miércoles, 28 de marzo de 2012

The shadow line

Creador Hugo Blick



El punto de partida es el cadáver de un capo de las drogas. Aparece asesinado a los pocos días de haber salido de la cárcel gracias a un sorprendente indulto real.


A partir de ahí se empieza a componer el puzzle de personajes. Se encarga la investigación a un policía que acaba de salir  de un coma y que tiene una bala incrustada en el cerebro. Mientras tanto el lugarteniente del traficante ha de dirigir el cotarro sin desearlo. Se presenta a sí mismo como un florista y su preocupación principal es su mujer que comienza a sufrir Alzheimer. Sobrevolando a todos tenemos a Gatehouse, magnífico Stephen Rea, como el discreto asesino que se mueve en la sombra. 


Toda la serie está trufada de personajes  de los que desconocemos más de lo que conocemos. Es tan interesante la investigación en curso como las historias de cada uno: qué ocurrió el día del tiroteo cuando el policía quedó en coma. Cómo resolverá la situación el lugarteniente si él mismo se reconoce sin madera de líder y más preocupado por su esposa.  En qué bando juega Gatehouse dejando pistas contradictorias para enfrentar a unos traficantes con otros. Qué papel juegan el jefe de policía y el intendente con sus reuniones secretas, etc.


Cada personaje viene de un pasado turbio y siempre tenemos la sensacíón de que nunca pisamos terreno firme. Todos se muestran celosos de sus palabras, crípticos.

Los clanes de las drogas y la corrupción policial centran el contenido. Una de las bazas más potentes de la serie es su tono pausado y denso. Lleno de sombras y silencios, invitándonos a la sospecha conspirativa. Además su ambientación posee un punto de extrañeza, como si ocurriese en un mundo alternativo. 



Chiwetel Efiofor es el policía, su jefe quiere cerrar el caso, pero él sospecha que hay algo más. No recuerda si es un buen o un mal policía: "¿de qué lado de la línea estamos?" se pregunta. Perdió a su compañero en la última misión, estuvo en coma, ahora está amnésico y  con una bala alojada en la cabeza.
Stephen Rea compone en Gatehouse una figura arquetípica del dueño del laberinto. Personaje misterioso e inquietante donde los haya. Su elegancia, gabardina y sombrero de fieltro, la parsimonia de sus movimientos, los susurros con que habla esconden a un asesino implacable. Maneja los hilos de todos, sabe dónde encontrar a cada uno y qué tecla tocar para beneficio de sus intereses.

La serie sólo consta de 7 episodios. El quinto y el sexto son extraordinariamente intensos: la gradual recuperación de la memoria en el policía, las traiciones en todos los bandos, el desvelo paulatino de la verdad te llevan en volandas a las claves de la escena inicial.

Realmente es envidiable el nivel de las series británicas. Me declaro fan absoluto. Ya en 2008 realizaron una de zombies muy bien resuelta como fue "Dead Set". Posteriormente nos regalaron la excelente "Sherlock" y cuentan con rarezas tan sugerentes como "Misfits" o tan extravagantes y adictivas como "The Black Mirror".

El creador de la serie, Hugo Blick,  nos refiere su intención: "The Shadow Line trata sobre la investigación de un asesinato desde los dos lados, policías y criminales, y de los métodos opuestos que tiene cada bando para resolverlo. Pero la verdadera línea es la de la moral que tiene cada personaje y lo lejos que llegará antes de cruzarla."

lunes, 26 de marzo de 2012

Trenes rigurosamente vigilados

de Bohumil Hrabal




Novela menor de un autor checo declarado estudioso de Kafka y Hasek
Ya en el prólogo Mónika Zgustová nos habla del credo de Hrabal, de su "hominismo" más que "humanismo": 
"En vez de toda la humanidad, Hrabal se interesa por el hombre corriente, a quien considera un héroe: el hecho de poder y saber soportar su vida común, gris, monótona, sólo esto según Hrabal, es ya heroico. Es un heroismo  despojado de grandes gestos  y de gran pathos."
Para mi gusto es demasiado costumbrista, aunque es verdad que sus personajes desbordan humanidad. La historia bascula entre una anécdota donde el factor de una estación de tren tiene una aventura con una compañera de trabajo estampándole sellos oficiales por las nalgas y el intento de suicidio del narrador. Finalmente, estos seres anodinos  se suman a la guerrilla y atentan contra un tren nazi.

