martes, 31 de enero de 2012

Vieja Escuela

de Tobías Wolff

Todo el que ame la literatura colocará este libro en su Olimpo. Una maravillosa historia de un joven en un internado privado, cuya vida está marcada por sus deseos de ser escritor. 

Se trata de una novela con tintes autobiográficos que recupera la volcánica época de la adolescencia; inmerso en plena formación del carácter y en una lucha titánica por escribir algo valioso. Al fin, toda la novela gira alrededor de la seductora naturaleza de la literatura.

El libro proporciona auténticas y sinceras emociones  con una prosa brillante sustentada en una aguda observación. El joven protagonista busca su voz, prisionera aún de convenciones e hipocresías. De hecho el libro trata de la autenticidad, del esfuerzo ímprobo para trazar las sílabas con que expresarte. Es curioso que en una escena de máxima sinceridad, al protagonista se le traben constantemente las teclas de la máquina de escribir; como si inconscientemente no quisiera seguir adelante, con el temor a descubrir sus más íntimos anhelos y temores.
"Al escribir aquellas palabras sentí al menos un atisbo de gracia liberadora. Despojarse a uno mismo de pretensiones es destronar a un duro amo, el miedo de descubrirse, y en aquella frase yo revelaba más de lo que recordaba haber hecho nunca. " pág174.
Toda la obra gira alrededor de la literatura y su necesidad
"los relatos, sin embargo...uno no podría vivir en un mundo sin relatos.
No. No, señor.
Sin relatos uno difícilmente llegaría a saber en qué mundo está. Pero no lo estoy expresando muy bien. Tiene que ver con la conciencia de uno mismo." pág. 180
Esa expectativa vital obtiene su máximo refrendo cuando el relato es auténtico 
"¡Un relato maravilloso! Pura magia. No, no magia. Alquimia. Las escoria de la conciencia de uno mismo transformada en el oro del conocimiento de uno mismo." pág. 181
A lo largo del texto se nos informa sobre el método de las clases y las tradiciones del centro. ¡Qué envidia esa forma de enseñar que es fomentar el amor a la literatura! En unas pocas páginas se nos refiere una clase donde se analiza un relato de Faulkner: la forma de escribir, las motivaciones de los personajes, la construcción de la historia. Del mismo modo aparecen Hawthorne y Hemingway sobre todo, cuya sombra precipita el conflicto que cambiará las vidas de los dos protagonistas, el joven aspirante a escritor y el decano. También Ginsberg y su Aullido. Asimismo se organizan visitas de escritores al centro. La del poeta Robert Frost resulta muy instructiva
"Estoy pensando en el dolor de Aquiles, dijo. Aquel famoso, aquel terrible dolor. Déjenme que les diga una cosa, chicos, un dolor así sólo se puede contar dentro de una forma. Puede que en realidad sólo exista dentro de una forma. La forma lo es todo. Sin ella uno no consigue nada, a no ser un grito desgarrado..., sincero, quizás, con todo lo que eso vale, pero sin profundidad ni alcance. Sin eco. Puede que sea una queja, pero no expresa dolor, y las quejas son peticiones, no poesía. " pág.79
Los chicos copian relatos de autores consagrados. Buscan las sensaciones de redactar con sus manos esos párrafos ya consagrados. Están subyugados por un afán literario. Me recordaron al Pierre Menard, autor del Quijote, de Borges
"¿Qué parte del poema era sueño y qué parte recuerdo? Cuando se llevó prestado el libro, no tenía idea de adonde le podía llevar aquella decisión. No se equivoquen, nos dijo, algo escrito con autenticidad es una cosa peligrosa. Puede cambiar sus vidas." pág.72
El protagonista nunca quiso volver al colegio, quería mantener pura la materia literaria de sus recuerdos 
"La excusa que me di en aquel momento fue que algún día escribiría algo sobre mis años en el colegio, y necesitaba mantener mi frágil visión del lugar. Antes que nada, la memoria es un sueño, y lo que yo tenía era un sueño de un recuerdo, que no se podía poner a prueba." p. 227

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.