lunes, 30 de mayo de 2011

Los Puentes






Receptáculos de ideas opuestas
son los puentes.
Su distancia horizontal habla
de trascendencia,
Su declive vertical nos recuerda
la inminencia del fracaso,
La certeza de la muerte.

Construimos, erigimos,
fabricamos,
Pero la muerte es el arquitecto
supremo,
Que modela alturas
Sólo para que haya
honduras.

Construyamos nuestros
excelsos puentes
Sobre mil ríos,
Unamos los confines del planeta;
La tierra aguarda con
paciencia debajo.
Debemos seguir un camino,
Aguzando el ingenio,
Mas sin dejar de aprender
una lección:
El corazón está hecho para
recibir la lanza.

Robert Sheckley
“Trueque mental” pág. 119



R. Sheckley.- Muerto en 2.005, es uno de los grandes de la Ciencia-Ficción. Luchó en la guerra de Corea y a partir de 1951 escribe docenas de excelentes relatos, publicados en las revistas más prestigiosas del género. Su talento más puro se concentra en su obra corta, recopilada en antologías como Ciudadano del Espacio; Peregrinación a la Tierra o Paraíso II.
Si hubiera que señalar algún rasgo singular, sin duda sería su sentido del humor. Un humor ácido, sarcástico, que lo hermana con otro maestro del relato: Fredric Brown, otro profeta del absurdo. Pero mientras que este último usaba el humor como una cortina para ocultar su pesimismo y falta de fe en la humanidad, Sheckley prefería especular acerca de órdenes sociales alternativos (a veces aterradores, como es el caso de THE STATUS CIVILIZATION) y de la indefensión del ser humano ante el universo y los avances científicos.


Sheckley comparte, junto con Philip K. Dick y Kurt Vonnegut el mérito de ser uno de los mejores (y más irónicos) investigadores acerca de la naturaleza de la realidad y el papel que el ser humano tiene en ella.

La Duda

de John Patrick Shanley




El director es el autor del guión y de la obra de teatro en la que se basa, ganadora de un premio Pulitzer y un Tony.
Con la que está cayendo en cuanto a los abusos de menores y las varias inquisiciones que por el mundo pululan (la del Vaticano, la de algunos medios, la del Tea Party, etc), el tema aquí es la Duda. Y leyendo comentarios y blogs, está claro que muchos se quedan en lo accesorio: que si el sacerdote viola al muchachito negro, que si la monja descubre su secreto y por eso logra que lo expulsen, etc, etc.

Quizás aprovechando esa actualidad, el autor nos propone una reflexión cuya tesis no cae hacia ningún lado. La película no trata del abuso de los sacerdotes aunque también; no habla de inquisidores contra la innovación, aunque también; ...habla de la Duda. Y por eso el plano final nos muestra a la endurecida monja sumida en lágrimas. Le corroe la duda.

El sacerdote protagonista comienza la película con un sermón sobre la duda, y toda la trama abunda en ella. Tiene dos escenas estupendas y afiladas. En una se produce el enfrentamiento descarnado entre el sacerdote y la monja intolerante. Ella pregunta inmisericorde, el sacerdote responde tranquilo, pero está claro que algo esconde.
La otra es entre la monja y la madre del alumno. Las dos escenas nos descubren cosas nuevas de lo que ha ocurrido. Las dos escenas son veraces y escuetas. Valientes en suma.

Toda la película transita por el borde de la navaja. ¿Es culpable de abuso el sacerdote? Hay indicios. ¿La monja protege a sus alumnos o es una impenitente intolerante.?
Me parece que resultaría muy atractivo un ejercicio de introspección cuando veamos esta película. Observémonos inclinarnos de una parte o de otra en base a los indicios que vamos conociendo.
Lamentablemente hay que reconocer que si se hubiesen cargado las tintas y las certezas sobre el presunto abuso la película habría tenido más audiencia. Por eso la película también habla de la sociedad y de nosotros.


Dado que todos guardamos secretos, el sacerdote finalmente claudica. La monja gana y al sacerdote la dan una patada hacia arriba. Muy típico de la iglesia. Pero no sabemos la verdad. Quizás nunca la sabremos. Sólo constatamos que todos guardamos secretos inconfesables y que la duda puede convertirse en un agujero en tu pecho.

Toda la película parece un cristal cortante y frío. Nada se esconde y la apariencia es clara, pero ¿verdadera?. El texto es valiente. Las interpretaciones de estos dos actorazos son tan buenas que no nos ofrecen ningún asidero falaz donde engancharnos con nuestros prejuicios.

domingo, 29 de mayo de 2011

Winter´s Bone

de Debra Granik




Como una helada. Película cruda y sin concesiones que nos retrata una América olvidada en un rincón miserable. Casi en plan documental, asistimos a un tipo de vida de supervivencia, deshumanizada, donde la lucha desciende a lo más básico: si cazamos algo, comemos, sino no.

En un bosque remotísimo, viviendo en casas y roulottes aisladas, los personajes aparecen abandonados a su suerte. Al aislamiento del espacio físico se suma el aislamiento de la protagonista, rodeada de lobos humanos. El estado busca a su padre -condenado y bajo fianza- para encarcelarlo. Si no se presenta perderá la casa y todas las posesiones. El que más el que menos está en el ajo del contrabando, así que nadie quiere saber nada de la joven -interpretada con mucha contención por Jennifer Lawrence-, e incluso se muestran amenazantes, déjalo estar, no nos visites, nos nos hables, no preguntes.

Su fuerza está en la desnudez de su propuesta. Una joven busca sobrevivir con dos niños y una madre alienada a su cargo. El paisaje físico y moral es helador. En algunos aspectos recuerda a La cinta blanca de M. Hanecke.
La hostilidad es patente y asfixiante. La joven Ree , como alternativa, enseña a sus hermanos de corta edad a disparar el rifle. Afrontamos la supervivencia.