El autor nos descubre sus pretensiones en el prólogo: 
"Quiero  descubrir hasta qué punto se puede jugar con dos motivos tan contradictorios. El motivo del ridículo y de los obsceno al lado de un acontecimiento trágico, dominado por el motivo central: la lucha con el enemigo. El protagonista, un ferroviario joven y tímido, no vacila en aceptar la tarea que le asignan, aunque conoce el final que ésta le reserva: la muerte". 
Eso sí, la parte final del relato cobra una vida inusitada. Una agente visita la estación para acordar el atentado y entregar el explosivo.   De nuevo se mezclan lo trágico y lo obsceno pero ahora con potencia y desgarro. Nuestro protagonista tiene una aventura con la agente, la cual le ayuda a resolver su problema de eyaculatio precocs. A continuación acude valerosamente al encuentro de su destino, a colocar la bomba en el tren de municiones alemán.

Hrabal está considerado como un importante autor de entreguerras. Maestro del humor y la ironía. Agudo observador de lo absurdo de la vida y entrañable retratista de pequeños seres en situaciones cotidianas. Él mismo después de estudiar Derecho pasó la guerra y postguerra en pequeños empleos que le satisfacían plenamente y cuyo rastro se puede seguir en sus obras. Me ha quedado una sensación confusa. Para formarme un idea más completa leeré "Yo que he servido al rey de Inglaterra".

viernes, 23 de marzo de 2012

Historias de Londres

de Enric González


Un escritor declaradamente escéptico atraído sin remedio por una sociedad tradicional, clasista y plena de pintoresquismo.
Me encanta su forma de escribir tan desprejuiciada, en muchas ocasiones irónica, que afronta el conocimiento de una ciudad como Londres penetrando su intrahistoria, sus cimientos físicos y su fauna, regalándonos un libro apasionante y divertidísimo.

Divida en tres partes, nos presenta el Londres del Oeste alrededor de los Kensington Garden y Hyde Park. Barrio del príncipe Alberto  que lo cuidó y modeló a su gusto.
El Centro que gira alrededor de las Houses of Parliament y el Este alrededor de la City. Y pegados a la City el East End y Whitechapel, que el autor aprovecha para rememorar la coincidencia en 1888 de Jack the Ripper y de Sherlock Holmes; personajes uno real y otro de ficción  que en nuestra imaginación cambian sus papeles: "conocemos" cómo es, qué hacía y pensaba el personaje ficticio Holmes y desconocemos prácticamente todo de Jack.

En los capítulos afloran vertiginosamente costumbres extravagantes y lugares curiosos. Hay muchos capítulos que comienzan con un jocoso exabrupto:
"El sistema político británico es, al menos en parte, resultado de la disposición de unos muebles". p. 95
"Londres posee un monumento a la derrota" p. 170
"El Chelsea fue el resultado del mordisco de un perro". p. 157
"El sistema político inglés es injusto". p.  
El recorrido por la historia de los barrios, el metro (el logotipo y el nombre del Metro que pulula por todo el mundo nace en Londres, única ciudad del mundo donde no se llama así), las costumbres, los clubs de fútbol o los diarios es brillante y amena.


Resulta de lo más curioso la descripción del sistema político de Inglaterra. Un país sin constitución escrita, cuyos ciudadanos tienen la consideración de siervos de su Majestad y donde no existe separación de poderes, sino que se vive bajo la dictadura del Parlamento. El retrato de la Casa Real, conocida como La Firma es clarividente y chocante, "la Firma es una lúgubre versión de la Familia Adams".

