martes, 5 de junio de 2012

London Boulevard

de William Monahan



 
Thriller que se sigue con interés y concluye con una escena de fuerte impacto pero al que le falta intensidad y negrura. Alguien ha apuntado que su defecto es la falta de química entre los protagonistas. No lo creo. Es más profundo.

El director estrena su primera película después de haber conseguido el Oscar en 2.006 por el guión de Infiltrados de Martin Scorsese. La película entretiene pero no resulta absorbente. Tiene un dramatismo poco vigoroso y lo que es peor carece del impulso trágico que hubiese requirido.

Mitchell (Colin Farrell) acaba de salir de la cárcel y quiere regenerar su vida fuera del hampa. Pero los tentáculos de ésta tirarán de él. Por un lado su hermana Briony (Anna Friel), desequilibrada mentalmente y alcoholizada no dejará de meterle en problemas. Por otro el capo Rob Gant, que interpreta tan brillantemente como siempre Ray Winstone,  intentará reclutarlo y finalmente la bella y enclaustrada actriz Charlotte (Keira Knightley), que vive acosada por los paparazzi, requiere sus servicios como guardaespaldas.

Las mejores bazas de la película nos las brindan los secundarios. El ayudante-administrador de la actriz, que interpreta  David Thewlis,   es un lujo y sobretodo Ray Winstone, que como jefazo de los bajos fondos, antes de matar a alguien tiene la costumbre de contarle un historia muy personal.


Las hechuras son de película negra y personaje con fatum; pero el negro se queda en un gris oscuro y eso que material había. 
La historia prometía y los actores también pero la peripecia de Mitchell resulta un tanto superficial; por supuesto y recordando personajes semejantes, lejos de la que compuso el atribulado Al Pacino en  Carlito´s way o de la intensidad e ironía de Gabriel Byrne en Miller´s crossing (Muerte entre las flores) de los Coen. 

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