El tema es contundente y el desarrollo no ofrece concesiones mas que un pequeño rayo de luz al final. El retrato está realizado con una intensa sobriedad.
Gran Premio del Jurado al Mejor Guión en Sundance 2.010.

sábado, 28 de mayo de 2011

Los misterios del lago asesino

de Robert van Gulik

No sé si conocéis al juez Di, pero dentro de la novela criminal y de detectives su figura resulta original y exótica.

Robert van Gulik era un diplomático holandés que estuvo destinado en China y Japón, de donde fue evacuado durante la 2ª Guerra Mundial. Al terminar la guerra viajó a EEUU como canciller en Washington. Finalmente fue nombrado embajador de Holanda en Japón.

Su pasión por la cultura oriental le convirtió en un gran conocedor de su historia, arte y tradiciones. Es muy conocido su libro "La vida sexual en la antigua china".
Según él mismo reconoce, cayó en sus manos una serie de manuscritos donde se relataban hechos criminales y sus actas de investigación. Así que con la inspiración de estos crímenes históricos y la figura del juez Di, Robert van Gulik ha trenzado una serie de novelas con un gusto muy especial.
Según él mismo relata en el Epílogo, el Juez Di fue uno de los grandes detectives de la antigua China. Se trata de un personaje histórico, estadista en la dinastía Tang. Su nombre completo era Ti Yen-tsie, y vivió entre 670 y 700 de nuestra era.

Como en todas sus novelas, aquí se trenzan también tres asesinatos. Recién llegado el juez a su distrito de Han-yuan, es invitado a una fiesta en un barco floral. El lago por donde navegan guarda muertes y misterios. En la cena conoce a los hombres más representativos del lugar. Allí mismo aparece asesinada una bailarina cortesana que previamente había susurrado al juez la necesidad de hablar con él sobre una conspiración que se estaba fraguando. Además cita un problema del juego de damas.


A este misterioso caso no tarda en añadírsele la desa­parición de otra joven recién casada y el asesinato de un carpintero. Todo ello lo afronta el juez Di con su astucia y ponderación habituales. La sagacidad y la penetración psicológica son sus armas más reconocibles. La investigación incluye túneles secretos, claves escondidas en el tablero de damas, intrigas políticas, oscuras pasiones y hasta una secta -El Loto Blanco- que se creía exterminada.

Al atractivo de semejante investigación se añade el remoto ambiente cultural e histórico. Conocemos el papel del juez como administrador del distrito, investigador y fiscal. Junto a él accederemos a las calles de los artesanos, al barrio de las prostitutas y asistiremos al funcionamiento del engranaje administrativo imperial. En cada novela el autor nos presenta un epílogo donde abunda en los usos y costumbres chinas y en la base histórica que tienen los casos que presenta. Las sesiones de los juzgados eran abiertas al público, a la puerta de los juzgados existía un gong que cualquiera podía hacer sonar para avisar que quería poner una denuncia. La ley china no declaraba a nadie culpable si no confesaba su crimen; por eso mismo se permitían los latigazos y la tortura....pero si el acusado sufría daños permanentes o moría, se castigaba al juez, etc.

Las novelas del Juez Di se leen de un tirón. Muchas de sus aventuras aparecen trufadas de monjes, sectas, nobles y prostitutas. Nunca falta un ligero toque erótico.
De la serie, mis preferidas son El Monasterio Maldito, El Misterio del Pabellón Rojo, Los asesinos de la Campana China y La Perla del Emperador, además de la presente.

viernes, 27 de mayo de 2011

Los próximos tres días

de Paul Haggis

Decepcionante película de un autor tan contrastado como Paul Haggis, director piezas tan potentes como Crash y En el Valle de Elah.


A nivel estructural juega con una aproximación paulatina al nudo de la historia, que divide la película en "a los tres años", "a los tres meses" y finalmente "a los tres días" que se centra en el marido de una mujer acusada y encarcelada por un asesinato que no ha cometido. Primero los desvelos y luego los planes de fuga visto que el sistema judicial no ofrece rendijas para poder demostrar su inocencia. El film no se decide ni a ser drama, ni a ser thriller.



Es un remake de la cinta francesa "Pour Elle" de Fred Cavayé. También una película justita. En ella se subrayaba lo que se sacrifica para salvar a la mujer y la opresión que te impide librarte de la injusticia. Pero en este remake, el director parece contenerse para no convertirlo en un thriller con un bruto que arrasa con todo y lo que consigue es quedarse a medias de todo; navegando de anticlimax en anticlimax. Las secuencias carecen de energía, los sacrificios de un hombre corriente aparecen desvaídos, las cuestiones éticas no aparecen.


Russel Crowe realmente parece un hombre común aturdido por unas circunstancias que han roto su vida y su familia. Lo malo es que toda la cinta parece una pelicula común y corriente, tal cual un telefilm de la hora de la siesta.

MIDNIGHT in PARIS - Woody Allen







A estas alturas de la película resulta bizantino discutir si una película de Woody es mejor o peor. Desde hace ya muchos años ha conseguido una envidiable velocidad de crucero que le impide hacer malas películas. Junto con Eastwood son los dos últimos clásicos en activo y sólo cabe decidir si se trata de una obra maestra o no. Esta no lo es, pero la primera película parisina de Woody es una delicia.

Se trata más que de una novela densa y ambiciosa, de una nouvelle. Eso sí contada de un modo sencillo, potenciando los aromas y con unos granitos de pimienta -contra los republicanos, Bush junior y el Tea Party- para una historia evocadora.
Seguro que Woody ha pensado que París es pura magia y en homenaje ha montado un número que aúna magia y ensoñación. La medianoche por sus calles, los gloriosos inicios del siglo veinte y las vanguardias de París, los personajes de la literatura y el arte, todos aparecen convocados en este homenaje que no oculta una reflexión sobre eso tan manido de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Y allí nos vamos, al París de Hemingway, Gertrude Stein, Picasso, Buñuel, Scott Fitzgerald y hasta el torero Juan Belmonte. La verdad es que le ha salido muy española la noche parisina. Pero a pesar de su edad, Woody es un vitalista, la melancolía nos la sirve en pequeños sorbos. La idealización del pasado puede esconder un temor al presente, una claudicación y al fin y al cabo París es una ciudad mágica.