Acudir al origen de las costumbres, hábitos y lugares puede acarrear asombro: el famoso y festivo carnaval de Notting Hill nació después de una reyerta racista, la plaza de Picadilly Circus nació de un error, el callejero de Londres es caótico y como dijo George Mikes:
"Hay que ser consciente de que una ciudad inglesa es una vasta conspiración para desorientar a los extranjeros" o también "Se da un nombre distinto a la calle en cuanto haga la menor curva; pero si la curva es tan pronunciada que crea realmente dos calles distintas, se mantiene un mismo nombre. Por otra parte, si, por error, una calle ha sido trazada en línea recta, debe recibir muchos nombres." p.26
Enric González nos cita con personajes tan carismáticos y excéntricos como el columnista Jeffrey Barnard o el escritor Martin Amis, irredentos clientes de los pubs:
"Cuando el Gobierno decidió abrir los pubs a los menores de edad, Jeffrey Barnard se encrespó:
  ´Los pubs nunca fueron lugares de entretenimiento familiar. Los pubs son comercios de bebida para hombres graves y desesperados, en busca del sentido de la vida. Ocasionales chispas de ingenio de uno o dos parroquianos, iluminan el ritual de vez en cuando, pero ¿quién ha visto alguna vez a un niño intencionadamente divertido?  Y traerán a sus madres con ellos, que Dios nos ayude.´" p. 69
Los capítulos sobre el nacimiento e idiosincrasia de los clubs de football son impagables. Allí aparecen seres feroces y odios ancestrales: 
"El fútbol es un asunto de la máxima gravedad en Londres. Como dijo el clásico, el fútbol no es un asunto de vida o muerte: es algo más serio que todo eso. " p. 151
"Las peleas londinenses no son como las mediterráneas: no hay insultos previos, ni griterío, ni bravuconadas, ni "pasa de esta raya si te atreves", ni "que me sujeten que lo mato". A veces no hay ni palabras. La violencia es súbita y fría. Cualquiera que salga un sábado por la noche puede estar casi seguro de ver golpes, en un bar, en la calle o en cualquier parte. No se trata, pues, de un fenómeno directamente ligado al fútbol." p. 161.
Para concluir no me resisto a hacerlo si no es con este intenso párrafo sobre la prensa inglesa.
"Incluso los tabloides son, en su estilo, imbatibles.(...) El Daily Mirror, teóricamente de izquierda, y The Sun, el de mayor venta, capaz de desbordar a Margeret Thatcher por la derecha, son intrínsecamente execrables. Pero, desde un punto de vista técnico, resultan auténticas maravillas. Sus periodistas son muy buenos -se les nota cuando escriben en otra parte- y están muy bien pagados. Los titulares, los textos breves y concisos (calculados al milímetro para que pueda comprenderlos un público casi iletrado que, sin embargo, lee periódicos), la demagogia feroz, la xenofobia, la pasión por lo militar, por los crímenes más horrendos y por la pena de muerte, la chica semidesnuda de la tercera página, el acoso constante a la familia real, la inmejorable información sobre las carreras de caballos...Todo encaja a la perfección. La lectura de The Sun es a la vez embrutecedora y adictiva: bastan unas cuantas sesiones para que el ciudadano más civil sienta un ansia casi irreprimible de ir al estadio a romperse la cara o a declarar la guerra a los Bloody burocrats de la Unión Europea. Sin el tabloide de Murdoch, el sistema de clases no sería lo mismo." p. 125
Vibrante.

miércoles, 21 de marzo de 2012

W o el recuerdo de la infancia

de George Perec



El libro lo constituyen dos flujos. Los recuerdos infantiles del propio autor en plena 2ª Guerra Mundial y los recuerdos legendarios de un niño deportado proveniente de W, una sociedad instalada en una de las mil islas de la austral Tierra de Fuego.
Como ha dicho el autor, el libro nace de "esos puntos de suspensión de los cuales cuelgan los hilos rotos de la infancia y la trama de la escritura".

Es muy agudo el contraste entre un relato y otro. El biográfico avanza pormenorizando las calles, el número de las casas, el grado de parentesco y hasta el mes o el curso del acontecimiento recordado. Cada recuerdo, cada fotografía es acotado -con ánimo de exactitud- con una salvedad o con una nota que declara su quimera. Mientras tanto, la historia de W resulta cada vez más fabulosa para terminar recordándonos el relato de Borges "La lotería de Babilonia". Una sociedad donde una mera cuestión de suerte puede abocarte en segundos a la gloria, el reconocimiento y la riqueza o a la postergación e incluso a la muerte.

El libro consta de varios niveles que se van alternando en los capítulos. Un niño judío que huye de los nazis. El niño suizo que le presta su pasaporte, Gaspard Winckler. La búsqueda que el primero hace del segundo hasta encontrar la sociedad W. Y por otro lado el relato biográfico del autor, también un niño judío que huyó de los nazis. Paradójicamente la narración biográfica comienza así: "Yo no tengo recuerdos de infancia".

Quizás por eso, el recuento de los recuerdos resulta trabajoso, aparecen muy difuminados. Tanto es así que el propio autor se impone notas a pie de página para ir corrigiendo los errores de apreciación que encuentra. Este juego de contar un recuerdo y casi a continuación negar su veracidad o corregir sus instancias refuerza el argumento de la memoria como algo volátil.

