viernes, 26 de noviembre de 2010

El olvido que seremos



El olvido que seremos
de Héctor Abad Faciolince

Tiene razón Javier Cercas cuando se refiere a esta obra como "un libro tremendo y necesario, de un coraje y una honestidad arrasadores".
El autor cuenta la vida de su padre, médico y defensor de la igualdad social y los derechos humanos en la Colombia de los años 70 y 80 del siglo pasado. Un doctor en lucha con los poderes instituidos para preservar la salud pública, la libertad de cátedra, la tolerancia...y que mientras tanto velaba por su hijo con un amor incondicional.

Es una biografía, sí pero es más. ¿Es una novela? sí pero es más. ¿Es un texto literario de personajes e ideas? sí pero es más. Sin ser tan abstracto o literario como Magris o Sebald, el libro es un artefacto que habla de la infancia, de la educación, de la violenta sociedad colombiana de esos años, de la emigración sudamericana, del crimen político....El libro está relacionado con obras como "Vieja escuela" de Tobías Wolff o "Soldados de Salamina" de Cercas. Obras que son narración histórica por verídica y a la vez literatura por la potencia narrativa del autor.

Como todo gran libro es a la vez muchos libros:
La infancia recuperada. El relato de esos años de juegos y aprendizaje del autor con la amorosa presencia del padre ocupa dos terceras partes del libro.
El crimen político. Su secuencia tiene la intensidad de un thriller, dónde estaba cada personaje, cómo se enteró, qué lo presagiaba, cómo se gestó.
La tragedia familiar. La muerte de la hermana, Marta Cecilia, tiene todos los ingredientes del drama de un ángel que desaparece.
Años de hierro. Una minoría empeñada en preservar sus privilegios a costa de la mayoría, incluso llegando al asesinato. Una historia con personajes levantada sobre una verdad ya referida por el historiador Tony Judt: la desigualdad social es corrosiva. Corrompe a las sociedades por dentro, dejó escrito.
De algún modo el espíritu del libro está teñido por los clásicos de la literatura en castellano: hay dos poemas que lo sobrevuelan permanentemente: el soneto de Borges, del que sale el título y Las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, muchas de cuyas estrofas incluso aparecen reproducidas en el libro.

Reflexión sobre la muerte, sobre la infancia y la educación, reflexión del papel de héroe: el padre tiene notas sobre su propio papel y su consciencia de un previsible asesinato: "un sentimiento moral muy elevado corre siempre el riesgo de desbordarse y caer en la exaltación del activismo frenético. (...) Esos reformadores a ultranza, Savonarolas, Brunos, Robespierres, pueden llegar a ser personas que hacen, a su pesar, más mal que bien. Ya Marco Aurelio decía que los cristianos -los locos de la cruz- obraban muy mal al llegar hasta el sacrificio por una simple idea de verdad y de justicia".

El propio autor reseña su libro:"Nunca acepté resignado la muerte de mi hermana, ni nunca podré aceptar con tranquilidad el asesinato de mi padre.(...)Este libro es el intento de dejar un testimonio de ese dolor, un testimonio al mismo tiempo inútil y necesario".

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