Por ponerle un pero, quizás la película se queda parada cuando empieza el desfile de artistas históricos. Aunque la verdad es que el minuto y medio de Adrien Brody como Dalí es genial y el homenaje a la película de "El fantasma de la libertad" de Buñuel resulta entrañable.


Balas sobre Broadway, Poderosa Afrodita, Todos dicen I love you, Desmontando a Harry, Celebrity, La maldición del escorpión de Jade, Macht Point, Cassandra´s Dream, Scoop. Algunas son obras maestras, otras ¿un Woody menor?...suficiente para aprender y disfrutar de un cine hecho con la sencillez que sólo dominan los maestros.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El bosque de la noche

Djuna Barnes



"Si no la has leído, tienes que ir corriendo a comprarla. Mi primera edición de su novela El bosque de la noche era una de bolsillo de Seix Barral, del ochenta y tantos. Estaba prologada por T. S. Eliot. Barnes era muy amiga de James Joyce, que la respetaba muchísimo. Desgraciadamente, quizás porque era una persona dura y que cedió muy poco, y por la época en la que vivió, con una sociedad machista, solo se aborda su obra en los estudios de género en Estados Unidos, como lesbiana famosa. Es una novelista maravillosa. Me interesa mucho porque patentó este tipo de novela enmarañada, redonda, de voces que se entrecruzan, completamente excesiva, con un lenguaje desbordante y, claro, también en este caso, se trata de una novela nocturna y dionisíaca sobre lo que encontramos debajo de las apariencias, sobre la pérdida de control, la parte oscura… Son personajes que vagan por las calles del París de entreguerras, los bajos fondos, la generación perdida, la de Hemingway, la mayor parte de los personajes son alcohólicos… Todo lo que te pueda contar de ella será algo entusiasta, porque es una obra podadísima con una literatura que se ramifica y que la encumbró, pero también la acabó destrozando"




Blanca Riestra entrevistada por Josep A. Muñoz en revistadeletras.net.
Entrevista completa aquí

Todo está iluminado

de Liev Schreiber



Maravillosa película plena de humor y dramatismo. Pocas veces un libro fue trasladado con tal acierto a la pantalla. El tono de la narración es uno de sus pilares y el otro unos actores en estado de gracia encabezados por Elijah Wood y secundados por un impagable Eugene Hutz.

Basada en la novela autobiográfica de Jonathan Safran Foer, nos cuenta la búsqueda de sus ancestros que el autor emprendió al morir su abuela. Esto le llevó desde Norteamérica a Ucrania. Allí un joven con su padre y un perro se convierten en sus guías a través de los inmensos campos ucranianos hasta llegar a la mismísima aldea originaria de su familia.


La película se beneficia de un humor surrealista y de unos personajes cuya extravagancia los convierte en entrañables. Por un lado el protagonista aparece retratado como un bicho raro, maniático de coleccionar todo tipo de objetos y hasta porciones de tierra que guarda pulcramente en bolsitas de plástico. Al llegar a Ucrania aparece la voz en off del joven guía. Ataviado con chándal y cadenas de oro se pasea chulescamente por la vida demostrando su admiración de papanatas por los personajes y la cultura popular norteamericana. Su forma de expresarse es muy chocante y resulta unos de los atractivos de la película.

A su padre nos lo presenta como ciego, aunque después es quien conduce el coche. Acompañamos a estos personajes tan atrabiliarios en una particular road movie por los inmensos campos de Ucrania. La búsqueda es la del origen, también la del sentido de nuestras vidas amarradas a la memoria. Aunque sea tan frágilmente como dentro de bolsitas de plástico con anillos, pelos, tierra, jabones, etc. La película, de algún modo, nos empuja a cada uno a recordar y buscar nuestro Trachimbrod.

Bien es cierto que la puesta en escena a veces es muy plana, pero el director demuestra olfato para provocarnos sensaciones.


Las escenas hilarantes del comienzo que nos hacen pensar que hemos aterrizado en otro planeta, se van tornando más dramáticas y emotivas según nos vamos acercando al lugar de donde huyeron sus abuelos. Allí una mujer guarda en cajas de zapatos centenares de recuerdos. El coleccionista de bolsitas de plásticas encuentra su paraíso.

Esta última parte produce una emoción sincera y hasta dolorosa. De pérdida, de sueños cercenados, aquello que pudo ser y la guerra aplastó. Ya sólo existe en la memoria.

La mujer de las cajas, el viejo ciego y el protagonista se encuentran finalmente en el centro de este dédalo de caminos. Esa imagen de una cabaña perdida en medio de un mar de girasoles y llena hasta el techo de cajas de zapatos con recuerdos de todos los que fueron quedará para siempre en nuestra memoria.

domingo, 22 de mayo de 2011

Código Fuente

de Duncan Jones
Paso adelante de este interesante director volcado en la ciencia ficción que ya nos entregó una notable ópera prima "Moon", aunque con algunos baches de ritmo.
En esta su segunda película nos ofrece un producto perfectamente elaborado, con una escritura cinematográfica muy rigurosa al desarrollar una enrevesada historia con una punzante intriga que no decae en ningún momento.

El Código Fuente es una avanzadísima tecnología que nos permite penetrar en la mente de una persona muerta y volver a vivir sus últimos 8 minutos.
Jake Gyllenhall es el capitán que afronta esa misión en el tiempo para revivir un atentado en un tren que le permita conocer sus causas y causantes.
El ritmo es sostenido y la tensión creciente. La identificación tan nítida con el protagonista nos hace recibir con dramatismo los datos sobre su verdadera situación. Está muy bien desarrollada la exploración de ese mundo mental, en el cual todos los personajes -menos el capitán- repiten irrrevocablemente sus palabras y actos; mientras que en cada nueva visita el capitán amplía su radio de acción. Va conociendo a otros pasajeros e incluso persigue a alguno de ellos fuera del tren. Siempre, en cada caso, llegado el momento de la explosión vuelve a nuestra realidad para reiniciar el proceso.