Hay páginas perfectamente anodinas. Una lista desapasionada de recuerdos, de calles, de paseos realizados, de películas vistas. Es verdad que en ocasiones se ha dicho de Perec, sobre todo al hilo de su obra "La vida. Instrucciones de uso", que tiene vocación de catálogo. El museo íntimo de recuerdos y objetos determinan a la persona, nos parece decir. Por lo mismo podemos apreciar la desintegración y el nihilismo como características de Perec. No olvidemos que estuvo cerca del nouveau roman. La descripción de recuerdos resulta bastante fría, como queriendo evitar una implicación emocional. 
"No sé si no tengo nada que decir, sé que no digo nada; no sé si lo que tuviera que decir  no es dicho por ser indecible (lo indecible no se agazapa en la escritura, es lo que la ha desencadenado mucho antes); sé que lo que digo es blanco, es neutro, es signo, de una vez por todas, de un anonadamiento de una vez por todas.
Esto es lo que digo, esto es lo que escribo y sólo esto es lo que se halla en las palabras que trazo, en las líneas que forman estas palabras y en los blancos que aparecen en el intervalo entre dichas líneas: por mucho que vaya a la caza de mis equivocaciones (por ejemplo, había escrito "hice" en vez de "cometí" al referirme a los errores de transcripción del apellido de mi madre) o divague durante dos horas sobre la longitud del capote de mi padre, o busque en mis frases, evidentemente para encontrarlas en seguida, los ecos infantiles del Edipo o de la castración, jamás encontraré en mi propia insistencia más que el reflejo último de una palabra ausente en la escritura, el escándalo de su silencio y de mi silencio: no escribo para decir que no diré nada, no escribo para decir que no tengo nada que decir. Escribo: escribo porque hemos vivido juntos, porque he sido uno entre ellos, sombra entre sus sombras, cuerpo junto a sus cuerpos; escribo porque ellos han dejado en mi su marca indeleble y porque su rastro es la escritura: su recuerdo ha muerto en la escritura; las escritura es el recuerdo de su muerte y la afirmación de mi vida." p. 59

Me ha gustado más el ramal donde se describe el funcionamiento de la sociedad W, situada en un extremo del mundo. Se comienza presentándola como una sociedad ideal dedicada en exclusiva al deporte y sus virtudes, a las pruebas olímpicas. Aunque ya desde el principio se introducen detalles inquietantes: 
"W es hoy día un país donde el Deporte es rey, una nación de atletas donde el Deporte y la vida se confunden en un mismo y magnífico esfuerzo. La orgullosa divisa FORTIUS  ALTIUS  CITIUS  que adorna los pórticos monumentales a la entrada de las poblaciones, los magníficos estadios con suelos de ceniza perfectamente cuidados, los gigantescos diarios murales que publican a todas las horas del día los resultados de las competiciones, los triunfos cotidianos reservados a los vencedores, la vestimenta de los hombres -un sobretodo gris que lleva a la espalda una inmensa W blanca-, tales son los primeros espectáculos que se muestran al recién llegado." p. 90
Poco a poco, a través de sucesivas vueltas de tuerca aparece la atroz realidad. Una sociedad donde impera la barbarie, las mujeres son entregadas como trofeos, la violencia por conseguir la victoria y sus prebendas es generalizada, la arbitrariedad y el espanto campan a sus anchas. La evolución del relato, que comienza como un mundo paradisíaco dedicado al deporte se va desintegrando:
"Las transgresiones están presentes para recordar a los Atletas que la Victoria es una gracia y no un derecho: la certidumbre no es una virtud deportiva; para ganar no basta con ser el mejor, sería demasiado simple. Es preciso saber que el azar también forma parte del reglamento. Pito pito colorito, donde vas tú tan bonito, o cualquier otra fórmula de sorteo deciden en ocasiones el resultado de una prueba. La suerte es más importante que el mérito." p. 150
La ironía última la señala el propio autor: 
"He olvidado las razones que me hicieron escoger, a los doce años, Tierra de Fuego para instalar allí W: los fascistas de Pinochet se han encargado de dotar a mi fantasma de un último eco: hoy día varios islotes de Tierra de Fuego son campos de deportados." p. 206


Georges Perec es el autor francés más original del s. XX y uno de los más interesantes. Amante de la experimentación, del juego literario, se unió a Raymond Queneau en el OuLiPo (Taller de Literatura Potencial) del que formaba parte también Italo Calvino. Esta experimentación la desarrolló en "La Desaparición" donde no aparece ni una sola letra "e" (la más común en francés, que en la traducción española fue sustituida por la "a"). En "La vida, instrucciones de uso", articula la trama mediante el movimiento del caballo de ajedrez. La cita que encabeza el último capítulo de este libro dice "Je cherche en même temps l´éternel e l´éphémère". Admirador y epígono, Enrique Vila-Matas revela su esencia: 
"Tiene una página de Tentativas de agotar un lugar parisino que puede perfectamente resumir su mundo: está sentado en un café de la plaza de Saint-Sulpice y se dispone a inventariar todo lo que ve allí (es decir, se prepara para agotar todo aquello que tiene delante, o al lado, en cualquier parte) (...) quiere ocuparse de "lo que generalmente no se anota, lo que no se nota, lo que no tiene importancia, lo que pasa cuando no pasa nada, salvo tiempo, gente, autos y nubes". 
Experto en esquivar la grandeza, fue un maestro del arte de la atención a lo minúsculo. En ese descenso al territorio de lo pequeño reside paradójicamente su grandeza, que también se apoya en otra paradoja, su afán de que perdure el vacío de la vida: "Escribir es tratar meticulosamente de retener algo, de hacer que algo de todo esto sobreviva: arrancar algunos pedazos precisos al vacío que se forma, dejar en alguna parte, un surco, una huella, una marca, o un par de signos".

