domingo, 20 de mayo de 2012

Nader y Simin


de Ashgar Farhadi

Admirable película que nos muestra con naturalidad y precisión las vicisitudes de un grupo de personas comunes en el Irán de nuestros días. Las situaciones son perfectamente creíbles y cotidianas, los actores poseen una espontaneidad desarmante y la puesta en escena tiene el rigor de cuando no sobra ni falta nada. Cuenta lo que quiere contar con gran concisión.

Simin quiere irse al extranjero por la situación en su país -Irán-. Su marido Nader se niega porque su padre sufre Alzeimher y quiere cuidarlo. De todos modos Simin se va a casa de sus padres con lo que Nader ha de contratar una asistenta que cuide a su padre mientras él trabaja.  La asistenta está embarazada y es muy religiosa así que los cuidados que requiere una persona dependiente hará que todo se complique: un día Nader descubre a su padre desmayado y atado a la cama. La asistenta ha salido por una urgencia. A todo ello se une que ha desaparecido dinero de la casa por lo que la despide con cajas destempladas. A la postre la asistenta le denuncia aduciendo que por los empujones ha abortado.

El guión parte de situaciones nimias pero nos acaba llevando a cuestiones tan complejas como las tensiones entre tradición y modernidad,  el papel de la religión y la justicia en el Irán actual o la ética en decisiones personales como las que afrontan los personajes.

Me gusta especialmente por la visión que nos proporciona de las vidas cotidianas en otro país y en otra cultura. Más todavía al tratarse de un país del que lo único que conocemos es a través del telediario, todo sesgado por los conflictos e intereses políticos y estratégicos.
En este sentido las disputas y problemas familiares, las expectativas y los miedos personales no son muy distintos de los que ocurren en cualquier otra parte del mundo. Sobre esta base, la película nos acerca al Irán de nuestros días: las relaciones entre vecinos, los colegios, la vida familiar, el mundo laboral o la instrucción judicial. El drama es el de las personas por sí mismas y entre ellas. La política no aparece, sí por supuesto los usos sociales y un apunte religioso  que siendo lateral a la trama se convierte en un punto de inflexión.


Me llama mucho la atención la pervivencia de la cultura persa, milenaria y cautivadora. La hija de Nader y Simin aprende persa y es testigo de todo. Ve que su padre no cuenta toda la verdad. Ella le insta a hacerlo; pero cuando ella misma está ante el juez, también camufla la verdad para  proteger a su padre. Por otro lado es muy evidente el contraste entre la religiosidad de la asistenta y la forma de vivir y relacionarse de Nader y Simin.
La película no tiene un final cerrado. Hay un principio de acuerdo pero Nader exige que la asistenta jure que él produjo el aborto. La certeza no es absoluta y la religiosidad impide que pueda mentir. Moral, tensión entre tradición y modernidad. La película gana en complejidad con cada nuevo giro. Todo es un lío. El lío de la vida. Nada es sólo negro o blanco. La verdad se escurre.  Ese me parece el verdadero valor y está reflejado con lucidez.

En 2011 recibió el Oscar, el Oso de Oro de Berlín y el Cesar a la mejor película extranjera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.