Todo ello produce un relato intrigante con realidades paralelas y un suspense que se enfoca en varias direcciones: ¿se puede cambiar la realidad del tren? ¿qué pasa si se baja del tren antes de que explote? ¿cómo se accede al Código Fuente? ¿Cada realidad es cerrada y excluyente?.
Al igual que en Moon, el director Duncan Jones parece gustar de escenarios reducidos para sus tramas. Allí era sólo una estación lunar con algún viaje al exterior. Aquí prácticamente es un tren y dos cabinas. Una donde permanece el protagonista y otra el laboratorio desde donde se dirige el montaje. Producir intriga en espacios tan escuetos no habla sino de un director que no se conforma con medianías.
La película tiene muchos referentes y todos buenos: desde la reciente Origen, pasando por Atrapado en el tiempo e incluso Olvídate de mí.

Sin Identidad

de Jaume Collet-Serra

Entretenido thriller que en su primera mitad ofrece un desarrollo intrigante sobre un doctor que sufre un accidente a su llegada a un congreso en Berlín y pierde la memoria. Esta parte más dramática del metraje recuerda a clásicos como Frenético de Polanski o El Premio de Hichtcock. Posteriormente ya se convierte en una película de acción, persecuciones y agencias secretas.



Con todo resulta un digno producto de entretenimiento que nos llega de la mano de este catalán afincado en Hollywood. Jaume Collet-Serra acostumbrado al éxito en su país de adopción con "La casa de cera" y "La huérfana"; dos típicos productos de serie B pero bien rodados y ejecutados sin complejos. En una entrevista se ha mostrado interesado en montar un productora que cumpla dos objetivos, realizar películas de género dentro de la industria estadounidense y ofrecer oportunidades a los jóvenes que quieran dar el salto tal y como él mismo lo dió en su día. Loable.

El juego de Arcibel

de Alberto Lecchi




¿Puede un juego de estrategia elaborado para matar el tiempo interminable del encarcelamiento cobrar vida y decidir una revolución? Esta historia, tan de Borges, es la que desarrolla El Juego de Arcibel.


En una dictadura latinoamericana un comentarista de ajedrez es encarcelado producto de un malentendido. Con todo el tiempo del mundo por delante en la prisión da en elaborar un juego que integra la complicidad de su hija a través de los crucigramas que publica en el periódico.

Finalmente un rebelde, compañero de celda, a quien alfabetiza primero y con quien perfecciona el juego después, logra huir. La estrategia del juego, sus celadas y engaños son trasladados a la realidad.

El ejército del dictador no entiende nada, está fuera del juego, la lógica de los enfrentamientos no es la de los manuales al uso. Finalmente, el pobre ajedrecista, ya anciano, termina convertido en un demiurgo, cuya sola mente ha logrado dar la vuelta al país.

A pesar de todo la idea de la trama es superior a su realización, que está hecha con lo justo. Pero es suficientemente honesta como para llevarla a buen puerto. El patetismo de las esperanzas revolucionarias están representadas por Juan Echanove. Darío Grandinetti de tanto representar un papel sumiso, a veces resulta inexpresivo.


La película se apoya en un principio y un final excelentes. Comienza con lo que parece un interminable nuevo duelo entre un anciano preso y un general exasperado. Entre ambos un tablero de juego. Se produce un disparo. Pero necesitamos conocer la historia desde el principio antes de saber el desenlace. Esto y la creíble relación que establecen Arcibel y el joven revolucionario mantienen el drama.
Entremedias, situaciones sobre el juego, la vida o la guerra o ¿era todo lo mismo?.

El general del ejército, sorprendido por la motivación y estrategia de los combatientes, obliga a Arcibel a que le enseñe a jugar. Mientras aprende las reglas se queja de que una de la fichas del juego es tendenciosa porque culpa al ejército de una matanza de civiles y deben retroceder varias posiciones en el tablero de juego. Arcibel le responde cogiendo otra ficha donde lee que los grupos guerrilleros también hacen una matanza y deben abandonar el juego dejando que gane el gobierno. El militar sorprendido pregunta: ¿Por qué el gobierno sólo retrocede mientras los guerrilleros pierden el juego ante una matanza de civiles?

Arcibel responde: “Porque si los que quieren cambiar todo actúan como los que no quieren cambiar nada, mejor que dejen de jugar.”

sábado, 21 de mayo de 2011

La misma sangre y otros cuentos

de William Goyen

Resulta muy acertado colocar como título del libro "La misma sangre" que lo es también de uno de los cuentos; ya que en todas las historias aparece en primera línea un parentesco, tres hermanas, un padre y un hijo o un tío y dos sobrinos. Los lazos de sangre significan mucho en estos relatos y junto a los lazos con el terruño, tenemos los dos nudos que tensan la cuerda del libro.


Los cuentos de Goyen ocurren ineludiblemente en Charity, Texas. La sangre y la tierra que transita por todos ellos es la savia de su escritura. En el posfacio se nos comunica que Goyen presionaba a sus alumnos para que hablaran de sus lugares de origen porque "el lugar", decía, "lo es todo, es esencial" en la formación de la memoria, que es la fuente de la identidad. Y esto es absolutamente cierto en estos cuentos. Leerlos es practicar la inmersión en dicho condado: el ritmo vital de sus personajes apegados a la tierra, sus relaciones familiares, las expectativas de sus vidas, sus paisajes conforman un todo indisoluble. Los unos son producto de los otros y viceversa.