martes, 20 de marzo de 2012

La invención de Hugo

de Martin Scorsese

Primera película para todos los públicos del maestro Scorsese, que aprovecha una deliciosa historia (la Invención de Hugo Cabret, de B. Selznick) para componer todo un canto de amor al cine a través de unas imágenes portentosas. Pero mierda, Marty, no podías dejar de hablar de cine ¿eh? de contarnos su historia, sus trucos, su magia.... así que has metido tantas cosas en el baúl  que se te olvidó hacer una película. La escenografía es prodigiosa, el 3D es aprovechado para hacernos transitar por un París de ensueño y los recuerdos del pionero Méliès nos hacen participar del hechizo de plasmar los sueños. La película toda es maravillosa, un gozoso espectáculo, aunque la emoción de la historia quede un poco marginal.


Hugo es un huérfano que vive en los entresijos de una estación. En secreto se encarga del cuidado de todos los relojes. Los recuerdos de su padre y un autómata roto ocupan su corazón. Hasta que conoce a una niña  y a través de ella entra en contacto con el anciano que regenta la tienda de juguetes. Esta relación le abrirá las puertas a un mundo de fantasía.

Hay algunos planos imposibles y mágicos como el inicial fundiendo el mecanismo de un reloj con el mecanismo de las calles de París, o el supertravelling que a continuación nos lleva desde el cielo de parís a través de toda la estación hasta el agujero en el reloj por donde asoma Hugo o el revuelo con los diseños de Méliès cuyas hojas agitándose componen un dibujo animado.

La película está desequilibrada (aunque poco importa). El propio Hugo desaparece en muchos momentos. La historia del policía interpretado por Borat no interesa tanto para los minutos que dura. Hay conversaciones entre los dos niños que no aportan nada.
Algunas secuencias son un tanto contemplativas. Seguro que Scorsese se recrea un poco con su juguete nuevo. 
Es curioso cómo dos de las mejores películas del año -la presente y The Artist- nos remiten a los orígenes del cinematógrafo. ¿tendrá que ver con que el cine es cada vez más industria y menos arte, o con el deseo de volver a las esencias para comprobar dónde está el verdadero valor, la genuina emoción? Y el círculo se riza: Hugo y su amiga se cuelan en un cine para ver una película y un estudioso del cine proyecta a un Méliès desengañado sus propias cintas. Quizás ahí esté el mensaje: no nos desalentemos hasta conseguir nuestros sueños.

Con todo, quedémonos con el asombro, con la maravilla, del mismo modo que aquellos que entraban en una carpa para ver el nuevo espectáculo. Al restaurar aquellas primeras cintas (la salida de la fábrica, la llegada del tren, el viaje a la luna) e incluirlas en su película  Scorsese nos hace partícipes y deudores de su inmenso amor al cine.

lunes, 19 de marzo de 2012

Moebius

Ha muerto Jean Giraud,un maestro del cómic.  Nacido en París en 1938, autor del western "Teniente Blueberry". En 1963 volvió a nacer como Moebius para volar a las regiones de la fantasía y la ciencia ficción. De estilo claro y reconocible creó mundos delirantes que traspasaron fronteras hasta llegar al cine, como atestiguan Dune (David Lynch),  Alien (Ridley Scott),  Willow (Ron Howard),  Tron (Steven Lisberger),  Abyss (James Cameron) o El Quinto Elemento (Jean Luc Besson).


Fue compañero de estudios de Mézieres y envidió su éxito en la Ciencia Ficción de la mano de Valérian; por eso en cuanto tuvo oportunidad salió de Dargaud y echó a volar su imaginación.




Con Druillet y Dionet formó en 1974 el grupo "Humanoides Asociados" que editó la revista Metal Hurlant
En 1980 comenzó su fructífera y enloquecida asociación con Alejandro Jodorowsky  para crear "El Incal".


Su dibujo tiene una personalidad cautivadora y por sí mismo evoca universos enteros. Fue muy prolífico. Hay cantidad de historias y páginas memorables. Para mí no hay que perderse la saga del Teniente Blueberry "El Tesoro de los Confederados", Venecia Celeste,  Los ojos del gato y Inside Moebius.

Aquí se recogen un montón de entrevistas y videos de Moebius
Aquí se puede ver "Los ojos del gato" completo.
Aquí hay un buen artículo sobre Moebius.
Sobre el Teniente Blueberry hay un buen artículo aquí.
Sobre el Garaje Hermético hay un buen artículo aquí.
Articulazo sobre el Tte. Blueberry aquí.

miércoles, 14 de marzo de 2012

LUCES AL ATARDECER - de Aki Kaurismäki









La ciudad desalmada.-
   


Koistinen es un perdedor y su vida como guardia nocturno monótona y gris. A pesar de todo ello no renuncia a cultivar unas modestas esperanzas: montar su propia empresa, encontrar el amor. Unos mafiosos a través de una mujer lo utilizan para montar un robo. A pesar de todo él no denuncia la trama y carga con la culpa. 

