el despropósito de esta película. 

Los paisajes y  la infografía brillan como sólo Ridley Scott es capaz de hacerlos brillar pero la historia es atropellada. De repente el capitán de la nave deduce que no es el planeta de nuestros "ingenieros", sino un planeta laboratorio de armas biológicas que se les fue de la manos (¿para eso tantas señales e interés en atraernos hasta aquí?).  La científica de la expedición (interpretación muy lucida de Naomi Rapace) se percata de que está embarazada de un alien y atropelladamente se programa ella sola una cesárea en la que se extrae el alien, se grapa el abdomen y sale corriendo en busca de nuevas aventuras. Su compañero es infectado y se convierte en un zombie. El capitán se inmola estrellando su nave contra la del extraterrestre que huye. Todo se manifiesta atropellado y hasta arbitrario. 

La poderosa imagen del Space Jockey que encontramos en Alien, el octavo pasajero poseía los ecos de mil mundos y de eras incontables. Aquí los han querido desvelar pero el resultado es muy pálido.

El robot que interpreta Michael Fassbender es el personaje más sugerente pero igualmente carece de desarrollo. Su gusto por ver y citar la película Lawrence de Arabia hubiera dado más juego, su inclinación  a observar y reflexionar sobre lo que constituye la esencia de lo humano simplemente está apuntada y perdida en la confusión general.

Finalmente, presentarnos a los míticos Space Jockeys simplemente como seres humanos hipertrofiados y la escena final con el alien saliendo del "ingeniero" son unos pegotazos de los que sonrojan.

Una película para pasar el rato sin más. Por no haber no hay ni gatos...¿Jonhsie?

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