Aquí no hay globalización. Es un terreno acotado, remoto, con una forma de vida muy cerrada sobre sí misma y eso, por contra, produce que el mundo se perciba como algo inmenso, a veces inmisericorde. Allí los personajes se sienten ínfimos y no cesan de hacerse preguntas. Y esta es otra de las características de Goyen. Quizás sea en estos cuentos donde he leído más frases interrogativas por página.


De esta selección me gustan especialmente "Si tuviera cien bocas", un relato redondo y tremendo; "Zamour, historia de una herencia" donde una mujer se traslada desde el condado a la ciudad, llevándose con ella las ropas, las horas, la vida de su aldea, para terminar viviendo en una especie de burbuja. Este relato posee todos los ecos de García Márquez o Juan Rulfo. Incluso esa espera en la que se sume la mujer, convirtiéndose casi en un mueble más de la casa, conduce a un desenlace en medio de una inundación que posee el tono bíblico y grotesco del mejor realismo mágico. También es extraordinario "Savata, mi hermana rubia", contado en primera persona por una mujer negra, con un tono acertadísimo de un alma temerosa de Dios.


Aunque sólo fuera por "Si tuviera cien bocas", merecería la pena conocer a William Goyen y comprar sus libros. Es un relato magistral, trenzado con los hilos de la tragedia griega. Un hombre acuna a sus dos sobrinos, uno en cada brazo y relata una historia de la familia. En él encontramos la referencia a un pasado remoto, la trabazón ineludible del amor y la muerte, el vértigo de un destino insoslayable. Los sucesos ocurren en un paisaje que ahora mismo es autopista y fábrica pero que en tiempos fue un bosque ominoso. Y dentro del bosque, una cueva: las personas, sus vidas y sus más impetuosos deseos se nos ofrecen envueltos en una placenta de raíces y tierra de donde surge la tragedia.


A pesar del realismo e incluso la crudeza de estos relatos, no dejamos de encontrar signos fantástcos como el gusano que Arthur Bond tiene en el muslo y que no sabe si es una bendición o una condena, la barba que lucen las tres hermanas en "Zamour,..." o las arenas de un río seco que se acaban tragando un cadáver.


La edición procede de un acuerdo entre la española Páginas de Espuma y la editorial argentina La Compañía. Imagino que por ese motivo aparecen expresiones como "tenía que reportar", "galpón" y otras semejantes. Creo que esto le da un color añadido. No en vano Faulkner y compañía tuvieron su mejor predicamento en Latinoamérica y las extensiones y vivencias de esas tierras mantienen mejor su eco reflejadas desde allí. Además esta edición nos regala un posfacio de la propia traductora, Esther Cross, que es un regalo para los que no conocíamos a William Goyen. En él se dicen cosas como "Goyen permaneció siempre fiel a esas noches de la infancia. Su escritura selló un pacto entre esas historias que oía y la música que los otros no podían escuchar." Y también "Contar un cuento, dijo, era una cuestión de ritmo y cada historia tenía el suyo." O "Quienes son sus personajes? Sus personajes eran personas simples que imaginan y preguntan".

domingo, 15 de mayo de 2011

El Museo del Perro

de Jonathan Carroll
Amenísima novela que con una narración ágil y a ratos irónica nos adentra en la vida de Harry Radcliffe, joven genio de la arquitectura que después de triunfar en todo el mundo sufre un ataque de locura.
La novela comienza con la insistencia por parte del sultán de Saru (país ficticio del Medio Oriente) para que construya a todo lujo el Museo del Perro. Su relación con el sultán, los avatares de la construcción y del propio Saru -acuciado por una incipiente guerra civil- nos sitúan en un contexto muy contemporáneo y realista. Pero todo ello salta hecho pedazos cada dos por tres: la percepción de la realidad de Radcliffe es muy "creativa", además se hace acompañar por Venasque -una especie de psiquiatra o chamán- que le orienta en su laberinto mental, el cual a su vez tiene a Big Top -un bull terrier- que según el sultán tiene poderes puesto que en situaciones críticas es capaz de orientarles hacia la salvación. Y todo ello aderezado con una relación a dos bandas, con dos mujeres independientes y explosivas para aumentar la entropia en el universo Radcliffe.

El libro es la personalidad del arquitecto en cuyos sueños, deseos y relaciones personales se encuentra la almendra.
El otro polo de atracción es un personaje maravillosamente dibujado, Venasque el chamán, que vive con dos animalitos, una cerda vietnamita y un bull terrier llamado Big Top: un personaje más del libro, un vertz según el sultán, que posee el don sobrenatural de proteger a su dueño.
Todo el camino de Radcliffe está jalonado por este tipo de personajes primero Venasque, luego Hasenhüttl y también Morton (un amigo de Viena cuya exclusiva dedicación es realizar escaleras y puertas de madera). Todos le acompañan en lo que al final se demuestra como un viaje espiritual, una nueva visión de por qué construir de nuevo la Torre de Babel.
La verdad es que la novela transcurre por situaciones muy realistas, el arquitecto, sus broncas con las dos mujeres, la situación política de Saru, el diseño del Museo. Ahora bien la inestable personalidad de Radcliffe sumado a los amigos tan peculiares que tiene, hace que encuadremos el libro en una literatura fantástica muy particular. Carroll demuestra tener un don para narrar, es un escritor ingenioso, muchas veces divertido y siempre sorprendente.