Toda la película es una línea recta inclinada hacia abajo. El finlandés Kaurismäki siempre está cerca de los desheredados y su despojado lirismo resulta tan estrafalario como tierno en un mundo feroz.

Esta película cierra la trilogía "Finlandia" que cuenta además con "Nubes pasajeras" (1996) y "Un hombre sin pasado" (2.002).

El lenguaje de Kaurismäki es muy personal. Presenta la acción de una forma desnuda. Sus planos son como viñetas, muy estáticos y formales. Sus actores son hieráticos, se puede decir que no interpretan, simplemente dicen sus frases. Pero bajo esta apariencia fría y distante pronto te das cuenta de que está hablando desde el fondo del corazón. Además el ritmo no decae, nada hay contemplativo, las situaciones se suceden hasta completar el desolador cuadro. El resultado para mí es hipnótico.

La película nos presenta una ciudad desalmada: hay muchos planos de calles y edificios absolutamente desiertos, con reflejos metálicos y la luz agónica del atardecer: una escenografía inhóspita al ser humano.


Los tangos de Gardel que suenan al principio y al final del film nos ofrecen el tempo y el fondo del mismo. 

martes, 13 de marzo de 2012

David Copperfield

de Charles Dickens


Acabo de terminar su lectura y todavía tengo en la garganta ese nudo que produce la emoción auténtica. Mi homenaje particular en el bicentenario de Dickens ha sido leer esta magnífica obra brillantemente editada por Alba.


Y el caso es que leer a Dickens no es un ejercicio de melancolía puesto que es un autor muy moderno. La vitalidad de sus aventuras aparece trufada con reflexiones sobre educación, justicia, política y valores humanos completamente actuales. Dickens fue un agudo observador de la época victoriana que le tocó vivir. Denunció los abusos que se producían en plena Revolución Industrial escribiendo "Tiempos Difíciles" e incluso "La pequeña Dorrit" podría ser lectura obligada en el movimiento 15-M, tratando como trata de la especulación y la lucha de clases.

David Copperfield fue publicada por entregas mensuales entre 1849 y 1850. Era la novela preferida del escritor, la más autobiográfica. Un clásico imperecedero pleno de humanidad, donde se citan la nobleza, la avaricia, la compasión o el amor en una galería de personajes inolvidables.


No sé si fue Henry James o Nabokov quien decía que lo valioso de Dickens es su voz.  Y aunque la voz o el estilo sea identificable pero difícilmente computable me atreveré a señalar alguna de sus peculiaridades:
Sus personajes siempre son muy característicos: como el señor Dick, un hombre simple con habilidad para hacer volar cometas, que está bajo la tutela de la tía de Copperfield y al que su simpleza no impide resultar decisivo en la resolución de algún conflicto. El señor Micawber, deudor impenitente y de verborrea engolada que tiene la manía de redactar constantemente patéticas cartas. El insidioso y detestable Uriah Heep, que armado de un venenoso servilismo está a punto de hundir a la familia Wickfield. Estas características vienen subrayadas por la repetición exagerada de una palabra o concepto: Uriah Heep introduce "humilde" en cada una de sus frases. El padrastro de David Copperfield está abonado a la "firmeza" hable del carácter, de los negocios, la educación o lo que sea. Cuando Copperfield describe al criado de su amigo Steerfoth:
"Aquel hombre era, al parecer, un modelo de respetabilidad. No creo que haya existido jamás, entre la gente de su condición, alguien más respetable que él. Era taciturno, respetuoso, atento, siempre estaba a mano (...) Y sin embargo, la mayor de sus virtudes era la respetabilidad. La expresión de su rostro no era nada servil, hablaba suavemente (...) pero todas esas peculiaridades contribuían a hacer de él un hombre respetable. Si su nariz hubiera estado del revés, habría encontrado el modo de parecer aún más respetable." p. 360
La anticipación o promesa de lo venidero que cada tanto se hace en el relato. Es algo muy folletinesco: "ya nunca volvería a verle así" . O "no sabía en este momento que era la última vez que...". Aun en la página 950, a punto de concluir el relato, nos sigue prometiendo nuevas desventuras:
"Como un hombre que en el campo de batalla ha recibido una herida mortal y apenas ha sentido un arañazo, cuando me quedé a solas con mi corazón indisciplinado, no pude siquiera imaginar el tormento al que ésta tendría que enfrentarse".
La descripción lateral, como al sesgo,  de hechos o actitudes en una escena que posteriormente servirá para explicar o dar sentido a un acontecimiento.
El patetismo de muchas situaciones que no es ajeno a la nobleza con que estos personajes afrontan su vida.


