lunes, 20 de septiembre de 2010

MYSTIC RIVER - de Clint Eastwood










El río y la culpa.-

He vuelto ha visitar el barrio de los Lands, al lado del Mystic River. No sé si es la cuarta o la quinta vez que veo esta película: es asombrosamente compacta, negra y densa. Me doy cuenta que el leit motiv es la culpa. Dave, el niño secuestrado para vejarlo, se siente no víctima sino culpable. Su mujer desata la tragedia por sentirse cómplice de esta culpabilidad. Jimmy (Sean Penn) se siente culpable y envía 500 $ todos los meses a la familia de quien fue su compañero y delator. El policía que investiga la muerte de la hija de Jimmy (Kevin Bacon) se declara culpable ante su esposa del fracaso de su matrimonio, etc.

Así que toda la película va fluyendo como el propio río Mystic, sucio, negro y lento; mientras descubrimos las miserias que la vida ha deparado a cada uno de los tres niños con que se abre la pelicula: Dave aparece trastornado cada noche por los lobos que acechan (los pederastas), Jimmy carga con su pasado carcelario y de cabecilla de una banda de delincuentes, el policía recibe llamadas pero sin decir palabra, de su mujer huida.

Por supuesto la novela es muy buena, pero el guión de Halgeland brilla a gran altura y la realización de Eastwood tiene el pulso de los clásicos formando una densa amalgama con todas esas historias paralelas: la historia de la hija de Jimmy y Brendan, la historia de Solo Harris, la licorería donde trabajó y robó Solo Harris, la primera mujer de Jimmy, "yo tuve los huevos de enfrentarme a ella y enamorarla", era de armas tomar, la mujer de Dave con su peso de culpa y sospecha.

Y los actores, ¡vaya colección!. Sean Penn, Tim Robbins y Marcia Gay Harden están soberbios. Pero los demás también brillan a gran altura: Laura Linney, Kevin Bacon y Laurence Fishburne sin olvidar al gran Eli Walach y todos los niños que están en el corazón de esta tragedia.

Hay escenas memorables como en la que vemos a Dave entre las sombras de su habitación apenas susurrando el cerco de los lobos, la conversación de Jimmy y Dave en el porche, su misma conversación en la ribera del Mystic River o el alegato de Laura Linney (esposa de Jimmy) reconociendo a su hombre como el macho dominante que siempre las protegerá.

El final es espléndido y doloroso: un montaje en paralelo donde vemos a la vez la resolución del crimen por parte de la policía y la ejecuión de Dave como chivo expiatorio de toda la tragedia que ¡cómo no! concluye al borde del Mystic River: "aquí es donde lavamos nuestros pecados" dice Jimmy mientras asesina a Dave. Todos somos culpables.

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