Sirva de ejemplo la
ocasión en que tiraron bolitas de M&M a la piscina y los dos se sumergieron hasta el fondo, desde allí miraron los caramelos flotando.
"-Fíjate en esos caramelos, Harry. Ordénalos en tu cabeza. Busca una conexión y dime qué ves.
Lo que veía era musica. Una música que podía leer al instante aunque por aquel entonces no supiera leer música. Una música sublime que tenía todo el sentido del mundo. Venasque, más adelante, me diría que no se trataba de música, sino de mí, "escrito correctamente". "

miércoles, 11 de mayo de 2011

El Sicario de Dios

de Scott Steward







Entretenimiento del siete. Como decía el gran John Ford las películas son lo que ocurre en la pantalla y esto tiene que entretener a los espectadores. Pues bien, yo que me considero un buen aficionado al cine, me gusta en todas sus acepciones sea drama, comedia, western o ciencia ficción. Igual paladeo un Kim ki-duk, un John Sayles, un Juan José Campanella o un Lars von Trier.
Simplemente (?¿) se trata de que esté bien hecho. En este sentido me gustan las películas de género o incluso las superproducciones siempre que tengan una buena historia, estén dignamente realizadas y te hagan pasar un buen rato.

Películas sin más aspiración que entretener, que no son de autor sino de artesano y quizás no tengan mayor trascendencia: yo las llamo entretenimiento del siete. Porque si fuesen del seis o del cinco ya no sería lo mismo. Serían aburridas, tendrían algún fallo sonrojante en el guión o estarían realizadas con modorra.
Así que "El Sicario de Dios", para mí, es entretenimiento del siete. Cierto que es un pastiche de muchas pelis pero tiene una coherencia propia, no deja de avanzar y aunque es sencilla en sus aspiraciones no es simplona. Los efectos especiales son muy buenos y pasé un buen rato.

El esqueleto de la trama reitera nada menos que el de Centauros del desierto (The Searchers) de John Ford, pero no por eso tenemos que buscar un John Wayne o los diálogos de Frank S. Nugent o la cámara de Winton Hoch.

En dos pinceladas de extraordinaria animación (gracias al veterano Genndy Tartakovsky) nos sitúa en un mundo postapocalíptico por una guerra total entre hombres y vampiros. La Iglesia ha creado un cuerpo de sacerdotes experto en la lucha antivampiros y ha encerrado a la humanidad en ciudades fortificadas decretando el miedo y la sumisión (esto me suena). Pero los vampiros siguen sus ataques y además raptan a la sobrina de un sacerdote.
Rápidamente entramos en faena al rescate de la niña. El ritmo es sostenido, la acción continuada y bien rodada, el escenario espectral de un desierto blancuzco y a correr. Con sólo 87 minutos de duración la acción te lleva en volandas a la pelea final. Entremedias te has podido entretener viendo unas oscuras calles de ciudades futuras atestadas como en Blade Runner, una pelea sobre un tren a toda máquina como Matrix (allí encima de un trailer) o una persecución en motos estilo Mad Max.
Con el aprendizaje que hizo en Legión (película fallida, entretenimiento del cinco) Scott Steward ha conseguido en este caso un conjunto entretenido. Otra cosa es que hablemos de por qué las dos películas se centran tanto en Dios, los ángeles y la religión.

Dado que está basada en la exitosa novela gráfica "The Priest" del coreano Min-Woo Hyung, a lo mejor tenemos una saga a la vista.

sábado, 7 de mayo de 2011

Harry Brown

de Daniel Barber
Rutinaria película en la que nos preguntamos lo mismo que uno de los polis: "entonces este caso es de bandas y drogas o es el del anciano con enfisema?"
En un barrio deprimido y deprimente, Harry Brown apura los últimos coletazos de su vida. Después de un largo coma, su mujer acaba de morir y las cervezas y el ajedrez del pub con su mejor amigo también. Una banda de drogatas que lo acosaba, finalmente lo ha acribillado .....así que toca ¡venganza!
La película no aporta nada nuevo ni en el tema, ni en la trama, ni en la situación social. La realización es superficial y ecléctica. La sucinta crítica al sistema -en la presentación de un superintendente egocéntrico- queda en un leve apunte. Ni tan siquiera la simpática Emily Mortimer logra poner en pie a la policía que interpreta con algún espesor.....así que siéntense y disfruten del gran Michael Caine. Alguien tenía que hacer algo y él ya no tiene nada que perder. Hay que limpiar el barrio y todavía recuerda su pasado en el ejército. Lo dicho, sólo él.
A pesar de su edad y de habernos ganado ya el corazón con su ternura, resulta creíble y duro.....incluso con el enfisema que lo manda al hospital.

El asiento del conductor

de Muriel Spark

Tengo en gran estima a esta escritora, pero me da rabia que por artículos, reseñas y solapas pululen los apelativos de obra maestra. John Updike, New Yorker o el estupendo prologuista -Eduaro Lago-, así lo acreditan. No estoy de acuerdo.

No se trata de una obra maestra, pero me ha gustado mucho y ahora tengo que realizar verdaderos esfuerzos por distinguir entre la expectativa fracasada y mi propia ecuanimidad para valorar una obra que me ha gustado de una autora que siempre regala deliciosos momentos de lectura. (todavía tengo en el paladar la estupenda "Memento Mori")
Me recuerda el caso de Cesar Aira. Ambos con enorme facilidad para fabular, ambos prolíficos, ambos me gustan; pero siempre me quedo esperando más, con la insatifacción de que la obra se ha adelgazado, ha perdido enjundia en su veloz recorrido.

Un inglesa va de vacaciones a Italia para tomarse "las vacaciones de su vida". Poco a poco actúa de forma cada vez más extravagante y siniestra. Las veinticuatro horas que relata el libro -desde la salida del avión hasta la llegada al hotel y la búsqueda del fatídico hombre- nos presentan a una persona voluble, que se deja cortejar por unos y por otros, que actúa como buscando algo que no sabemos y que finalmente nos enteramos de que es a su asesino.

Al concluir la novela el círculo se ha cerrado. El crimen que se ha venido anticipando desde el principio del relato, se ha producido. El criminal que, sin saberlo, acudía a una cita que será su perdición, no ha logrado eludirla. Todo ha acabado, todo cuadra, pero no hacemos más que recapacitar y hacernos preguntas: Lise -la protagonista- sabe lo que quiere desde el principio o poco a poco va cayendo en la locura? ¿Que en el hotel coincida con la tía -Sra. Fredke- de su asesino, con la que pasa el día de compras, es coincidencia o estaba preparado? Sus conatos de flirts, primero con el compañero de avión, y luego con el dueño del taller ¿son destellos de autodestrucción?
Me quedaría con la intención declarada de la autora, "entretener angustiando".

