domingo, 5 de diciembre de 2010

El regreso

de Alistair Macleod

Albricias. Recorro un par de librerías de viejo en Málaga y encuentro este libro en tapa dura de la editorial RBA. Lo típico: leo la solapa sobre el autor y los exagerados halagos de la contraportada. Pero hay algo que me llama la atención aparte de los 5 € del precio y lo compro.

Así es como entro en contacto con este maravilloso autor que tan bien sabe buscar las fibras del corazón y delicadamente tañerlas.

Hoy en día está de moda y hay carreras para publicar todo y lo último de Alice Munro -maravillosa autora también de cuentos y también canadiense-; pero por el motivo que sea, el señor Macleod se ha quedado en el limbo. Leo en algún blog que no es un autor multitudinario, sino secreto y que los verdaderos paladares literarios lo tienen en su altar. Será verdad.

Sus relatos están trenzados sobre lo más auténtico del alma humana. Pienso que cualquiera de nosotros nos vemos reflejados en esos jóvenes repletos de deseos que huyen del pueblo a la ciudad, que ven desde fuera a los adultos como rocas empeñadas en resistir todo tipo de embates y sólo sospechando que hubo un tiempo en que no todo fue así.

Por supuesto hay un poso de tristeza en todos los relatos y máxime cuando su territorio es rural e insular (ese Cabo Bretón tan remoto y tan cercano), pero la belleza entera de esta batalla perdida que es la vida, podemos encontrarla en cada uno de ellos.

En este caso comparto los elogios de la contraportada, que no son exagerados: "Estos pausados y maravillosos cuentos -vibrantes y audaces-, aparentemente simples, pero de una extraordinaria destreza y precisión son, sin duda, pequeñas obras maestras."

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