Pero indiscutiblemente la voz de Dickens es el motor de la novela. Los hechos no son trascendentales, no hay batallas o destinos históricos. La aventura no alberga profundos misterios o crímenes. Se trata simplemente de la vida de un puñado de personajes, sus vicisitudes, sus alegrías y sinsabores, sus relaciones de amistad, familia y amor. Sólo eso. Pero con una palpitación única. Siempre nos interesa lo que cuenta sea su nacimiento y la frustración de su tía Betsy por no ser niña o su vida en un internado donde el objetivo no era aprender sino sobrevivir o su época de trabajo infantil con 10 años en una tienda de vinos.
Conecta íntimamente con nuestras preocupaciones y anhelos. Saboreamos los ingredientes del drama, los tropiezos y sinsabores, la amistad, la pérdida de seres queridos, la lucha por una vida digna, la compasión y hasta lo cómico y ridículo.

La expresión de Dickens siempre es natural, nunca afectada o cargante e incluso el ampuloso señor Micawber se expresa con una gracia muy gentil. Dos capítulos señalaría como ejemplares. El XLIII, titulado "Otra mirada retrospectiva",  de expresión moderna y vivaz, donde el tiempo aparece comprimido y los recuerdos solapados. Y el LV, titulado "Tempestad", impetuoso y trágico, modelo que propuso Tolstoi para toda obra de ficción. 


Me llaman la atención varios aspectos: Toda la vida de Copperfield está trenzada con las vidas de parientes, vecinos, compañeros de colegio o trabajo, etc. Dickens demuestra una habilidad pasmosa para alternar las tramas y personajes. También muestra la impermeabilidad de las clases sociales, "un hombre de su clase ni siquiera debería atreverse a mirar a mi hija" llega a decirse. Y sobretodo los valores humanos que refulgen en una situación social tan adversa a la que critica abiertamente: el trabajo infantil, el funcionamiento de la Justicia y las cárceles o la política. Cuando el protagonista se gana la vida como estenotipista en los debates parlamentarios, nos refiere:
"Noche tras noche, dejo constancia de predicciones que jamás se convierten en realidad, declaraciones que jamás se cumplen, explicaciones que sólo pretenden desorientar. Me recreo en las palabras. Britania, esa hembra infortunada, aparece siempre ante mí como un ave espetada: ensartada en plumas y lápices, y atada de pies y manos con balduque". p. 733
Hacia el final, en el capítulo LXIV titulado "Una última mirada retrospectiva", Copperfield ve a sus hijos acompañados por su vieja niñera con el libro que él mismo leyó mil veces siendo niño, fascinado por su lectura: 
"Hay algo voluminoso en el bolsillo de Peggotty. Se trata nada menos que del libro de los Cocodrilos, bastante deteriorado, pues muchas de sus páginas han sido arrancadas y cosidas de nuevo; pero Peggotty se lo enseña a los niños como si fuera una preciosa reliquia: Me parece muy curioso ver mi propio rostro infantil , mirándome desde los cuentos de cocodrilos."
Siempre recordaremos los libros que nos emocionaron. Dickens no sólo sabe contar buenas historias, sino que nos recuerda que los libros siempre nos hacen mejores. "El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta". 

lunes, 12 de marzo de 2012

MEMORIA





Todos están aquí,
los veo a todos al mismo tiempo.

Y en verdad, si alguien quisiera desenterrar
aquel escuadrón del lugar donde se pudre,
no faltaría nadie,
no faltaría ningún hombre, ningún animal,
ningún arma,
nada,
ninguna herradura, ninguna correa,
ninguna vasija.

Pero
la realidad no sería más clara que mis
recuerdos,
pues los hechos se me grabaron
como si cada línea
se hubiera trazado en mis ojos
con una aguja de fuego.


                        Alexander Lernet-Holenia 
“El Barón Bagge” 
pág. 15

viernes, 9 de marzo de 2012

El Invitado

de Daniel Espinosa

Potente thriller rebosante de acción, traiciones y engaños. Es verdad que las persecuciones urbanas de coches y las carreras por los tejados de un arrabal en Johannesburgo nos recuerdan y mucho a la magnífica saga Bourne; pero la realización es muy convincente, el ritmo vertiginoso y el guión tiene suficiente grosor como para interesarnos.

Un agente novato de la CIA permanece aburrido guardando un piso franco en Sudáfrica. Las circunstancias hacen que como "invitado" reciba a un peligroso traidor para ser interrogado. Pero hay muchos intereses en juego y el piso franco no es tan secreto como parece. El destino junta al novato (Ryan Reynolds) y al traidor (Denzel Washington) que han de huir y colaborar entre sí para no morir en el intento. Mientras tanto iremos conociendo la verdad, que no siempre es la más aparente.