El propio título es una más de las bromas macabras a las que nos tiene acostumbrados Muriel Spark. Lise nos conduce desde la primera línea hasta un crimen del que ella es protagonista. Comienza el libro eligiendo un traje con el que acudir a la función y se escandaliza ¡por supuesto!, cuando le ofrecen uno en material que no se mancha. Ella quiere brillar, convertirse en una estrella multicolor.
Recién asentada en el hotel señala en el mapa el lugar donde al final aparecerá el cadáver. También en un momento dado esconde y abandona su pasaporte bajo el asiento del taxi.
Efectivamente Lise conduce sentada en el asiento del conductor.

Creo que lo más valioso es la técnica narrativa. Alguien presentó la novela como un crimen contado al revés. Yo no lo veo así, aunque es cierto que ya en la página diez, la autora te anticipa que al día siguiente aparecerá acribillada. En el presente que recorremos con Lise se nos abren ventanas por donde conocemos el futuro, el desenlace. Así ese mismo momento se convierte en presente y en pasado.

La edición es preciosa. Pone en tus mano un librito de tipografía y tacto delicado, enriquecido sobremanera con un precioso prólogo de Eduardo Lago de título esclarecedor, "Los dados de la muerte regresan al cubilete". En él hace réplica de la obra prologada presentándonos la vida y obras de Muriel Spark recorridas al revés. Comienza con su muerte, sigue con su último libro publicado, etc. Hasta llegar a su mismísimo nacimiento.
Un acierto más en un librito pleno de literatura.

viernes, 6 de mayo de 2011

NUNCA, NUNCA


El silencio era profundo
y se oía la agitada respiración de Alejandra
y algún silbato lejano de los muelles.

Nunca la conoceré del todo, pensó,
como en una repentina y dolorosa revelación.
Estaba ahí, al alcance de su mano y de su boca.
En cierto modo estaba sin defensa ¡pero qué lejana,
qué inaccesible estaba!

Intuía que grandes abismos la separaban
(no solamente del sueño sino otros)
y que para llegar hasta el centro de ella
habría que marchar durante jornadas temibles,
entre grietas tenebrosas, por desfiladeros peligrosísimos,
al borde de volcanes en erupción,
entre llamaradas y tinieblas.

Nunca, pensó, nunca.



(En Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato pág. 80)

P.D. Acaba de morir Ernesto Sábato, colosal autor de una obra doliente. Hombre comprometido que supo dar voz a los dolientes caidos bajo el terror de la dictadura: "Nunca más".
Sirvan sus propias líneas como homenaje.

jueves, 5 de mayo de 2011

El Maestro del Juicio Final









Hace algún tiempo conocí a un joven oficial de la marina que por asuntos familiares había obtenido una licencia de varios meses. Los asuntos familiares que lo ocupaban eran de una naturaleza extraña. Tuvo un hermano menor, que en nuestra ciudad había sido pintor y alumno de la Academia de Bellas Artes. Este hermano que según parece tenía bastante talento un día se suicidó. Fue un suicidio sin ningún motivo; no había ni la más remota razón para semejante acto de desesperación; el muchacho no tenía deudas ni otras preocupaciones materiales, ningún amorío, ninguna enfermedad: en una palabra, el asunto fue misterioso en alto grado. La explicación del trastorno mental momentáneo no conformó a la familia. A los padres, sobre todo, les pareció incomprensible que el hijo no hubiera dejado ninguna carta de despedida. Ni siquiera la frase de ritual en tales casos: Queridos padres, perdonadme, pero no tuve más remedio; ni siquiera estas breves líneas pudieron encontrarse entre los papeles del muerto. En general, tampoco en sus cartas anteriores había una sola palabra que permitiera sacar conclusiones respecto a intenciones de suicidio existentes o en gestación. La familia, por lo tanto, no creyó en un suicidio, y el hermano mayor tomó a su cargo el trasladarse a Viena para esclarecer el asunto.

El oficial tenía un plan firme, que puso en acción con la mayor energía y tenacidad. Ocupó el piso del hermano , tomó sus costumbres y hasta su horario, procuró conocer a las personas con quienes el muchacho había tenido relación. Evitó cuidadosamente otras ocasiones de conocer gente nueva. Se hizo alumno de la Academia, dibujaba y pintaba; pasaba unas horas diariamente en el café del que su hermano había sido parroquiano. Llevó las cosas al extremo de usar las ropas del difunto. Se inscribió en un curso de italiano para principiantes, que su hermano había frecuentado, y lo seguía con rigurosa puntualidad, aunque, como oficial de la marina, dominaba por completo aquel idioma. Y todo eso lo había con la convicción de que de este modo iba a dar indefectiblemente, por alguna casualidad, con la razón del enigmático suicidio: nadie podía hacerle concebir la menor duda acerca de esto.
Había llevado esta vida, que era en verdad la vida de otro, durante dos meses completos, y no sabría decir si en aquel tiempo se había aproximado a su objeto. Pero cierto día llegó a casa muy retrasado. Su patrona, al llevarle la comida a la habitación, no dejó de hacerle observar aquel retraso en contradicción con su manera de vivir, prevista hasta en cada minuto. No lo encontró de mal humor, aunque hizo ciertas observaciones de disgusto sobre la comida, que se había enfriado. Le contó que tenía intención de ir aquella noche a la Opera, para lo cual todavía esperaba conseguir entradas, y pidió que le sirvieran a las once una cena fría en su habitación.
Un cuarto de hora más tarde, la cocinera le trajo el café. La puerta estaba cerrada con llave, pero se oía pasear al oficial dentro de la habitación. Llamó con los nudillos, diciendo: - El café, mi teniente -. Y puso la taza en una mesilla al lado de la puerta. Un rato más tarde volvió para retirar los platos. El café todavía estaba ante la puerta sin tocar. Otra vez volvió a llamar sin recibir contestación. Escuchó entonces arrimando el oído; nada se movía, pero de repente se oyeron palabras y exclamaciones en un lenguaje desconocido para ella y enseguida un grito estridente.
Sacudió la puerta, llamó, pidió socorro, llegó la patrona y entre las dos forzaron la puerta. La habitación estaba vacía pero por las ventanas abiertas se oía ruido en la calle, y fue claro para ellas lo sucedido: abajo se amontonaba la gente alrededor de un cadáver. El joven oficial acababa de tirarse por la ventana; sobre el escritorio todavía estaba su cigarrillo encendido.


