miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lea muchas novelas


"Gracias a un contacto familiar, tenía la oportunidad de frecuentar el trato de un filósofo eminente, que era también un hombre encantador y generoso. A petición mía, me preparó una lista de lecturas filosóficas básicas. Hoy, al cabo de medio siglo largo, he olvidado, naturalmente, los distintos títulos que figuraban en esa lista. No obstante, de lo que sí me acuerdo claramente es de la postdata que el gran filósofo escribió a pie de página. La recuerdo tanto mejor cuanto que en ese mismo momento no la comprendí, e incluso me dejó muy perplejo. Esa posdata decía: “y sobre todo, no lo olvide, lea muchas novelas”.  Al leer esta nota, el estudiante inmaduro que yo era se quedó vagamente sorprendido: en cierto modo, la observación no me parecía suficientemente seria. Y, en efecto, en nuestra ingenuidad, a menudo tendemos a confundir lo serio con lo profundo. (En el periódico, el editorial es generalmente serio, y divertidas las caricaturas; pero con harta frecuencia el editorial resulta ser verboso, mientras que las caricaturas son penetrantes). No fue hasta al cabo de muchos años cuando empecé a apreciar plenamente toda la sabiduría de mi filósofo, y ahora encuentro frecuentemente ecos de su consejo. Así, por ejemplo, Théodore Darlymple (el médico que escribe una crónica ingeniosa y mordaz en Spectator) observaba que, entre dos médicos de una misma cualificación profesional, él tendría más confianza en el que leyera a Chejov. Y por mi parte, añadiría: si cometo un crimen, desearía que mi juez fuese un lector de Simenon. "

Simon Leys  La felicidad de los pececillos pág. 129 y 130. El Acantilado

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