La invención de un malo malísimo, traidor irredento, nos ofrece un perfil cautivador que Denzel Washington dota de credibilidad y matices. Su ascendencia sobre la historia queda patente cuando se refugia en la embajada de EEUU y reconoce que es "Tobin Frost". A partir de ahí todo se pone patas arriba. Posteriormente comprobaremos que la verdad es un producto muy dúctil. 


La presencia de Denzel llena toda la película. Siempre sobrio, con réplicas escuetas, miradas significativas y latigazos de acción. Económico y duro. Su cinismo resulta electrizante en una de las más duras escenas de la película, cuando en el interrogatorio le aplican la tortura de "la cascada".

A la baza de una realización absorbente de Daniel Espinosa, director sueco que ya demostró sus habilidades en el thriller "Dinero fácil", se une la fotografía de Olivier Wood que ya triunfara fotografiando la saga Bourne. Aporta aquí una fotografía muy realista y brillante.

En el elenco destaca Brendan Gleeson, secundario de lujo siempre eficaz. También aparecen aunque desaprovechados en pequeños papeles la espléndida Vera Farmiga, mi querido escritor y actor Sam Shepard y en un pequeño papel pero muy lucido Ruben Blades. Entretenimiento del siete.

jueves, 8 de marzo de 2012

El secreto de sus ojos

 de
Juan José Campanella

Película redonda donde las haya que nos ofrece varios registros de forma magistral: Una trama social y criminal compleja con desenlace sorprendente. Una realización  soberbia que alterna pasado y presente con un ritmo envidiable. Suspense, humor y crítica social en dosis precisas. Todo ello aderezado con una interpretaciones maravillosas y su punto de emoción.

La película entreteje tres líneas poderosas: la investigación de un crimen, le rememoración de un hermoso amor que no cuajó y un contexto sociopolítico corrupto y opresivo que nos sitúa en la Argentina de los años 70.

Benjamín Expósito (Darín) acaba de jubilarse después de toda una vida trabajando en el Juzgado. Los recuerdos de una investigación en la que se jugó su carrera y su vida por descubrir a un violador y asesino le perturban. Descubierto el criminal, el poder político echó tierra sobre el asunto y él debió encarar un exilio interior que dejó pendiente un amor... Así que decide escribir una novela en la que ajustar las cuentas al pasado. 

La encuesta que se desarrolló en el pasado para resolver el brutal asesinato, se solapa con la encuesta que al escribir realiza sobre ese mismo pasado. Ambos movimientos se enriquecen mutuamente, forzando una nuevo desenlace. Se convocan en la película la emoción de los recuerdos, la melancolía de lo que pudo ser y quedó inconcluso. Aunque "mi vida siempre fue mirar hacia adelante. Hacia atrás no tengo jurisdicción, me declaro incompetente",  alega la magistrada (Soledad Villamil).

El novelista Eduardo Sachero es el autor de "La pregunta de tus ojos", obra en la que se basa la película. Su estructura es potente. Su evolución milimétrica.

El compañero y amigo de Benjamín Expósito lo interpreta Guillermo Francella, que borda el papel de viejo y cansado, cínico, borrachín y sobretodo amigo inquebrantable de Expósito. Un secundario de lujo que además aporta una vis cómica muy particular y unas reflexiones entre vapores etílicos muy profundas. En una de ellas acaba desvelando las claves para encontrar al criminal: "todos podemos desaparecer, cambiar de nombre, de cara, de domicilio, pero hay algo que no podemos cambiar....¡¡nuestras pasiones!!".

En muchos aspectos es deslumbrante, la puesta en escena, el ya famoso plano secuencia que nos acerca desde el espacio hasta el estadio de fútbol y entre la multitud a nuestros personajes, el maquillaje que nos presenta verosímilmente a los actores envejecidos, etc. 

Como toda gran película contiene detalles maravillosos como el convertir una sensación en una decisión (en medio de la noche, desvelado, Darín escribe "Temo". Posteriormente lo completará como "Teamo"). O apreciar en el asesinato de su amigo borracho que sus fotos han sido tapadas. O las claves futbolísticas que esconden las cartas que el asesino envía a su madre. O las miradas que en las fotos delatan al asesino o revelan el amor del propio Darín. 
Película inconmensurable que no deja de crecer en nuestros corazones hasta estremecernos. Para encontrar la moneda de la emoción hacen falta dos caras muy brillantes como las que aquí se dan: una historia de personajes con densa carnadura interpretados por unos actores en estado de gracia.

Merecídisimo Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 2.009.