En "El Maestro del Juicio final" de Leo Perutz

miércoles, 4 de mayo de 2011

Fringe



de J.J. Abrahams, A. Kurtzman y R. Orci

Nueva magia del creador de "Lost". Para quienes echan de menos "Expediente X". Odio los lugares comunes. Veo tres capítulos. Parece interesante, pero creo excesivo el revuelo. Llego al capítulo ocho....hummm. Empiezo a notar un aroma especial. Continúo hasta el final de la 1ª temporada. Ya está. Me encuentro enganchado a FRINGE.

¿Qué tiene Fringe? Es investigación, ciencia al límite, ciencia ficción cercana, de la que pretende estar ahí mismo a la vuelta de la esquina y personajes con un profundo pasado que termina alcanzándolos.

Tiene Historias, donde la ciencia y la tecnología multiplican y enriquecen las tramas: un científico desarrolla obsesivamente una fórmula sin saber su significado, una persona inhala un polvo y se le licúan los huesos, otra potencia su mente hasta ser capaz de predecir acciones consecutivas de los días venideros...nuestra idea del universo se expande de tal modo, que los últimos capítulos de la segunda temporada nos sumergen definitivamente en un universo paralelo con el que corremos peligro de colisión.

Tiene Señas de identidad, que se multipican en su narrativa, convirtiendo a los espectadores en fieles adeptos que juegan con pasión a desentrañar todos los símbolos y significados que pululan en la serie: los glyph -imágenes casi jeroglíficas que se insertan en los episodios- constituyen un alfabeto secreto con el cual podemos acceder a la palabra clave del capítulo. La identificación de una ciudad o un edificio con grafías que parecen sobrevolar esos mismos edificios y lugares, etc.

Los personajes. La inevitable pareja -chico, chica- pero que en este caso tiene un contrapunto genial en el extravagante doctor Bishop, padre del chico e interpretado de manera chispeante y maravillosa por John Noble. En su personalidad confluyen la mente de un genio científico y la juguetona de un niño que se pierde por las calles de su ciudad o que pide cerveza con miel en medio de una autopsia. Sus investigaciones pasadas con el colega William Bell (interpretado por Leonard Nimoy en unas apariciones fulgurantes pero extraordinariamente memorables) producen un efecto de ida y vuelta constante. Investigaciones que en muchos casos rompieron los límites conocidos de la ciencia -Walter Bishop permaneció veinte años en un manicomio- y siguen ofreciendo luz a los actuales acontecimientos.

Ideas. A borbotones. El choque entre este universo y otro paralelo que es idéntico en tod, ciudades y personas, aunque con perceptibles cambios (podemos ver una Nueva York donde sí se construyó la Torre que diseñó Gaudí); el libro de la Primera Gente (una humanidad que existió antes de los dinosaurios). En fin, ideas brillantes que aparecen por doquier, marcadas en lo científico por una plausibilidad intrigante: la investigación y el control de la mente, las realidades paralelas, la tecnología para contrarrestar la fuerza de la gravedad o para traspasar sólidos, etc. La idea conspirativa aparece en varias facetas (la agente Dunham es parte de un grupo de niños con los que se realizaron experimentos para domar ciertos superpoderes), los Observadores (calvos, trajeados, con sombrero) que aparecen puntualmente en la trama como cuidando que los acontecimientos sigan un derrotero determinado o los agentes del universo alternativo que se camuflan entre nosotros con un aparato que copia el físico de quien se conecta.


Y finalmente la dramaturgia, la presentación de los materiales narrativos de forma que cada plano resulte interesante, que cada nueva secuencia suponga un avance en la trama, un aspecto que revele nuevos datos. Muchos capítulos una vez vistos se podrían resumir en cuatro líneas: pero su presentación y desarrollo se plantea siempre de un modo sugerente e intrigante. Todo ello sin que falte la pimienta, esos momentos de niño grande que nos regala de vez en cuando el doctor Walter Bishop; personaje carismático donde los haya, de talla y originalidad comparable con el ínclito Greg House.

A disfrutar.

lunes, 2 de mayo de 2011

Las vidas posibles de Mr. Nobody

de Jaco Van Dormael






Brillante película donde se nos cuenta las vidas alternativas de la última persona mortal en el mundo: Nemo Nobody.
A punto de morir, ante un periodista y su psicoanalista como testigos, Mr. Nobody rememora muchas de sus vidas, sin discernir cuál fue la verdadera. Hay tres compañeras de instituto con quién desarrolló vida, amor y familia. O bien cuando se separaron sus padres y -en una escena central de la película- el niño se queda con su padre mientras despide a su madre en una estación de tren....o bien en la misma estación decide unirse a ella...


El diseño de producción es notable, las secuencias tienen brillantez. En un montaje con brío, ante nosotros se va conformando un puzzle que tiene un atractivo visual enorme. Las abruptas transiciones de una vida a otra mantienen el interés, aunque quizás no la tensión.

La película ilustra y declama alegorías y teorías como la del caos, o especulaciones sobre la física cuántica y el determinismo. Siempre se muestra interesante aunque el fondo de la historia resulta un tanto gélido, carente de emoción y hasta de humor.