domingo, 2 de octubre de 2011

Taxi Driver

de Martin Scorsesse


Escribe Angel S. Harguindey en El País:
"La historia del taxista Travis Bickle, con un extraordinario guión de Paul Schader, podía haberse titulado Viaje al Fin de la Noche, con permiso de Louis Ferdinand Céline.
Un Robert de Niro colosal recorre las noches del Bronx con su taxi. Ha combatido en Vietnam y padece un insomnio crónico. Es un psicótico maníaco-depresivo. No entiende el mundo que le rodea. Mejor dicho, lo detesta. Schrader sabe que Céline es la clave: "Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempreempapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón", escribía en 1.931. ¿Se puede definir mejor el carácter de Travis y su compleja relación con el candidato a la presidencia Charles Palentine?"

Como en las grandes películas tenemos el fondo (los laberintos de la mente)  y la forma (las calles en la noche). Lo personal (su intento de relación con la angelical Cybil Shepherd) y lo general. La bajada a los infiernos para acceder a la salvación.


De dos hierros candentes cuelga el taxista: La soledad intrínseca al ser humano y su necesidad de acción que diría Ortega. Vivir es hacer, ejecutar acciones o planes y Travis en su desesperación elige la inmolación, salvar un alma que entiende pura a cambio de la suya ya anegada. Él se perdió en Vietnam y quiere ayudar para que alguien no se pierda.

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